―Mamá Teresa, Papá José ¡Estoy tan feliz de verlos! ―exclamó Samantha al abrazar a los padres de Joy. ―Y nosotros a ti, hijita, no es lo mismo verte por una pantalla que darte este abrazo ―aseguró Teresa con lágrimas en los ojos. ―Estas son mis hijas, Adrienne y Althea. ―Samantha como toda madre orgullosa presentó a sus hijas. ―Niñas saluden a la abuela Teresa y al abuelo José. ¿Recuerdan cuando hablamos con ellos por teléfono? ―Sí, mamá, ellos son tus papás potizos ―respondió Ady. ―Tita Joy te los prestó ―Aclaró Aly por si había alguna duda. Las gemelas se acercaron a los padres de Joy para darles un abrazo. ―¿Y Tom y Julie dónde están? ―preguntó Sam extrañada. Tom era el hermano pequeño de Joy, estaba casado con Julie y tenía unas hijas de cinco y seis años. ―En la piscina, sus hijas la vieron desde el balcón y no tuvo más remedio que llevarlas. Julie está con él. ―Los he extrañado mucho, ¿Se van a quedar? ―preguntó Sam emocionada. ―No lo sé, hija, es que esto es tan difer
Aristo se giró para cubrir a Sam con su cuerpo antes de que el disparo resonara, sintió el impacto en la espalda y se desplomó llevándose consigo a su esposa. Horrorizada, Samantha lo empujó levemente y vio como Celeste era impactada por el disparo de uno de los guardaespaldas, pero aun así levantó su brazo para volver a disparar contra ellos. A pesar de las protestas de Aristo, Samantha se puso sobre él para protegerlo, ya tenía una herida por salvarla, quizás si recibía otro disparo moriría. Prefería irse con él que vivir sabiendo que murió para protegerla, que la amaba tanto que dio su vida por ella, tal como una vez le dijo. ¡No! No permitiría que la dejara sola. Sabía que sus hijas estarían seguras, tenían a Demetrio que las amaba por sobre todas las cosas, tenían a Alec que sabía que las cuidaría y a Joy y Flavián, sus padrinos. Múltiples disparos sonaron a su alrededor, pero ninguno le dio en el cuerpo. Flavián por instinto cubrió a Joy cuando escuchó el primer disparo. La empu
Sam se levantó con rapidez seguida por Demetrio, Alec y las demás personas que estaban allí por Aristo. Pensó que traía buenas noticias por la cara de tranquilidad del médico.―La operación fue un éxito. ―informó el galeno generando exclamaciones de tranquilidad y alegría a su alrededor ― Pudimos extraer la bala, tuvo mucha suerte, entró por el omóplato y estuvo a un centímetro de tocar el pulmón, pero no fue así. No hay daño grave, solo deberá tener reposo y cuidados con la herida hasta que cicatrice.―Pero tuvo un paro cardiaco en la ambulancia, ¿eso es consistente por el tipo de herida? ―preguntó Sam.―Tuvo una pérdida importante de sangre lo primero que hicimos fue detenerla y hacerle dos trasfusiones, no debería volver a presentarse de nuevo.Sam sintió que su alma volvía a su cuerpo y volvió a respirar con tranquilidad. Miró a Demetrio que estaba parado a su lado y vio que tenía los ojos húmedos mientras afirmaba con la cabeza a cada palabra del médico. Su corazón se condolió al
Cuatro meses después. Samantha se miró en el espejo de su habitación y sonrió con aprobación al ver el resultado, vestía un traje color champagne con encaje blanco adornado con cristales que dejaba su espalda casi al descubierto con un escote en forma de corazón. Un elegante recogido completaba su atuendo, su cabello libre de adornos esperaba por la corona nupcial que le pondrían a ella y a Aristo para la ceremonia. Las únicas joyas que la adornaban eran unos aretes de diamante y su anillo de compromiso. No aquel que Aristo le dio años atrás, si no uno nuevo que representaba un nuevo comienzo. Se lo entregó poco después de salir del hospital. Tenía tres diamantes incrustados. ―Es hermoso, Aristo, muchas gracias. ―dijo Samantha mirado su anillo ―Supongo que este del medio me representa y las piedras más pequeñas son las gemelas, ¿no? ―No, las piedras pequeñas representan el pasado y el futuro. Atesoro el pasado de nuestra relación porque mes dio dos hijas. Y anhelo nuestro futuro por
El pueblo entero había acudido a la iglesia para ver la boda, el lugar estaba a reventar de personas y había muchos afuera bajo la sombra de los árboles esperando para ver salir a los novios. Y es que en esos cuatro meses las cosas también habían cambiado en la isla. La familia se abocó a la construcción del hotel escuela y ya contaban con la matrícula de treinta personas del pueblo que estaban ansiosos por comenzar a aprender y trabajar. Había lista de espera de los antiguos moradores de la isla que se habían marchado en busca de mejores oportunidades, deseaban la aprobación de la junta comunal para volver a la isla y poder trabajar en el hotel. Por lo que los Christakos estaban construyendo casas hacia el centro de la isla destinada a los empleados del hotel y trabajando con el gobierno para mejorar la escuela y el ambulatorio médico. Samantha por su parte, comenzó con las clases de baile después de que a Aristo se recuperara del ataque de Celeste. Tenían tantas alumnas que, entre
―¿En dónde estabas? Las niñas estaban listas para dormir y no llegaste, me costó que se durmieran ―preguntó Alec a Emma.La había estado esperando impaciente, caminando por el pasillo donde estaba la puerta de la habitación que sus hijas tenían en su casa.―Donde estaba no es asunto tuyo, Alec, así que no vengas a reclamarme, tú también eres su padre y de vez en cuando puedes ocuparte de meterlas en la cama.Alec la tomó por el brazo halándola hasta su habitación que estaba frente a la de las niñas, no quería que ninguno de los invitados al matrimonio de Aristo los viera discutiendo en el pasillo, o peor, que las niñas despertaran por su pelea.―Cuando me enteré de la existencia de mis hijas te pedí matrimonio, Emma, y me rechazaste. Yo quiero ser un padre a tiempo completo, quiero que mis hijas se críen en esta isla con su familia y con todas las ventajas de ser unas Christakos, así que no me digas que no deseo cuidarlas y atenderlas.―Entonces, ¿por qué demonios me reclamas, Alec? E
Dos meses después―¡No puedo creer que falten tres días para tu boda! ―exclamó SamanthaEstaban en un spa compartiendo lo que sería una especie de despedida de soltera privada para Emma y solo estaban aparte de la novia, Joy y Samantha.―Yo tampoco lo puedo creer ―respondió Emma con una sonrisa ―El tiempo pasó volando, organizar la gran boda que quiere Dionisio ha sido un trabajo de tiempo completo, a pesar de que contratamos a la maravillosa organizadora de bodas que me recomendaste.―Ella es fabulosa, que más pesadilla puede ser que hacer nuestra boda en la isla y todo lo resolvió en tres meses que fue el tiempo que le dimos Aristo y yo ―Señaló Sam ―, pero la recomendación provino de Joy que fue la primera que la contrató.―Me gustó el modo en que mantuvo la calma después del ataque en mi boda, como guio a los invitados y se ocupó de todo. A esa mujer puede estarse incendiando el vestido de novia, encima de la novia y es capaz de resolver la situación.―Sí, cuando Dionisio le pregun
Después de una noche sin poder dormir, Emma se levantó pálida y ojerosa, la angustia que tenía en el pecho le impidió conciliar el sueño. Debió citar a Dionisio el día anterior para contarle lo del bebé y cancelar la boda, pero era una cobarde. No supo cómo decírselo y no era como si en ese momento lo supiera, más no podía postergarlo más. Así que lo primero que hizo al despertar fue pasarle un mensaje para decirle que necesitaba hablar con él y le pidió que se pasara a media mañana, de no haberlo hecho en ese momento hubiese perdido el valor. Cuando bajó a desayunar sus padres y hermanos la miraron preocupados, sin embargo, al estar las gemelas presentes se abstuvieron de hacer preguntas. ―Emily y Amelia vayan a jugar al jardín mientras recogemos la mesa ―les ordenó su mamá. Cuando las niñas se fueron Emma les pidió a su padre y hermanos que la acompañaran al salón lejos de los indiscretos oídos del servicio. ―¿Qué ocurre, cariño? Desde que llegaste ayer de tu salida con Samantha y