28.- Jonás

Nunca un cuerpo me había producido tanto placer, pero nunca un alma tan pura me había limpiado como tu lo has hecho mi Muñeca...

Su expresión de asombro casi me hace reír, mi muñeca no puede creer que su propia hermana sea la causante de escándalos y rumores malintencionados, pero que son ciertos. No he terminado de contarle nada, sin embargo ella misma me dijo en una ocasión que podía confesarme de a poco y eso es lo que pienso hacer en este momento, por ahora voy a calmarla un poco, necesito que esté tranquila porque el estrés y la preocupación le puede causar daño a la evolución de su tratamiento. La medicación y las lociones son importantes, pero su tranquilidad es vital para su mejoría.

— ¡Mírame Leila, necesito que te calmes! – beso sus labios tratando de acatar

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