—¿Que los deje partir? ¿No fuiste tú el que dijo que no debía permitir que se marcharan? —regañó Dannon, luego de que Izan le planteara que diera su autorización para que Emilse y Adrián regresaran al mundo humano antes de la próxima batalla.—Hay que analizar detenidamente la situación. Ellos estar
Las mejillas de Kallen se sonrojaron ligeramente, cuando de pronto, oyó un sonido. No era uno que provenía del exterior, sino dentro de sí misma. Repentinamente, las cadenas que sujetaban las muñecas de Minerva se fragmentaron y cayeron alrededor de sus pies. Ella se miró las manos y sus ojos no pu
Dannon tragó saliva y se mantuvo mirándola con los ojos bien abiertos. Aunque la maldición no se rompiera, al menos anhelaba recuperar sus facultades lobunas. Sin embargo, luego de que su entusiasmo llegara al pico más alto, cayó de golpe. Liberó los hombros de Kallen y retrocedió un paso.—¿Qué su
Transcurrieron los días y el bosque se había tornado bastante tranquilo, como si ambos Clanes hubiesen olvidado la última batalla. Ninguna de las dos manadas daba indicios de dar el primer paso para empezar un combate. Después de la batalla de la frontera, los guardias que vigilaban los límites de
Los tres que han sido nombrados, además de Kallen, estaban presente y escuchaban atentamente las explicaciones de Dannon dentro de su estudio. —Magnus atacará al flanco derecho. Debes encargarte de todos los centinelas, guardias y guerreros que encuentres rondando la zona. Elimínalos a todos pues n
—Tú no harás nada. Te quedarás aquí y no te moverás bajo ninguna circunstancia. —Alfa, ¿de qué habrá servido adueñarme de los poderes de Minerva si no puedo hacer nada para proteger al Clan? —Lo hiciste para que esos poderes no te mataran, no para poner tu vida en riesgo de esa manera —refunfuñó—.
Luego de haber derribado a los dos centinelas, un miembro del escuadrón de Dannon fue asignado para liquidar a todos los caídos, pues el Alfa no deseaba llevar prisioneros. Una vez que el escuadrón avanzó, empezaron a dispersarse. Buscaban a otros centinelas que controlaran la zona, generalmente se
El centinela se vio en un aprieto y, en cierto modo, Magnus también lo estaba. No podía dejar que el centinela permaneciera con vida, pese a que llevara a un cachorro consigo. "No quiero prisioneros, mátenlos a todos", recordó las palabras del albino. El guerrero que se había colocado detrás del c