Viejas heridas.

★ Leónidas

—¿Ya tienen rastros de dónde podría estar Alaric? —pregunté con tono firme, mientras uno de mis lobos se acercaba arrastrando a un hombre desaliñado, uno de los secuaces de Alaric.

—Hemos torturado e interrogado a todos, Alfa, pero...

Se quedó en silencio, su mirada se desvió hacia algo detrás de mí. Un olor inconfundible llegó a mis sentidos. Lo reconocería en cualquier lugar.

Sin pensar, esquivé una ráfaga de viento que destrozó un árbol cercano. La intensidad de la energía era devastadora.

—Esmeralda... —murmuré con voz ronca.

Ella no respondió, solo lanzó otra ráfaga con más fuerza. Algunos de mis lobos sacaron sus garras, listos para atacar, pero cuando uno intentó abalanzarse sobre ella, levanté la mano y bloqueé su paso. Bajó la cabeza en señal de sumisión y se retiró junto con los demás.

—Puedes… —intenté decir algo, pero Esmeralda no me dejó terminar. Su ataque continuó sin tregua, cada ráfaga más precisa que la anterior.

Las esquivé con esfuerzo, pero al final ter
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