—¿Sacerdotisa? ¿Crees que necesitaré un exorcismo? —cuestionó Dannon en tono mordaz. —Esperemos que no —replicó Cloe—. Por favor, piense en lo que le dije sobre los prisioneros. Mientras tanto, le recetaré unas plantas medicinales para su herida y para aliviar las jaquecas. —Te aconsejo que te olv
—¿Eso es malo? —agregó. —Esperemos que no —replicó—. Solo hubo dos híbridos en el Clan Mordou. El primero fue un macho y tú eres la primera hembra. No tenemos registros sobre las híbridas, así que con tu existencia hemos estado aprendiendo. El híbrido macho había preñado a una de nuestras lobas y e
Dannon entornó los ojos, mirándola con la expresión seria. —No fue la misma, ha cambiado. Pero no te preocupes —agregó rápidamente. —¿Usted… está siendo honesto conmigo? ¿O se lo está inventando porque quiere volver a pasar la noche con la híbrida con la excusa de que es la única que lo hace senti
—¿Porqué hay un establo aquí? Ni siquiera hay caballos —comentó Débora tras llegar a la caballeriza. Casi nunca salía de la mansión, pero, esa tarde, decidió hacerlo. Era la primera vez que veía el establo y no tenía idea de que su existencia se debía a que Dannon lo mandó construir para resguardar
Una vez que se marchó, Kallen y Dannon se miraron a los ojos. —¿En qué lo puedo ayudar, Alfa? —preguntó ella. —Aguardaré por ti en mi estudio. Quiero que vayas para allá en una hora y que lleves la lira. Tocarás nuevamente para mí esta noche, hasta que me quede dormido. —¿Acaso dormirá en el estu
El albino se apoderó de los labios de la híbrida y aquel sabor dulce de su saliva lo dejó extasiado, lo cual lo hizo aferrarse a ella con más insistencia. Temía que, si la soltaba, aunque fuera por un segundo, ella aprovechara para zafarse de él. Kallen luchó por liberarse, pero éste, aunque estaba
Aquella oscuridad que se manifestaba en el pelo de Dannon simbolizaba un mal augurio, pero Kallen no podía evitar que le resultara tremendamente sensual. Los mechones de color azabache parecían describirlo a la perfección, pues calzaba con su personalidad cruel e insensible. La híbrida tenía la mir
Era medianoche cuando Kallen y Dannon se dirigieron al estudio. El Alfa se había puesto sus prendas nuevamente y la híbrida tenía puesta una túnica igual a la anterior. Dannon no le colocó de vuelta los grilletes en los tobillos, pero traía los de las muñecas. Kallen tomó la lira entre sus manos y