Alec guardó silencio unos minutos, ella necesitaba salir de esa especie de estado en el que estaba, Emi no era cauta ella simplemente parecía haber perdido sus emociones, iba como en automático lo que también era peligroso. —Debes descansar, no me hagas tomar el control de tú cuerpo y forzarte. —Acaba de amanecer.—Y te escuché toda la noche, no dormiste mucho.—¿Te puedes meter en mi mente? —Si, es algo normal entre los nuestros. —Pues no te quiero ahí, es mi sitio privado. —¿Por qué te enoja algo que es como hablar de la forma en que lo hacemos en voz alta? —No te he dado permiso, no seas necio. Es raro, no es común para los humanos… no en lo absoluto y por eso se siente como una intromisión. —Bien, pero si estoy lejos puede ser una forma de comunicarnos. —Para que eso suceda debería saber hacerlo. —Es fácil, cuando te hable, solo respóndeme sin hablar en voz alta, solo piensa en lo que quieres decirme. Te prometo que lo haremos solo si te sientes en peligro. —De
Alec sintió un fuerte tirón mental y tuvo que sujetarse de la pared, para no caer. Sabía que su tío estaba indagando, escuchando su conversación con Emily. Tío, sal de mi cabeza. Te lo advertí y lo mantengo, no vas a forzarla a nada que no quiera, ¿estamos claros? Totalmente. Sal de esa casa de inmediato, o me veré forzado a intervenir. Michael, que había sido un testigo silencioso se acercó a Alec y lo escoltó a la puerta. —¿Qué haces, lobo? —Creo que has dicho suficientes estupideces. Emi debe saber que, aunque ella sea tú compañera, no está obligada a aceptarte, ella puede simplemente rechazar la unión y ya está. —No… —Entonces trátala con respeto, no es un felpudo para que la estés majando. Un par de días después, Michael le informó que tenía que salir de la ciudad para realizar algunos negocios de su padre, así que se quedaría sola. No imaginó que tendría problemas hasta que, al salir del mercado, un hombre se acercó a ella y la arrojó al suelo. —Adoradora de
Una semana después fue a ver a su suegro, segura de que no necesitaba guardaespaldas, porque no era sencillo hacerse a la idea de todo lo que estaba pasando. Solo esperaba de verdad que nada sucediera, no estaba de ánimos para lidiar con regaños de Alec, aunque tendría razón para hacerlos, por supuesto que sí. Pero ella nunca lo reconocería. —Hola, mi niña. Me encanta que almorcemos juntos. —A mi también. ¿Sabe algo de Michael? —No, pero sé dónde está, ha llegado a Virginia y se reúne con los lobos de mi antigua manada. —¿Estará bien? —Eso espero, porque no hay forma de charlar con él hasta que salga de ahí. —Iré a Virginia a buscarlo. —Mi niña… —Michael puede estar en problemas. —Es peligroso, Moonwalker, quien quiere el poder de todos aquellos del clan, está allá y si nos acercamos puede matar a Michael. —No entiendo bien quien es este tipo. —Llamarlo así no es lo mejor, es una criatura poderosa, Emily. Éramos amigos, casi como hermanos y él siempre quiso tener
A pesar de que Michael había muerto, no fue capaz de abandonar la casa en la que vivieron juntos. Tenía a mano varias posibles opciones, pero ninguna de ellas era lo suficientemente buena.Y era triste, habían decorado cada rincón de aquella casa, tenían fotos en paseos que hicieron juntos y le dolía, porque no era justo que muriera, no cuando sus intenciones fueron las de ayudar a Joseph.¿Qué haría? Definitivamente no volvería con sus padres y no estaba lista para visitar agencias de bienes raíces. El estómago le dolía, pero no tenía energías para salir de la casa y aunque habían pasado dos días desde que comió algo más que unas galletas de avena, ir de compras era la última de sus prioridades.Y entonces recibió la visita de Korvoz, su corazón se desbordaba al verlo y cualquiera podía decir que aquello era incorrecto, pero no se sentía de esa forma. Además, su supuesto compañero no la había llamado siquiera para saber cómo se sentía.Y vaya sorpresa se llevó al ver llegar a Korvoz,
Al mismo tiempo, en casa de los padres de Emily las cosas no iban bien. Ellos discutían, cosa común después de la “boda” pues Jack, disfrutaba de recibir a Emi cuando lo visitaba pues la relación entre ambos no era del todo buena y trataba de arreglarla, pero Sofia no la quería cerca. Y Jack no entendía cómo era posible que, en el pasado, no solo pasara la mayoría de los desprecios por alto, sino que aquellos de los que era consciente, los permitió sin indagar realmente lo que sucedía. Había hecho mal tantas cosas con su hija que esperaba que la vida le permitiera vivir lo suficiente como para compensarla. —Nosotros vivimos de arrimados en la casa de nuestra hija. —Escúchame bien Jack, de mi casa no me saca nadie. —Es de Emily, los documentos legales así lo estipulan. —Entonces podemos comprar otra casa como esta. —No querida, mi fortuna viene de una herencia en vida de mí padre, así que de eso no tienes nada. En cuanto al dinero hecho en mis negocios, no he reportado todas
Korvoz se tambaleó y supo que se había excedido, aunque estaba casi recuperado, sufría de dolores de cabeza muy fuertes si se alteraba.¿Korvoz?¿Emi? ¿Cómo es que estás en mi mente?El tono de Korvoz fue fuerte, pero es que tenía mucho dolor, no era su intención herirla.Lo siento, no quise incomodarte.No es eso, pequeña. Tuve una situación muy dificil y me duele la cabeza. Aún no he acabado de recuperarme.Sentí tu dolor, no entiendo bien esto pero…No te disculpes, charlar contigo me da paz y se lleva el dolor.¿Estás ocupado?No, para nada.Quiero mostrarte un sitio, pero para llegar solo puede ser con ese método de whoosh.¿Whoosh?Korvoz se encontró sonriendo mientras trataba de adivinar a qué se refería. Y el dolor de cabeza—descubrió con sorpresa—ya no estaba.Ya sabes, eso de desaparecer y luego reaparecer.¿Y por qué ese sonido?Me pareció la onomatopeya perfecta para describir el sonido del viento.Pequeña, haces mis días realmente divertidos. Casi estoy en tu casa, ¿debo
Cuando llegó la hora de que Emi partiera el pastel, su madre se preparó para dar un discurso. De alguna forma Sofia, siempre se aseguraba de tener la última palabra. Aunque había un cambio, llevaba varios días sin ser cruel con ella, lo que la sorprendía. Emi no podía siquiera imaginar todo lo relacionado con la marca que le habían dejado Vlad y Radu, misma que había garantizado que los episodios de ataques contra ella se detuviesen. No podía pensar que tenían una relación de madre e hija, pero la convivencia era menos difícil. —Para nadie es un secreto que estas semanas desde la partida de Michael han sido muy duras para mí. —¿Sofia, de que estás hablando? —Intervino Jack avergonzado por las escenas de su esposa. —Claro, me ha tocado lidiar con las habladurías sobre la etiqueta de nuestra hija. —¿Etiqueta? —preguntó furioso August —¿qué etiqueta tiene mi nieta? —Suegro, mi hija es una viuda joven y recuerde que se vive de estatus. Cuanto más pronto empiece a salir mejor.
Justina Dracul era una mujer sumamente sensible, quizás otras parejas de vampiros fuesen fuertes, pero ella era una criatura delicada. Y Vlad, siempre procuraba que las emociones de su mujer fuesen estables. Sí, si debían ir a una guerra ella lucharía con fiereza, pero en casa, era distinta. El mundo la abrumaba. —Mamá, por favor no llores, que ya sabes cómo se pone papá. Vlad Dracul, el vampiro que amaba a su familia y se mantenía aparte, ese que evitaba tomar acciones en general porque su parte sangrienta estaba muy sobre la superficie, se acercó a su mujer, porque detestaba verla así. Justina al verlo se refugió en sus brazos, la fuerza de su esposo era su ancla emocional. —¿Cuál es la postura de tu hermano? ¿Sabe cuan feliz se siente tu mamá, con esto de tener una hija? ¿Tiene alguna idea de lo que esta cena significa para ella? —No lo sé, papá. Debemos investigar lo que está pasando.—Vas a ir por Emily, va a venir a cenar y de tú hermano me encargo yo. —Papá, primero va