Frederick los interrumpió para anunciarles que la cena estaba lista. Ambos decidieron postergar la conversación para ir a sus habitaciones a cambiarse y atender sus necesidades básicas.Drake no había ingerido alimentos desde la mañana y Yelena poco había comido por cuidar de él y averiguar sobre Alexey Kozlov.Mientras estaban en el comedor, Borya apareció. Por un momento el demonio quedó paralizado al ver las marcas de mordiscos que ambos tenían en sus cuellos. Decidió no hacer ningún comentario, aunque entendía perfectamente la situación.—Los demonios que aparecieron en el Astoria no estaban allí para crear caos y muerte como ha estado sucediendo en otras ciudades del planeta —comentó mientras bebía un whiskey, lo único que aceptó al sentarse en la mesa con ellos—. Eran parte del ejército de Astaroth y fueron en busca del cazador.Yelena y Drake dejaron de comer al impactarse por esa noticia. Se decía que el infierno estaba gobernado por un triunvirato de demonios: Lucifer, Belceb
—¿Y si Alexey se está haciendo pasar por cazador por algún motivo, pero en realidad, no pertenece a ese gremio, ni a los hechiceros? ¿Puede existir una tercera facción?Ambos hombres la observaron con atención. Ella respiró hondo sabiendo que debía mejorar su explicación.—¿Y si el chico está metido en todo esto por petición de otra persona, o grupo de personas, que busca afectar los intereses de un príncipe del infierno? Supuestamente, Astaroth está detrás de él. Eso quiere decir que es posible que lo que Alexey haga lo moleste a él. No creo que un chico imprudente se atreva a fastidiar a un príncipe del infierno solo porque le provoque, debe existir un grupo de poder a sus espaldas.El silencio reinó en el comedor un instante mientras los hombres se observaban entre sí examinando esa posibilidad, que, aunque parecía absurda por su complejidad, no resultaba una completa locura.—Lo único que ha preocupado a Lucifer y a los príncipes del infierno es la disminución alarmante de los dem
Borya se levantó para despedirse, pero antes, le pidió a Drake conversar un segundo en privado. Yelena se quedó en el comedor culminando su cena mientras ellos se retiraban al salón.—¿Qué sucede?—¿Qué es Yelena?Drake apretó la mandíbula ante la pregunta del demonio. Sabía que él se interesaría por la naturaleza que la joven había revelado en el departamento del cazador.—Es un asunto solo de mi incumbencia.—Estás dejando de lado nuestro plan para priorizar el de ella, así que ahora también me incumbe.—¡No estoy dejando de lado nada! —rebatió molesto y encaró al demonio con amenaza—. Tú mismo dijiste que esta incursión a Urales podría ayudarnos a encontrar una solución a mi problema. Allí estaremos más cerca de Alexey y quizás hallemos información del cazador, o podríamos toparnos con un hechicero rebelde que me ayude a quitarme la maldición y corte el vínculo con Belial.—Eso lo entiendo, pero nuestra prioridad es encontrar al cazador o esa ayuda, no inspeccionar la guarida de Be
—El asunto de Abrahel, en realidad, tiene que ver con Belfergor. Él busca a Yelena desde hace diez años porque fue él quien dio su sangre para convertirla y quiere reclamarla. Abrahel debe saber esa historia y tal vez busca un favor de ese demonio. El tema de las gemas debe ser una mentira para entregársela.—Es posible, Drake, pero… ¿Piensas que todo es por un juego entre demonios? —porfió Borya contrariado.—Deja de analizar conspiraciones —lo regañó.—No analizo conspiraciones, analizo realidades. ¿Cómo no puedes preocuparte por todo lo que está pasando? —Drake lo observó con cierta ansiedad, cruzándose de brazos—. Hay posibilidad de la existencia de una tercera facción en contra de los demonios, Alexey es una prueba de ello. Además, Astaroth pasa de sus demonios de guerra y envía a mensajeros directos, los humanos se atreven a lanzar una bomba nuclear cerca de una zona de contención y los demonios se reúnen en secreto para responder a ese ataque aunque han sufrido otros peores y n
Para ellos, aquella noche fue larga. Dedicaron cada segundo a amarse, a conocerse, y a compartir sueños, risas y buenas anécdotas.Drake descubrió a la joven tímida e insegura, pero también, a la de personalidad temperamental. Esa que había aprendido a ocultarse por miedo a que Belfergor la hallara, pero que no se detenía cuando se trataba de sobrevivir.Aunque muchas veces se paralizaba, finalmente daba el paso necesario para salir de un aprieto, siendo el soporte de su madre mientras estuvo viva y la mejor compañera de luchas de su hermana.Yelena conoció al hombre indetenible y decidido, que no se cansaba de la vida a pesar de contar con tres siglos de existencia, porque decía que aún no había hecho realidad sus más anhelados sueños: ser libre y tener su propia familia, por eso, no podía morir.Aunque pasó mucho tiempo aislado, no tenía miedo de enfrentarse a los demonios y rebelarse a sus órdenes y dedicaba su vida en buscar un medio que lo librara del acoso de Belial, pero además
Enseguida estuvieron en la habitación de él. Un dormitorio bastante amplio con un área de estudio donde se hallaba un computador con un monitor de más de sesenta pulgadas, rodeado por infinidad de equipos electrónicos.—¿Jugaremos un rato? —preguntó ella, dirigiéndose hacia ese lugar.Pero Drake no la dejó avanzar mucho. La retuvo por la cintura y la hizo retroceder.—¿A dónde vas?—Aquí tienes los mejores videojuegos. ¿Cierto?Las inquietudes que pudo haber tenido Yelena por lo electrónico murieron una vez que se giró quedando a escasos centímetros de Drake, tropezando con su pecho duro y confortable y recibiendo en sus labios el calor de su aliento.—Sí, están los mejores. Con algo he tenido que entretenerme durante todos estos años de soledad.Él la envolvió en sus brazos pegando su rostro al de ella, llenándola de mimos y besos por toda su cara mientras sus manos buscaban meterse bajo su ropa para acariciarle la piel.—¿Con videojuegos? ¿Nunca trajiste aquí a mujeres?Drake sonrió
Cuando Borya llamó a Drake, era de noche. Él tuvo que interrumpir el videojuego que compartía con Yelena y activarle la opción de un solo jugador, porque ella no quería esperar a que él terminara para continuar.Se había enviciado con la partida. Descubrió que amaba asesinar zombis.Mientras él se retiraba hacia el área del dormitorio, ella se quedó en el estudio arropada por el sonido estimulante del juego y los constantes disparos de la ametralladora.Entre el largo entrenamiento de tiro y esas estimulantes partidas, la chica se sentía una profesional.Drake regresó casi una hora después y se sentó con agotamiento en la segunda silla de gamer, que tuvo que buscar en el salón de juegos para compartir partidas con Yelena.Mudó además, todas las pertenencias de la chica del dormitorio que Frederick le había asignado al suyo. Estaba dispuesto a no dejarla salir de su cama, ni de su vida, por mucho tiempo. La quería para él.—¿Qué te dijo Borya? —preguntó ella sin dejar de asesinar zombi
Se olvidó de los zombis para ocuparse de algo mucho más beneficioso: amar y dejarse amar.Debía tomarse muy enserio eso de aprender a controlar sus emociones para dominar su faceta como ser infernal y algo que hacía brotar sus instintos salvajes, era la pasión que él despertaba en ella.Se levantaron a media mañana por culpa de la visita de Borya. El demonio impuro ya tenía todo preparado para la invasión a Urales.Luego de ducharse y cambiarse, Yelena lo esperó en el estudio jugueteando con uno de los mandos mientras él terminaba de ponerse los zapatos.—¿Qué pasa? Has estado muy callada —quiso saber Drake abrazándola por la cintura.—Solo estoy algo inquieta. He tenido muchas ganas por ir a Urales, pero ahora que estoy a un paso… tengo miedo.—Es normal tener miedo.—El miedo me paraliza.—El miedo te salva.—Me paralizo y por eso lastiman a los que me rodean —insistió con rabia y dejó el aparato en la mesa para girarse hacia él, aunque esquivando su mirada, simulando acomodarle el