Cuatro meses después. Samantha se miró en el espejo de su habitación y sonrió con aprobación al ver el resultado, vestía un traje color champagne con encaje blanco adornado con cristales que dejaba su espalda casi al descubierto con un escote en forma de corazón. Un elegante recogido completaba su atuendo, su cabello libre de adornos esperaba por la corona nupcial que le pondrían a ella y a Aristo para la ceremonia. Las únicas joyas que la adornaban eran unos aretes de diamante y su anillo de compromiso. No aquel que Aristo le dio años atrás, si no uno nuevo que representaba un nuevo comienzo. Se lo entregó poco después de salir del hospital. Tenía tres diamantes incrustados. ―Es hermoso, Aristo, muchas gracias. ―dijo Samantha mirado su anillo ―Supongo que este del medio me representa y las piedras más pequeñas son las gemelas, ¿no? ―No, las piedras pequeñas representan el pasado y el futuro. Atesoro el pasado de nuestra relación porque mes dio dos hijas. Y anhelo nuestro futuro por
El pueblo entero había acudido a la iglesia para ver la boda, el lugar estaba a reventar de personas y había muchos afuera bajo la sombra de los árboles esperando para ver salir a los novios. Y es que en esos cuatro meses las cosas también habían cambiado en la isla. La familia se abocó a la construcción del hotel escuela y ya contaban con la matrícula de treinta personas del pueblo que estaban ansiosos por comenzar a aprender y trabajar. Había lista de espera de los antiguos moradores de la isla que se habían marchado en busca de mejores oportunidades, deseaban la aprobación de la junta comunal para volver a la isla y poder trabajar en el hotel. Por lo que los Christakos estaban construyendo casas hacia el centro de la isla destinada a los empleados del hotel y trabajando con el gobierno para mejorar la escuela y el ambulatorio médico. Samantha por su parte, comenzó con las clases de baile después de que a Aristo se recuperara del ataque de Celeste. Tenían tantas alumnas que, entre
―¿En dónde estabas? Las niñas estaban listas para dormir y no llegaste, me costó que se durmieran ―preguntó Alec a Emma.La había estado esperando impaciente, caminando por el pasillo donde estaba la puerta de la habitación que sus hijas tenían en su casa.―Donde estaba no es asunto tuyo, Alec, así que no vengas a reclamarme, tú también eres su padre y de vez en cuando puedes ocuparte de meterlas en la cama.Alec la tomó por el brazo halándola hasta su habitación que estaba frente a la de las niñas, no quería que ninguno de los invitados al matrimonio de Aristo los viera discutiendo en el pasillo, o peor, que las niñas despertaran por su pelea.―Cuando me enteré de la existencia de mis hijas te pedí matrimonio, Emma, y me rechazaste. Yo quiero ser un padre a tiempo completo, quiero que mis hijas se críen en esta isla con su familia y con todas las ventajas de ser unas Christakos, así que no me digas que no deseo cuidarlas y atenderlas.―Entonces, ¿por qué demonios me reclamas, Alec? E
Dos meses después―¡No puedo creer que falten tres días para tu boda! ―exclamó SamanthaEstaban en un spa compartiendo lo que sería una especie de despedida de soltera privada para Emma y solo estaban aparte de la novia, Joy y Samantha.―Yo tampoco lo puedo creer ―respondió Emma con una sonrisa ―El tiempo pasó volando, organizar la gran boda que quiere Dionisio ha sido un trabajo de tiempo completo, a pesar de que contratamos a la maravillosa organizadora de bodas que me recomendaste.―Ella es fabulosa, que más pesadilla puede ser que hacer nuestra boda en la isla y todo lo resolvió en tres meses que fue el tiempo que le dimos Aristo y yo ―Señaló Sam ―, pero la recomendación provino de Joy que fue la primera que la contrató.―Me gustó el modo en que mantuvo la calma después del ataque en mi boda, como guio a los invitados y se ocupó de todo. A esa mujer puede estarse incendiando el vestido de novia, encima de la novia y es capaz de resolver la situación.―Sí, cuando Dionisio le pregun
Después de una noche sin poder dormir, Emma se levantó pálida y ojerosa, la angustia que tenía en el pecho le impidió conciliar el sueño. Debió citar a Dionisio el día anterior para contarle lo del bebé y cancelar la boda, pero era una cobarde. No supo cómo decírselo y no era como si en ese momento lo supiera, más no podía postergarlo más. Así que lo primero que hizo al despertar fue pasarle un mensaje para decirle que necesitaba hablar con él y le pidió que se pasara a media mañana, de no haberlo hecho en ese momento hubiese perdido el valor. Cuando bajó a desayunar sus padres y hermanos la miraron preocupados, sin embargo, al estar las gemelas presentes se abstuvieron de hacer preguntas. ―Emily y Amelia vayan a jugar al jardín mientras recogemos la mesa ―les ordenó su mamá. Cuando las niñas se fueron Emma les pidió a su padre y hermanos que la acompañaran al salón lejos de los indiscretos oídos del servicio. ―¿Qué ocurre, cariño? Desde que llegaste ayer de tu salida con Samantha y
―¿Pueden dejarme sola con Dionisio, por favor? ―Pidió Emma porque sentía que debía pedirle perdón hasta el que entonces fue su prometido.―¡No! ―dijeron a la vez Alec y Colin.―Vaya por primera vez están de acuerdo en algo ―dijo Fergus con ironía.―Alec, me lo debes después de lo que has hecho hoy, así que te exijo que te lleves a las niñas al jardín posterior y esperes a que esté dispuesta a hablar contigo. Y tú Colin, por última vez, no te metas más en mi vida, soy una adulta que debe tomar sus propias decisiones, que pueden estar erradas, pero son mías, así que largo de aquí.Fergus abracó a su hermano por el cuello y lo arrastró hacia el interior de la casa. Por su parte, Alec tomó las manos de sus hijas y obedeció a Emma, sabía que llevaba ganada esa partida y podía darle el espacio para que terminara con el imbécil de Dionisio.―Estaremos en la cocina, por si necesitas algo ―dijeron sus padres siguiendo a sus hijos.Su prometido la miraba con los ojos entornados como si no le i
―Dime. ¿Cuál es tu plan donar todo lo de la fiesta? ―preguntó Emma mientras conducía al hotel donde se realizaría en banquete. Allí mismo estaba alojada la organizadora de bodas y sus ayudantes.―Primero hablaremos con la organizadora de bodas para que divida tu gran recepción en dos fiestas, todo quedará igual, decoración... ―¿La decoración tiene tus iniciales y las del imbécil? ―preguntó de pronto Alec.―No, no las tienen, no me gustaba como se veían las dos letras juntas y no lo llames imbécil que ese privilegio solo es mío ―respondió Emma.Alec sonrió.―Bien, como te decía: dividimos todo para dos fiestas incluyendo el gigantesco pastel. Le dirás a la pastelera que en vez de montar cuatro pisos que haga dos pasteles de dos pisos, sin iniciales, por favor. Una vez acordado todo con tu organizadora, buscaremos en las iglesias más humildes de la isla a dos novias que quieran una recepción de lujo.―Pensé que íbamos a pedir que empacaran la comida y la enviaríamos a hospitales, asilo
Las palabras de Alec la hicieron retroceder en el tiempo. Recordaba con claridad como había llegado a Santorini agotada. Acababa de terminar sus estudios, había dedicado los últimos siete años de su vida a lograr una doble titulación en Administración de Empresa y Derecho, para inmediatamente después comenzar la maestría en negocios internacionales. Al tiempo que trabajaba de la mano de su papá, un respetable hombre de negocios en Alemania y Reino Unido. Al llegar a la casa que sus padres habían comprado en la isla, se dio cuenta de que las reparaciones previstas estaban lejos de concluir, por lo que tomó su coche y buscó un hotel cercano para pasar la noche y descansar.A la mañana siguiente, se puso su bikini, un vestido playero encima y bajó a desayunar. Después de un suculento desayuno bajó a la playa y se tumbó debajo de un toldo. ―Creo que deberías ponerte protector solar.Las palabras la sacaron de un estado de somnolencia, por lo que molesta se sentó para ver quien era el val