Zack, Robert y Sirius entraron a una celda donde dentro esperaba Mandy McNeal, sentada con los brazos cruzados y una expresión fría y calculadora que se desvaneció al ver a Zack, entonces sonrió de una forma que solo podría describirse como desquiciada. —Zack… sabía que vendrías por mí… Intentó levantarse para abrazarlo, pero Sirius se adelantó y la empujó lejos de él, haciéndola chocarse contra la pared. —Te subestime demasiado, Mandy… debí haberme encargado de ti desde mi primera sospecha. —Zack sacó un guante y se lo enfundó en la mano lentamente—. Tú arrojaste a Moira por las escaleras hace siete años, ¿no es cierto? —Ella se quedó en silencio un momento. —No, se cayó sola, yo no… —Calló cuando Zack de pronto le asestó una fuerte bofetada en el rostro. —Mi padre me enseño a no golpear mujeres, y yo nunca fui una persona violenta, pero tú… —Se quitó el guante y lo metió en su bolsillo— tú no eres una mujer. Ni siquiera eres un ser humano… y yo me asegurare de que te trat
Moira se acercó lentamente al enorme edifico corporativo donde su novio Zack, el CEO e inventor reconocido como el más joven y el más famoso del país, seguía trabajando a pesar de que todos sus empleados hace tiempo que se habían marchado ya. El corazón le latía fuertemente en el pecho mientras avanzaba hacia las blanquecinas puertas dobles, y hasta sintió que se saltó un latido cuando finalmente entró a la oficina y vio a Zack trabajando en el proyecto de desarrollo de esa nanotecnología capaz de curar casi cualquier tipo de enfermedad o heridas que lo hizo tan famoso alrededor de todo el mundo. Zack Irissa era prácticamente el hombre más famoso del mundo.Y ella era solo Moira Jineo , una amiga de la secundaria por muchos años, y su novia desde la universidad.Aunque obviamente la notó entrar, Zack no levantó la cabeza de lo que sea que estaba escribiendo en sus papeles importantes, papeles que seguro para él ahora mismo eran más importantes que ella, su novia de cuatro años. —Hol
Después de hablar con Zack, Moira regresó a la casa que había compartido con él por dos años y tomó sus maletas ya hechas con todo lo que se llevaría. Dejaba algunas cosas atrás, pero nada demasiado importante, seguramente él se desharía con gusto de todo. Metió las maletas al asiento trasero de su auto y empezó a conducir directo al aeropuerto. Sin embargo, las lágrimas rápidamente nublaron su vista. La bocina de un auto la hizo doblar justo a tiempo para no provocar un accidente de tránsito, un accidente que tal vez la dejaría mal herida y le quitaría la única razón por la cual no deseaba morirse ahora. Estacionó el auto a un costado de la carretera y apoyó los codos en el volante mientras enterraba el rostro entre sus manos. Intentó contener las lágrimas, intentó ser fuerte, pero no pudo, todo lo contrario, cada vez se sentía peor y peor, cada vez lloraba más y más, con sollozos que hacían temblar su cuerpo. No podía, no podía pretender que nada le hacía daño, ella no era como
Moira no se permitió deprimirse, muy a pesar de que parecía que la vida le daba una patada tras otra. —Lo siento mucho, señorita Jineo, como no llegó el día acordado y no llamó para notificarnos el cambio de planes, decidimos contratar a otra persona que también estaba interesada en el puesto. —E-está bien, entiendo. —No le quedó de otra más que resignarse, esto se ganaba por irresponsable—. Gracias de todos modos. —Entonces ¿perdiste el empleo en Londres? —le preguntó Lilly con pesar en otra de sus visitas. —Lo olvidé completamente, fui muy estúpida. —Suspiró—. La verdad es que no quiero irme del todo… —Llevó sus manos a su vientre—. Quisiera que nazca aquí en California, que es donde nosotras nacimos, pero… necesito irme de aquí. No quiero volver a cruzarme con Zack nunca. —Se cruzó de brazos. —Bueno, eso se puede arreglar. —Robert sonrió, chasqueando los dedos—. Te quedas con nosotros hasta que el bebé nazca y por mientras te conseguiré un empleo en Londres. Y nos aseguraremos
Cuando pasaron seis meses desde el rompimiento de Zack y Moira, él no sintió que hubiera muchos cambios en su vida. Siguió ocupado con sus proyectos e inventos que significarían la salvación de millones de vidas alrededor de todo el mundo. Necesitaba masificar su nanotecnología para ponerla al alcance de las personas con bajos recursos, que eran las poblaciones más vulnerables. Esto claramente no le fue fácil, había intereses políticos y económicos tratando de frenarlo, empresas que se caerían por completo sí llegaba a implementar su tecnología, pero le importaba muy poco ese tipo de cosas. Él quería lograr el avance científico de la humanidad y nada lo iba a detener. Se ganó muchos enemigos con su tecnología, pero también muchos amigos, tenía sus conexiones y solo le faltaba encontrar el modo de hacer la más importante de las piezas con un material barato para que la masificación a nivel mundial fuera posible. Era el hombre más famoso del mundo, uno de los más poderosos, y nada
—Muy bien, niños. ¿Alguien puede decirme en qué país y en qué ciudad se creó el llamado "WIX", la nanotecnología que puede curar casi cualquier enfermedad? Cuando nadie contestó a esa pregunta, la maestra decidió escoger a uno de sus alumnos de seis años al azar.—Mmm… ¿Tú lo sabes, Lutxi? —Le dio la oportunidad a una de sus alumnas favoritas para responder. La pequeña lindura de coletas y hermosos ojos claros rápidamente sonrió con nerviosismo. —¿M-Madrid, España? —Obviamente no sabía la respuesta. La maestra suspiró mientras negaba con la cabeza. —No, dulzura. El WIX se inventó en California, Estados Unidos. —¿Cómo puedes no saberlo si tú naciste ahí mismo? —Uno de los niños problemáticos sonrió cruelmente—. ¡JAJA, Lutxi es una tonta! —La señaló groseramente. Toda la clase empezó a reírse y la pequeña Lutxi rápidamente se paró de su asiento con toda la intención de golpear al que empezó la broma, pero la maestra rápidamente intervino. —Niños, suficiente o habrá examen sorpres
Al ver a su hijita perder la sonrisa y sobresaltarse por el ruido, Moira de inmediato tomó aire y se obligó a dejar sus sentimientos de lado y sonreír como si nada pasara. —Pero que desastre. Mamá es tan torpe. —Rio nerviosamente—. Por suerte quedaron más galletas en la cocina, puedes comerte las mías si quieres, de todos modos, no me gustan tanto. —Se arrodilló en el piso para comenzar a juntar la comida arruinada.—¿Y… por qué dices eso de ser como ese inventor famoso? ¿No que lo único que te gustaba de la escuela era educación física? —preguntó disimuladamente. —Bueno, sí pero… —Volvió a sonreír—. Mi maestra me habló de ese científico que vive en la ciudad en la que nací, ¡y él es genial! ¡Irissa Zack es la persona más genial de todas! ¡Quiero ser como él! —¡Auch! —Moira se distrajo al escuchar eso y acabó cortándose con los fragmentos del plato. —¡Mamá! —Los ojitos claros de su niña se llenaron de preocupación y de inmediato se quitó los auriculares y corrió hasta ella. —¡No t
A pesar de que su madre no parecía muy aficionada a Irissa Zack, Lutxi no pudo evitar seguir buscando más entrevistas suyas en internet cada que su madre le prestaba su computadora portátil.Y la verdad era que cada vez que lo escuchaba hablar solo se interesaba más y más en la ciencia. Y solo admiraba más y más al Dr. Zack. ¡Él era la persona más increíble de todo el mundo!Buscar el significado de las palabras que no entendía de lo que el científico decía en cada video nuevo que veía la hacía toparse con otras palabras que no entendía, cosa que despertaba su curiosidad y la derivaba a buscar más y más conocimientos. Zack era muy activo en redes sociales, pero no para presumir su fama, más bien para enseñar, y se tomaba muy en serio la educación de los niños. Lutxi lo consideraba su nuevo maestro favorito, empatado con la maestra que se lo recomendó. Pronto sintió que el internet no era suficiente y comenzó a pedirle a su madre que le comprara libros, sobre todo los libros que