***** En la mañana siguiente, Izan se dirigió al calabozo durante las primeras horas y pidió ver a Adrián, a lo que los guardias lo llevaron hasta su celda. Apenas ingresó, el olor desagradable golpeó su olfato. —¡Puaj! —llevó la mano a su nariz, aproximándose a Magnus—. Algo se está pudriendo aq
El guardia se inclinó hacia Emilse y la tomó de los brazos. —¡¿Qué haces?! ¡Suéltame! —vociferó ella. —Estoy seguro de que te has aburrido bastante encerrada aquí, divirtámonos un poco —la presionó contra su cuerpo. —¡Basta, detente! —gritó y consiguió darle un puñetazo en la cara. Para el guard
—Y-Ya veo. Supongo que… no podemos negarnos. —No es una petición, es una orden directa del Alfa —manifestó—. Ahora, salgamos. Izan la llevó de la mano y la guió hasta la salida del calabozo, a lo que los rayos solares chocaron fuertemente contra el rostro de Emilse. Colocó su mano libre a la altur
—Sí, me lo imagino. Los dos suspiraron profundamente, pues ambos conocían al Alfa a la perfección y sabían lo difícil que era lidiar con él. Luego, Izan miró al hombre en la camilla y le dedicó unas palabras. —Lo hiciste bien, Adrián. Lo soportaste bien —alentó—. Que sepas que tu hija y tú son lo
Kallen salió de la mansión y comenzó a correr hacia la dirección que Débora le había indicado. Le comentó que, a ciertos kilómetros, lo estaría esperando un caballo que consiguió para ella, así que debía llegar lo más rápido posible. Mientras hacía esto, Dannon salió de su estudio y se encaminó a l
—¡Izan, Izan! —su voz retumbó en toda la mansión, haciendo que el Beta bajara de la cama de un salto y fuese corriendo a donde se encontraba el Alfa. Apenas traía unos pantalones cortos de dormir y no había espabilado, pues salió de sus sábanas sin tomarse el tiempo de despertar apropiadamente. Ni s
Kallen miró aterrorizada la manera en que estaba siendo arrinconada por lobos del Clan enemigo. Eran un grupo de cuatro y caminaban lentamente alrededor de ella. —Nunca había visto a una híbrida con mis propios ojos —manifestó Almir, el Beta de los Ginebra—. Eres mitad loba pero no puedes transform
Dannon siguió los vestigios de su propio olor y, de esa forma, dio con el paradero de Kallen.Ella tembló por debajo de la sombra de Dannon debido a que el pavor corría por sus venas, pero su corazón se sintió regocijado desde el minuto en que apareció. —Alfa… —pronunció con un nudo en la garganta