Brooke Turner

Ayer fue un día terrible, si no fuese por Loralaine, quien me brindó calma y asesoría, no estuviese tan serena como me encuentro ahora. Llegar a una casa vacía en dónde habían sucedido tantas cosas, me quebró por un momento, pero sorprendentemente lo único que quise fue limpiar profundamente cada rincón tratando de borrar la presencia de ambos traidores, dormí poco, pero me sentí satisfecha con lo que hice.

La grúa busco mi auto donde se quedó y lo dejó en el taller mecánico, ahora debo ir en taxi hasta el edificio donde se encuentra el consejo administrativo del negocio de la joyería.

Estoy nerviosa, todos los que conforman la junta directiva son unos machistas del carajo, y sé qué la idea de ver a una mujer es quien va a dirigir el negocio, no les gustará para nada.

Llego al edificio y entro con el mentón en alto, yendo directamente a la oficina presidencial.

Las personas me ven de arriba abajo ya que la mayoría me reconoce y saben que soy de aparecer poco por aquí.

Llego al lugar y él está en el que se supone que es mi lugar.

—Hagamos esto de una vez, ¿Reuniste a la junta directiva? —soy directa porque no quiero siquiera verle la cara.

—¿En serio vas a hacer esto? —pregunta aún creyendo que esto es un juego.

—Por algo estoy aquí —hablo mientras enarco una ceja.

Él se pone de pie y camina fuera de la oficina, ni siquiera sostiene la puerta y si no fuera por mis reflejos, casi me da en la cara y entiendo por completo que esa era su intención inicial.

Llegamos a la sala de juntas y todos los miembros del comité directivo y administrativo se encuentran allí sentados.

Ned es quien tiene la palabra, pero yo estoy a su lado, no detrás como una esposa sumisa, sino como su igual o mejor dicho, como su superior.

—Buenos días queridos amigos, seré directo —habla mi ex esposo y todos le prestan atención—, esta mañana nos hemos reunido con el fin de comunicarles que Mi ex esposa, Brooke Turner —me señala — se ha convertido en la socia mayoritaria de la empresa…

Los murmullos resuenan en toda la sala interrumpiendolo, hasta que uno de los miembros habla en voz alta.

—¿Qué clase de barbaridad es está Ned? La empresa se irá a pique a manos de una mujer —sus palabras me queman y debo apretar los puños para contenerme.

Espero que él hable, y lo hace, pero lo que dice es peor de lo que esperaba.

—Tienen razón, lo sé, no es nada fácil de aceptar que alguien que es incompetente y que obviamente no hará el trabajo como yo, pueda dirigir esta empresa como yo, pero les juro que si hubiera otra salida, una opción mejor para la empresa, me quedaría.

No doy crédito a sus palabras, en definitiva Ned lo único que hace es decepcionarme cada vez más.

Aclaro mi garganta fuertemente para llamar la atención de todos y doy un paso enfrente.

—No sé que concepto tienen de mí, o que han escuchado hablar, pero vengo a decirles que cuentan con todo mi apoyo y compromiso para hacer de la empresa…

—¿Y que vamos a hacer con apoyo y compromiso si no tienes idea de cómo manejar está empresa? —se levanta uno de su silla y me encara.

—Disculpe… ¿Por qué cree que no se nada en absoluto del mercado? —hablo con seguridad mientras saco algunos dibujos de mi portafolio —al contrario de lo que el señor a mi lado les hace pensar, no soy una buena para nada, he aquí uno de mis diseños, revísenlo si gustan pero no duden de mi trabajo, porque aquí si pierdo, no lo haré yo sola, sino todos y cada uno de ustedes. Si me equivoco, ustedes también sufrirán las consecuencias y si creen que sus palabras me afectan de algún modo, pues pueden ir ahorrandoselas y usar ese tiempo trabajando y produciendo —la sala queda en absoluto silencio —Yo no pienso renunciar a mi puesto, digan lo que digan, soy la socia mayoritaria de esta empresa y eso es lo que vine a decir, ahora me retiro porque el tiempo vale oro.

Los dejo en la sala de juntas a todos y camino directamente a la que ahora es mi oficina, necesito estar sola para pensar mejor, porque lo que se viene no será nada fácil, prácticamente estarán todos en mi contra.

Pero para mi mala suerte, en la oficina me encuentro a la bruja y la arpía, en otras palabras, a mi ex suegra y la supuesta amiga que se atrevió a traicionarme.

—¿De verdad vas a hacerle esto a mi hijo? —me pregunta la señora —Él que fue tan bueno contigo, ¿Así piensas pagarle? Desagradecida.

No puedo evitar reír al escuchar sus palabras.

—Brooke recapacita, no seas tonta, no podrás con esto —habla ella para empeorar la situación y yo solo quiero que ambas se larguen de mi vista.

—Fuera de mi oficina —hablo pausadamente y ellas se ríen —¡Ahora mismo o llamo a seguridad! —grito furiosa.

Alzo el teléfono para hacer la llamada cuando veo que la puerta de abre y allí está él idiota traidor, pero la actuación de las brujas me deja sorprendida.

Mi ex suegra comienza a sollozar entre los brazos de la tonta.

—¿¡Qué pasó aquí!? —grita mi ex.

—¡Ella nos empujó, quería pegarnos, está completamente loca! —comienza a gritar su madre.

—Eso si que no te lo permito.

Siento el golpe en la cara antes de caer en cuenta acerca de lo que acaba de pasar. Tiemblo a causa de la rabia, pero no pienso dar un espectáculo, no aquí.

Uso el teléfono para llamar a seguridad y a su vez a la policía, mientras ellos intentan huir, pero los detienen.

El policía me pide que vaya a la estación a declarar lo sucedido y yo lo complazco porque ya no tendré contemplación con ese maldito.

En la estación me toman la declaración, pero veo que no lo detienen y eso me llena de furia.

Termino de declarar y espero que venga un taxi por mí, camino hacia la salida y me tropiezo con un hombre. Me parece conocido, pero lo que más llama mi atención de este encuentro fortuito, es su penetrante olor a… Sangre.

Mi instinto de supervivencia me dice que huya de él, que no es seguro.

—Lo siento —me disculpo por molestarlo y me voy en sentido contrario de él apresuradamente. Noto como a lo lejos lo esperan en un magnífico auto con la puerta abierta, habla algo con una persona y se marcha así sin más.

Siento que puedo respirar y es que su presencia me dejó un sinsabor extraño. Mi taxi aún no llega al cabo de unos quince minutos y ya me estoy impacientando.

—Señorita —me llaman— esto es para usted.

Me entregan una bolsa y se marchan, quedo confundida, viendo al hombre de negro marcharse y cuando veo lo que hay en la bolsa, son medicamentos.

«¿Quién me habrá enviado esto?».

***

Alessandro Ferrara

Venir a la estación de policía ha valido la pena, no quería perder el tiempo, pero el destino a veces nos obliga a movernos sin saber el porqué y hoy es uno de esos días, porque sin querer me la encuentro a ella, a veces, no se si es que el destino está a favor de mi obsesión o simplemente es casualidad.

Prefiero creer en lo primero, aunque sea poco sano, pero quiero creer que es por primera vez, el destino está siendo justo conmigo, aunque suene poco probable.

En la salida de la estación tropieza conmigo, se me queda viendo por un segundo y espero que en su mirada haya algo que me diga que sabe quién soy, qué me reconoce, pero no sucede, o es muy buena actriz o no se que pasa. La miro detalladamente y al darme cuenta del moretón que se le está formando en el rostro, mi sangre hierve y la ira que siento es insoportable.

Ella se disculpa nerviosa y yo ni siquiera omito palabras, necesito saber quién carajos le hizo eso, porque va a pagarlo caro.

Me alejo de ella y camino hacia el auto que me espera, me detengo y le doy una orden sencilla a uno de mis hombres.

—Hay una farmacia enfrente, comprale cualquier medicamento que necesite para aliviar su dolor, si ella se va de aquí sin ese medicamento, tú sufrirás las consecuencias.

Me subo al auto pensando en quién carajos se atrevió hacerle eso, porque esto no se queda así, voy a descubrirlo y hacerle pagar muy caro el haberla maltratado, porque Brooke Turner no es presa de cualquiera, porque esta obsesión que tengo con ella no permite que nadie más le ponga una mano encima, porque el único que se desquitará seré yo, y este es el primer encuentro de los muchos que se vienen a partir de hoy.