En segundos, aquella calmada y fría ladera se transformó en un sangriento campo de batalla.Los demonios mestizos lanzaban zarpazos y buscaban morder a los hombres que formaban parte del clan de Yuvan, pero ellos se lanzaron sobre los seres infernales con sus espadas en alto dispuestos a cortarles la cabeza.Los golpes iban y venían y la sangre que manchaba el pasto de la pradera pertenecía a ambos bandos. El negro que lideraba el grupo de los humanos miró con sorpresa cómo el único demonio superior que había aparecido los ignoraba para enfocarse solo en Borya.La piel verdosa de Aym, llena de escamas en ciertos lugares, le daba un aspecto repulsivo, pero también lo hacían los enormes cuernos que sobresalían de su cabeza, sus pómulos hundidos y su lengua cortada en la punta, como la de los reptiles.El demonio corrió hacia su enemigo con las filosas garras listas para degollarle la garganta.Borya empujó a Anna tras de sí y se quitó con rapidez el abrigo dejando que toda su esencia de
Introdujo su lengua dentro de su boca, saboreando con avidez cada rincón de su interior hasta que la falta de oxígeno lo obligó a detenerse.Apoyó la frente en la de ella para bañarla con su aliento cálido.Ese aire ardoroso mantenía el fuego que había quedado en los labios de la joven, suplantando la ira que le había invadido la mente y el corazón por un deseo avasallante.—El aroma del rastro angelical que hay en tu sangre, enloquece a los de mi raza —explicó Borya mientras recuperaba la cadencia de su respiración—. No quería que ese demonio la descubriera. No quiero que nadie se entere de ella. Me pertenece solo a mí —dictó, sosteniéndola con firmeza de la cabeza para que ella no se apartara. Su fragancia lo embriagaba, haciéndolo olvidar la furia que lo había dominado.Volvió a besarla con arrebato, sintiéndose dichoso al obtener respuestas positivas de la mujer.Anna lo tomó por el cuello de la camisa y la abrió de un jalón rompiendo los botones. Al tener su pecho descubierto lo
—A todos nos mueve una motivación, pero si no poseemos la energía necesaria para actuar, no llegaremos muy lejos. —Ella respiró hondo y se mordió los labios con ansiedad. Quería llegar a él, pero sabía que no lograría hacerlo si no le daba algo de sí misma—. Mi madre, poco antes de morir, me confesó que yo soy como la onceaba o doceava generación de un hijo nacido entre un ángel y un humano. Heredé esa línea de sangre por parte de mi padre, por eso, la bestia que lo atacó diez años atrás se enfocó en él cuando entró en el establo y no en Yelena. La sangre de Yelena está sellada, por eso la bestia no la olió, pero la de mi padre sí.—¿Esa bestia estaba allí por Belfergor? —inquirió Borya, buscando encajar las piezas de aquel puzle.—Sí. Mi madre me dijo que él buscaba a Yelena rastreando su sangre, pero la bestia llegó fue a mi padre. Por eso se lo devoró a él y a ella solo alcanzó a darle un zarpazo para apartarla.—Eso quiere decir, que tú y Yelena son descendientes de la misma mujer
Borya respiró hondo y se levantó de la cama dejando el cepillo con el que había peinado los cabellos de Anna en una cómoda.Ella se sintió inquieta por un instante, agobiada por una sensación de pérdida cuando él la dejó, poniendo distancia entre ambos. Una distancia de apenas un par de pasos, pero que a ella le parecieron kilómetros insuperables.Sin embargo, su corazón latió rebosante de alegría cuando él se aproximó de nuevo y se inclinó para darle un beso en la cabeza, tal vez, intuyendo sus emociones al descubrir su mirada ansiosa.—Vamos a la cocina. Necesitas alimentarte.Anna se aferró otra vez a su mano al verlo apartarse.—Estoy bien. Sigamos charlando —suplicó, temerosa de haberlo agobiado con exigencias hasta el punto de no querer permanecer a su lado.Sentía que ya no podía estar lejos de él. Se había vuelto adicta a su presencia, a su olor, a su calor, al sonido de su voz y a su mirada inquisidora.—Hagámoslo en la cocina. Tienes que comer algo.La jaló, levantándola de
A Anna le costaba salir de su asombro. Para ella, los demonios siempre fueron animales terroríficos.Monstruos feroces, deformados y desagradables, que solo vivían para matar y hacer daño. Sin embargo, estaba sentada en la mesa con dos de ellos, y ambos se comportaban de forma tan elegante y civilizada que la hacían sentirse abrumada.—Toda esa teoría que me contaste sobre los planes de Belfergor resultó no estar muy alejada de la realidad —reveló Amon limpiándose la boca con una servilleta al termina su borshch.El demonio realizaba movimientos pausados y cuidados, parecía un diplomático en plena cena de trabajo.Minutos antes de sentarse a comer, Borya le había confesado que Amon era un demonio muy antiguo.Un demonio superior que había sido servidor de Satanás, el anterior rey del infierno, y ahora formaba parte de la corte real de Lucifer como un demonio superior mensajero.Sin embargo, por su ancianidad, actuaba de forma bastante independiente, aunque esa era una forma muy sutil
Borya se giró para enfrentar a Amon con las manos apoyadas en las caderas y el rostro transformado en una máscara de furia y angustia.—Necesitas beber de la sangre de tu madre —expuso con seriedad el demonio mensajero.—No quiero hacerlo. Eso me atará aún más a ese destino maldito del que quiero escapar.—¿Y crees que beber sangre de un ángel te aleja de él? —Borya lo fulminó con la mirada, pero Amon no se intimidó—. La sangre de esa chica no es pura, pero igual tiene un porcentaje angelical importante que afectará la protección que te impuse. Ya de por sí se ha vuelto débil porque te niegas a beber la sangre de Lilith, quizás por eso Belfergor captó tu aroma, pero ahora, al consumir la sangre de esa joven, se debilitará más.—¿Por eso me ubicó Aym con facilidad? —inquirió. El demonio superior lo halló luego de que él se alimentara con la sangre de Anna.—Sin la protección de Lilith serás blanco fácil para ellos. Aquí en la casa estás seguro, el hechizo que impuse es muy fuerte, pero
Al quedar solo, Borya se dirigió a la casa, cabizbajo. Cerró la puerta y se apoyó en la madera mientras su mente trataba de encontrar otras soluciones a su problema.No quería ser el próximo rey del infierno, pero tampoco quería perder la causa por la que había luchado con ahínco, mucho menos, perder a Anna.Recién la había encontrado, comenzaba a sentirse cómodo a su lado, como nunca antes lo había estado con otra persona. No era justo que cortaran desde ya su relación sin haber probado si podía funcionar.Al escuchar que se rompía un vidrio en la parte superior del hogar suspiró con agobio y cerró los ojos un instante.—Otra vez no, maldita sea —se quejó y enseguida se teletransportó a la habitación donde ella estaba atrapándola antes de que saltara por la ventana rota.Al tener su sangre en las venas podía sentirla con mayor intensidad que antes, ubicándola en segundos.—¡Suéltame! —gritó la chica y pateó tratando de liberarse de él, aunque sabía que sería imposible escapar de su c
En la población de Blaye, un antiguo puerto medieval ubicado al sudoeste de Francia, que por siglos había funcionado como un fuerte desde donde se defendían las fronteras francesas de las decenas de guerras que la azotaron, y que aún conservaba los restos de la ciudadela, estaban asentados los viñedos de Drake Dewhorn, el mitad bestia que protegía a Yelena Golubeva, la hermana de Anna.Cinco días después de lo sucedido en la montaña Man-Pupu-Nyor, en Urales, y de la difícil conversación de Borya con Amon, Anna pudo reunirse con su hermana en el Château de Drake, donde se produjo un encuentro bastante emotivo.Lágrimas, risas, regaños y besos se compartieron por casi una hora, hasta que ambas lograron calmar la efervescencia de sus emociones y se encerraron en una de las habitaciones para contarse las aventuras que cada una había atravesado hasta ese momento.Drake y Borya les dieron la privacidad que necesitaban saliendo al exterior del Château en dirección a las bodegas.La noche est