―Les prometo que el hombre malo nunca más les hará daño ―aseguró Aristo mirando a las gemelas a la cara.―Sí, pappas ―respondió Aly. En cambio, Aly se abrazó a él.―Voy a hablar con el policía, ¿está bien, mis princesas? ―preguntó Aristo.―¿Mamá se quedará? ―cuestionó Ady―Sí, nenas, me quedaré con ustedes ―respondió Samantha.―También quiero a tita Joy ―pidió Aly.―Y a María y a Marta ―agregó Ady.Samantha se dio cuenta de que todavía estaban asustadas y querían con ellas a todas las personas en las que confiaban para sentirse seguras.―Papá irá con el policía a pedirles que venga con nosotras.―¿Puede quedarse el perrito? ―pregunto Ady.En policía se puso en cuclillas para hablar con las niñas.―Polo es un perro que ayuda a encontrar a las personas perdidas, por eso no puede quedarse.―¿Es un perro buscador? ―preguntó Aly.―Es un perro de rescate ―confirmó el policía ―Polo le gustan los niños así que pueden despedirse de él con un abrazo.Las niñas abrazaron y besaron a Polo, que co
Alec, se encontraba en la proa del yate de Xander viendo como la distancia entre ellos y el Isadora se reducía considerablemente. Casi estaban a la par cuando escuchó la bocina del barco. Xander estaba en la cabina con el capitán del barco, hablando con el capitán del Isadora.―Vamos, Ander ha dado la autorización para que subamos a su yate, aunque aún no sabe el motivo, solo se le dijo que yo necesitaba hablar con él ―explicó Xander. ―Por el momento, iremos solo los dos, si las cosas se ponen feas, dos de mis guardaespaldas vendrán a dar una mano. No quiero involucrarlos en el abordaje ilegal de un barco si no es necesario.―Me parece bien. ―respondió Alec siguiéndolos.Al subir al bote Ander los estaba esperando con cara de pocos amigos y el cuerpo en tensión. Vestía solamente unos pantaloncillos. Se veía algo borracho o drogado, Xander no estaba seguro.―¿Qué sucede, Xander, porque me has seguido? ―preguntó Ander con el ceño fruncido y en actitud agresiva.―Las hijas de Aristo han
Aristo, Samantha, Demetrio y Emma llegaron al hospital de Atenas una hora después de recibir la llamada de Xander. Habían tenido que dejar en la isla a las gemelas de ambos hermanos al cuidado de Joy y Flavián. Al llegar se encontraron con que Xander se había hecho cargo de la situación y los esperaba sentado en la sala de espera para familiares.―¿Dónde está mi hermano? ―preguntó Aristo a Xander.―Lo están operando, tiene varias fracturas en las costillas y una de ellas le atravesó el pulmón.Aristo contuvo el aliento y Samantha lo tomó de la mano, le dolía verlo tan asustado por Alec.―¿Cómo está mi hijo? ― preguntó Demetrio desesperado―¿Qué dijo el médico? ―indagó Emma al mismo tiempo.―Por el tipo de lesión el pronóstico es reservado, pero está en manos de los mejores cirujanos, uno de los residentes salió hace rato para decirme que van bien y que si no surge otra complicación saldrá de cirugía en una hora aproximadamente ―explicó Xander.―¿Por qué lo trajeron hasta acá y no lo o
Esa noche solo pudieron ver a Alec unos minutos, cuando pasó la anestesia el médico le hizo unas preguntas para ver su estado de consciencia y lo volvieron a sedar para ayudarlo en su recuperación. Aristo habló con el director del hospital y con la policía para poner protección para Alec, por lo que afuera de la unidad de cuidados intensivos había un guardaespaldas de su equipo. Igualmente solicitó permiso para reforzar la seguridad de Betty. Ella era una víctima de la trata de blancas y podía ser un blanco fácil por lo que otro de sus guardaespaldas acompañaba al policía para cuidar a la chica.Era tarde cuando llegaron al hotel que la familia tenía en Atenas para pasar la noche. Samantha llamó a Joy para saber como estaban las gemelas. Se duchó y cambió por un camisón discreto y una bata, antes de salir de su habitación en la suite del hotel. Iba a comer sola con Aristo porque Demetrio se había retirado a su habitación y pedido una bandeja con una cena ligera. Mientras se duchaba, S
―No deseo una boda apresurada, no como la vez anterior, quiero que me cortejes, que me hagas sentir amada. Quiero tener la seguridad de que este Aristo que me estás dejando ver es el auténtico, que no desaparecerá ante la primera eventualidad ―explicó Samantha a Aristo a la mañana siguiente cuando aún estaban en la cama después de hacer el amor un poco antes.―Tendrás todo lo que desees, agápi mou, mereces que yo haga todo lo posible por hacerte feliz y que el día que te vuelva a pedir matrimonio me digas que sí sin ninguna duda. Digamos que por ahora somos novios.―Me gusta eso porque tendré derecho a botarte si el monstruo verde de los celos asoma su fea cabeza ―replicó Sam con una sonrisa subiéndose sobre él.―No te voy a decir que trataré de controlarlo porque eso sería una salida muy fácil. Estoy consciente de que toda la desconfianza y los celos que siento están en mi cabeza y que no se debe a algo que tú hayas hecho. También sé que tengo el poder de controlarlo ―respondió el en
Betty fue dada de alta dos días después de la conversación con Samantha, estaba vestida y lista para irse. Se miró la ropa, nunca se había puesto algo tan caro, era bonita y de buena calidad, eso la ponía un poco nerviosa porque a sus diecinueve años había aprendido por las malas que nada era gratis. Un leve temblor recorrió su cuerpo ante la perspectiva de salir del hospital al mundo exterior, dentro de esas cuatro paredes y con dos policías cuidándola se sentía segura. Ahora saldría de allí con una oficial de policía designada para su protección, su nombre era Elena y era una mujer amable.―Pronto nos iremos, Betty, el señor Xander ofreció su helicóptero y seguridad para llevarnos a la isla de la familia Christakos, verás que todo estará bien ―le dijo Elena.Xander también la hacía sentirse segura, quizás era el único hombre con el que podía bajar sus defensas. La había visto en su peor momento y aún así la trataba con amabilidad. El problema estaba en lo que él le hacía sentir. Pre
Aristo había regresado cada noche a la casa, a pesar de que Alec seguía hospitalizado. Emma se llevaba al hotel a Demetrios para dormir y comer y él volvía al lado de su esposa. Cada atardecer llegaba con un ramo de tulipanes, alternado los colores entre el rojo, el rosa y el blanco. La primera noche la tomó de la mano y la guio a través de la terraza, pasaron la piscina y llegaron a la playa. En dirección contraria a la casa de invitados había una mesa en la orilla de la playa. Estaba dentro de una estructura de madera y alumbrada por pequeños bombillos de luz amarilla. Los platos servidos y tapados con elegantes charolas de metal y una botella de champán enfriándose en la cubitera.―¡Oh! ¡Qué hermoso! ¿En qué momento hicieron esto? Salí a la terraza esta tarde y no lo vi.―Me alegra que te guste, desde tu zona de la terraza no se ve, y tuve varios cómplices.―Pues me encanta, amo la playa, y comer a la orilla me parece muy romántico.―Te amo, Samantha y por ti, haría cualquier cosa,
―¿Y si Betty no quiere al perro? ―le preguntó Samantha a Zendaya, durante la noche le había entrado la duda al ver a María asustada por las perras.―Lo amará, he trabajado con mujeres maltratadas y con un refugio de personas sobrevivientes a la trata de blanca y no me basta para las solicitudes de perros. Tuve que aumentar el porcentaje de donaciones.Era la mañana siguiente y ambas mujeres se dirigían hacia la casa de invitados donde Betty estaba alojada, Zendaya llevaba a Candy con su correa y su arnés de perro de servicio. Tocaron la puerta y Elena abrió.―Hola, Elena, ¿dónde está Betty?―Hola, señora Samantha, Betty está en la cocina, pase, por favor.―Ella es Zendaya Abdallah ―Sam le presentó a su nueva amiga a la oficial de policía.―Es un placer, señora Zendaya, leí un artículo sobre su refugio y tiene usted mi más profunda admiración.―Muchas gracias, oficial.Betty al escuchar las voces, salió de la cocina, sus ojos se abrieron con sorpresa al ver a un perro en el salón de la