Dos meses después―¡No puedo creer que falten tres días para tu boda! ―exclamó SamanthaEstaban en un spa compartiendo lo que sería una especie de despedida de soltera privada para Emma y solo estaban aparte de la novia, Joy y Samantha.―Yo tampoco lo puedo creer ―respondió Emma con una sonrisa ―El tiempo pasó volando, organizar la gran boda que quiere Dionisio ha sido un trabajo de tiempo completo, a pesar de que contratamos a la maravillosa organizadora de bodas que me recomendaste.―Ella es fabulosa, que más pesadilla puede ser que hacer nuestra boda en la isla y todo lo resolvió en tres meses que fue el tiempo que le dimos Aristo y yo ―Señaló Sam ―, pero la recomendación provino de Joy que fue la primera que la contrató.―Me gustó el modo en que mantuvo la calma después del ataque en mi boda, como guio a los invitados y se ocupó de todo. A esa mujer puede estarse incendiando el vestido de novia, encima de la novia y es capaz de resolver la situación.―Sí, cuando Dionisio le pregun
Después de una noche sin poder dormir, Emma se levantó pálida y ojerosa, la angustia que tenía en el pecho le impidió conciliar el sueño. Debió citar a Dionisio el día anterior para contarle lo del bebé y cancelar la boda, pero era una cobarde. No supo cómo decírselo y no era como si en ese momento lo supiera, más no podía postergarlo más. Así que lo primero que hizo al despertar fue pasarle un mensaje para decirle que necesitaba hablar con él y le pidió que se pasara a media mañana, de no haberlo hecho en ese momento hubiese perdido el valor. Cuando bajó a desayunar sus padres y hermanos la miraron preocupados, sin embargo, al estar las gemelas presentes se abstuvieron de hacer preguntas. ―Emily y Amelia vayan a jugar al jardín mientras recogemos la mesa ―les ordenó su mamá. Cuando las niñas se fueron Emma les pidió a su padre y hermanos que la acompañaran al salón lejos de los indiscretos oídos del servicio. ―¿Qué ocurre, cariño? Desde que llegaste ayer de tu salida con Samantha y
―¿Pueden dejarme sola con Dionisio, por favor? ―Pidió Emma porque sentía que debía pedirle perdón hasta el que entonces fue su prometido.―¡No! ―dijeron a la vez Alec y Colin.―Vaya por primera vez están de acuerdo en algo ―dijo Fergus con ironía.―Alec, me lo debes después de lo que has hecho hoy, así que te exijo que te lleves a las niñas al jardín posterior y esperes a que esté dispuesta a hablar contigo. Y tú Colin, por última vez, no te metas más en mi vida, soy una adulta que debe tomar sus propias decisiones, que pueden estar erradas, pero son mías, así que largo de aquí.Fergus abracó a su hermano por el cuello y lo arrastró hacia el interior de la casa. Por su parte, Alec tomó las manos de sus hijas y obedeció a Emma, sabía que llevaba ganada esa partida y podía darle el espacio para que terminara con el imbécil de Dionisio.―Estaremos en la cocina, por si necesitas algo ―dijeron sus padres siguiendo a sus hijos.Su prometido la miraba con los ojos entornados como si no le i
―Dime. ¿Cuál es tu plan donar todo lo de la fiesta? ―preguntó Emma mientras conducía al hotel donde se realizaría en banquete. Allí mismo estaba alojada la organizadora de bodas y sus ayudantes.―Primero hablaremos con la organizadora de bodas para que divida tu gran recepción en dos fiestas, todo quedará igual, decoración... ―¿La decoración tiene tus iniciales y las del imbécil? ―preguntó de pronto Alec.―No, no las tienen, no me gustaba como se veían las dos letras juntas y no lo llames imbécil que ese privilegio solo es mío ―respondió Emma.Alec sonrió.―Bien, como te decía: dividimos todo para dos fiestas incluyendo el gigantesco pastel. Le dirás a la pastelera que en vez de montar cuatro pisos que haga dos pasteles de dos pisos, sin iniciales, por favor. Una vez acordado todo con tu organizadora, buscaremos en las iglesias más humildes de la isla a dos novias que quieran una recepción de lujo.―Pensé que íbamos a pedir que empacaran la comida y la enviaríamos a hospitales, asilo
Las palabras de Alec la hicieron retroceder en el tiempo. Recordaba con claridad como había llegado a Santorini agotada. Acababa de terminar sus estudios, había dedicado los últimos siete años de su vida a lograr una doble titulación en Administración de Empresa y Derecho, para inmediatamente después comenzar la maestría en negocios internacionales. Al tiempo que trabajaba de la mano de su papá, un respetable hombre de negocios en Alemania y Reino Unido. Al llegar a la casa que sus padres habían comprado en la isla, se dio cuenta de que las reparaciones previstas estaban lejos de concluir, por lo que tomó su coche y buscó un hotel cercano para pasar la noche y descansar.A la mañana siguiente, se puso su bikini, un vestido playero encima y bajó a desayunar. Después de un suculento desayuno bajó a la playa y se tumbó debajo de un toldo. ―Creo que deberías ponerte protector solar.Las palabras la sacaron de un estado de somnolencia, por lo que molesta se sentó para ver quien era el val
Emma se despertó con lentitud, sentía el cuerpo agotado, pero muy satisfecho. Aún sin energía suficiente como para abrir sus ojos se estiró con flojera, sintió que le dolían músculos que no sabía que existiera. Una sonrisa asomó a sus labios, la noche anterior había hecho el amor dos veces más antes de caer rendida de cansancio y sueño. Estaba segura de que amaba a Alec y pensó que él debía sentir algo por ella, él había sido tierno y apasionado, la amó con cada centímetro de su cuerpo por lo que Emma se atrevió a soñar con un futuro juntos. Se giró buscando el calor del cuerpo de Alec, empujando la almohada de él al piso, sin darse cuenta de la nota que estaba encima de esta. Su mente solo registró la frialdad de las sábanas. Abrió los ojos y se dio cuenta de que él no estaba en la cama, sus ojos recorrieron la habitación y no lo encontraron. Se levantó para ir al baño con la esperanza de que estuviera allí, pero su mente le dijo que no lo hallaría porque no había ni una sola prenda
―¡Maldición! Emma no envió los contratos ―dijo Alec furioso ―Si todo esto es un berrinche, voy a despedirla, ella sabía había que enviarlos antes de que venciera el plazo para la licitación.Alec iba hecho una furia hacia la oficina de su CEO. Al entrar caminó hasta su escritorio y vio la carpeta con los contratos y encima una hoja escrita de su puño y letra. Era su renuncia.Furioso la hizo una bola y la envió a la papelera, sabía que en parte era su culpa, por mucho que le gustara Emma no debió de haberse acostado con ella. La noche de la gala, estaba tan hermosa que no pudo resistir la tentación de ir un poco más allá, pensó que quizás pudieran tener una relación porque Emma era una buena chica, su familia tenía dinero y conexiones lo que le indicaba que no iba detrás de su dinero.Esa noche, después de que ella se durmió, se sintió acorralado necesitaba pensar bien si debía o no llevar esto que tenía con Emma hasta el siguiente nivel. Sabía que era una decisión importante que le c
Para Emma, una de las cosas más difíciles de esos días fue decírselos a sus padres. Había vivido su adolescencia y juventud tan metida en los estudios y trabajando en la compañía con su papá que era raro ver que saliera a divertirse con chicos. Emma sentía que debía probar que ella era tan capaz como sus hermanos mayores, porque al ser la única chica del matrimonio, su familia siempre quería protegerla y ponerla entre algodones. La familia acostumbraba a cenar juntos una vez a la semana, ese día espero que llegaran sus hermanos antes de hablar.―Quiero darles una noticia importante ―dijo antes de que se sentaran a la mesa. Todos la miraron con atención ―Estoy embarazada, no habrá padre y son gemelos.Su madre palideció, su padre abrió los ojos sorprendidos y sus hermanos la miraron furiosos.―¿Cómo que no habrá padre? ―saltó Colin.―Dinos quien es, Emma, para partirle la cara ―señaló Fergus.―Colin, Fergus. ¡Cállense! ―dijo su padre.―¡Oh, cariño! ¿Estás contenta con tu embarazo? ―pre