A Drake le costó convencer a Yelena de entrar en la casa de Natasha, a pesar de que Borya se había adelantado para revisar que no hubiese personas extrañas.Ni él ni Drake sentían presencias sobrenaturales, solo ella.El hogar era una vieja construcción de madera con habitaciones amplias, pero todas estaban abarrotadas. La madre de Natasha era una vieja curandera que fabricaba sus propios medicamentos naturales.En los mesones y estantes pegados a las paredes había infinidad de frascos, llenos y vacíos, así como ramas de hierbas colgando del techo y macetas con plantas en los rincones.Yelena miraba con angustia una exhibición de restos de animales y serpientes sumergidos en un líquido amarillento, pero también podía divisarse trozos de seres infernales.En uno de los anaqueles vio una variada muestra de huesos, sin animarse a preguntar de qué eran. Uno de ellos parecía un cráneo humano, pero tenía cuernos de unos veinte centímetros sobresaliendo del hueso frontal, habituales en los d
—No recuerda cómo se produjo el cambio en ella —respondió Drake para salvarla de dar explicaciones, pero aquello lo que generó fue más interés en Natasha.La bruja rodeó la mesa donde trabajaba para acercarse a Yelena.—Puedo ayudarte a recordar. Conozco un hechizo ideal para eso.Esta vez, los ojos claros de la mujer, a Yelena le parecieron sinceros y preocupados, pero la enorme sombra negra que crecía tras ella y se inclinaba en su dirección, despertó sus miedos.Algo maligno y muy poderoso se cernía tras la bruja y parecía querer alcanzarla.Buscó refugio tras Drake, logrando que él reaccionara para protegerla.—No tenemos tiempo para estas cosas. La prioridad es ir a Urales —dijo deteniendo el avance de Natasha con una mano, y sin darse cuenta, el de la sombra.El sonido de unas voces y risas resonó en el exterior de la vivienda, todos reconocieron a Iván y a sus otros cuatro compañeros en ellas.—Está bien, lo haremos en otro momento —cedió Natasha, mostrando una sonrisa insatisf
Mientras sus acompañantes estaban pendientes de Natasha y del conjuro que ella realizaba, Yelena procuraba serenarse para no demostrar su inquietud.Si la bruja poseía una espada igual a la que usaba Alexey Kozlov y hacía conjuros similares a los de él, entonces, era posible que fuera su aliada y perteneciera a la misma agrupación rebelde en la que supuestamente estaba ese cazador/hechicero.En ese caso, ella también podría estar detrás de Drake. ¿Y si se trataba del misterioso Morobil?Su corazón latió con bríos cuando la bruja se aproximó a Drake para imponerle su protección.Los recuerdos del sufrimiento que él experimentó cuando Borya lo liberó de la maldición que Alexey le había transferido le abrumó la mente, llenándola de la misma rabia y el mismo miedo que la invadió en esa ocasión.Un fuego devorador se avivó en su interior cubriéndola con su furia. Su cuerpo se tensó, al igual que sus puños, y su visión comenzó a enrojecerse.Cuando la bruja estuvo a un paso de Drake, ella s
Vizhai era el último asentamiento habitado antes de comenzar a subir a la montaña.Un pequeño pueblo creado en lo que anteriormente había sido el primer campamento base instalado por los escaladores que se dirigían al pico Otorten, una montaña ubicada en el lado norte de la cordillera.Se teletrasportaron en las afueras del pueblo, en una construcción abandonada donde antes había estado un laboratorio de armas químicas militares.Ahora solo quedaba chatarras, maderas podridas y olvido. Sin embargo, el lugar era ideal para que un grupo de demonios se reuniera sin que los humanos sospecharan.Algunos de los que vivían en ese pueblo trabajaban para los demonios superiores. No podían confiar en nadie.Revisaron por última vez el plano de la laberíntica guarida. Según lo averiguado por Iván, con información obtenida por demonios y humanos que en alguna ocasión estuvieron en ese sitio, bajo la montaña Kholat Syakhl, o «Montaña de la muerte» según los Mansí, existía un túnel que serpentea en
La entrada al ala este de la guarida era una puerta pesada de hierro atornillada a la roca y medio cubierta por la nieve. El mecanismo de cerradura era antiguo, con cadenas y candados tan viejos y oxidados, que de seguro llevaban siglos en ese lugar.Como ya no había legiones de bestias creadas con humanos y los demonios podían entrar y salir con la teletrasportación, esas puertas permanecían siempre cerradas.Borya y Drake tuvieron que esforzarse por romper las cadenas y separar las hojas que por el desuso estaban casi selladas.Cuando al fin estuvieron abiertas, una ráfaga de aire putrefacto y caliente salió de su interior.—Maldición —se quejó Borya cubriéndose la nariz y la boca con la parte interior del codo—. Imagino que así olerá el infierno.Yelena miraba entre asombrada y aterrada el largo y sombreado pasillo que se extendía frente a ella, débilmente iluminado por unas piedras encendidas como carbones que se hallaban cada tanto.—Esos miserables monstruos decoraron este lugar
Aunque Iván había diseñado un mapa y estudiado la seguridad de la guarida con ayuda de testigos y de expertos, él debió suponer que un lugar tan importante como la sala de los tesoros tenía que poseer no una, sino varias capas de seguridad, como las que él utilizaba en su mansión.Los demonios no eran tan tontos como para dejar sus valiosas pertenencias sin la suficiente seguridad y teniendo a muchos humanos codiciosos trabajando cerca.—Y ahora, ¿qué hacemos? —exclamó Yelena.—Teletrasportarnos adentro —dijo evaluando el interior.Los láseres debían ser como hojillas. Si tocaba alguno, lo rebanaría como si ellos fuesen cuchillos de carnicero. Sería imposible pretender esquivarlos.Veía cubículos separados por cristales poblados de anaqueles llenos de objetos valiosos, pero al fondo se veía una bóveda redondeada sembrada en la pared, que poseía un sistema de cerradura similar al de la puerta.Allí debían estar los objetos de mayor importancia, como las gemas del destino, pero si usaba
Belial cerró los puños con furia y gruñó mostrando sus espantosos colmillos para luego abalanzarse sobre Drake. A Yelena se le enrojeció la mirada y rugió llena de ira, provocando otro atronador bramido en una sala contigua que inquietó a Belfergor.Por instinto, ella colocó las manos frente a Belial pretendiendo detenerlo. Del centro de sus palmas se produjo una explosión piroquinética que brotó una ráfaga de llamas que expulsó a Belial por los aires, estrellándolo contra un par de cubículos de cristal, haciéndolos pedazos.Todos los objetos valiosos guardados en los anaqueles se desparramaron en el suelo.Al tener a Belial lejos e inconsciente, se centró en Belfergor, pero este alzó las manos en señal de rendición.—No pienso lastimarte —aseguró sin dejar de observarla con sorpresa.—¡Aléjate de mí, deja de acosarme! —pidió ella con enfado.Afuera se gestaba una batalla. Iván había acudido con el resto de los demonios, quizás, alertados por Borya, y peleaban contra los humanos y los
—¡Belial despierta! —gritó Yuvan desde afuera, al ver que el demonio movía débilmente una mano como signo de que volvía en sí.En segundos, Drake colocó su mano en la frente de Yelena y la sacó de allí e Iván hizo lo mismo con Yuvan. El resto de los demonios inferiores los siguieron sin dudarlo.Drake apareció con la joven en la sala hexagonal de su mansión en Estonia y no en Ekaterimburgo, como habían acordado. Le importaba muy poco que Iván se enfadara por haber roto el acuerdo, dejando a Borya encargado de resolver esa situación.Su prioridad era Yelena, quien cayó en sus brazos rota en miles de pedazos apenas pusieron los pies en la casa.Ella aprovechó la soledad para llorar por la realidad que le habían revelado. Una verdad que la perturbó más que lo vivido durante toda su existencia, una respuesta que hubiese querido nunca haber escuchado.—¡Drake, dime que no es verdad, dime que no soy hija de ese demonio, por favor, dímelo! —rogaba abrazada a él, estremecida por la angustia q