Me siento tan asustada que no se ni siquiera en quien confiar, con esta sala atestada de gente y me siento indefensa. Mi teléfono suena, veo en la pantalla el número de mi padre y titubeo al responder. Temo una mala noticia.
— ¿Papá? – es todo lo que digo cuando acepto la llamada.
— ¿Pequeña? – exhala de tal manera que dudo le haya quedado aire en los pulmones —. Estaba aterrado por lo que pasó – no puedo evitar llorar por Owen.
— ¡Estoy bien papá, no te... preocupes! – sollozo sin poderlo evitar agazapada en el sillón donde me encuentro sentada — ¿Qué sabes de Owen? – su silencio me hace doler el pecho.
El tener mi período no ayuda a sentirme mejor, por el contrario me siento más triste y
Jamás aceptaré que nadie te hiera deliberadamente...¡Leila se ha vuelto loca!Aunque no la culpo porque esta situación en realidad es un grano en el culo y hasta a mí me enloquece.¡Bueno, a mí más que a nadie!Aunque me encuentro mucho más tranquilo después de asimilar que los muertos no abandonan sus tumbas – aunque por un momento el pánico me lo hizo creer – y los espíritus no disparan ni dan órdenes ¡o eso quiero creer! De igual forma, hay alguien jodiendo detrás de una máscara conocida y la voy a encontrar. Pero no leeré la carta delante de Leila y nada tiene que ver con que quiero intimidad por su alma en pena, es más bien una cuestión de seguridad. La quiero proteger, pero ¡maldita sea, ella y su carácte
Cualquier secreto que haya guardado tu lo sabras en su momento, no te pienso esconder nada... nunca... Nunca pensé que me afectaría tanto, veo a Leila con expresión preocupada y ojos llorosos por el miedo que tiene a mi reacción. Respiro mejor y mis músculos ya so se sienten tan tensos como hace... diez minutos. —¿Mejor? – asiento. Trato de sonreírle, pero lo que me sale es una mueca. Lo sé por su manera de mirarme, se ve nerviosa y contrariada, sus manos acarician mi rostro dulcemente y poco a poco mi sonrisa genuina aparece. Confío en que ella sabe lo que hace y si no lo sabe entonces nos equivocaremos los dos, asumiendo cualquier consecuencia que se nos eche encima. Siento que junto a ella las cargas y los obstáculos no son tan pesados, ni tan difíciles. —¡Si amor mío, estoy mejor! – esta vez enseño mi dentadura y ella se derrite —¿leemos?
Eres mi responsabilidad, solo mía. Estoy en el deber de amarte, respetarte y protegerte. Yeso es lo que haré... JS.Los ojos de Jonás parecen zafiros, brillantes y furiosos al descubrir que Nannette fue brutalmente asesinada aprovechando que él se encontraba bastante drogado – pongo los ojos en blanco – y aunque no me enorgullezco de ello, pienso que esa chica no debió tener esa muerte tan brutal.¡Por el amor de Dios, su propia hermana la mató!Esto es tan desagradable que las ganas de vomitar me urgen y debo levantarme de inmediato para no vaciar el contenido de mi estómago encima de ambos. Corro hacia el baño y escucho el llamado de mi novio para acto seguido tenerlo detrás de mí sosteniendo mis cabellos y acariciando mi espalda para hacerme sentir mejor, no lo logra, sin embargo no se lo hago saber.
Haré lo que sea para pritegerte... incluso matar. JS.— ¡Malcolm, maldito seas, sácame de aquí! – grita como un demente, yo casi estoy desmayada del miedo y Oliver ni siquiera se inmuta.— Cálmate hermano, con eso no ganas nada, no puedes salir de ahí – Jonás le devuelve una mirada de odio.— ¡Qué te den por culo, maldito traidor! – golpea los barrotes con la cabeza y yo empiezo a llorar.— ¡Mi amor... por... por favor! – me ignora.— Ay por favor tío, deja de golpearte – dice Oliver —. Ya Leila esta nerviosa – rueda los ojos — ¿Cuándo va a hacer efecto el sedante? – no cesa de gritar.Cuando despertó de camino a la comisaría, se puso como un loco, entonces el Dr. Serrano le administr
Mi pecho abierto en dos, derrama sangre... Jamás he sentido tal tristeza, tú me das vida, pero me destrozas con tu rechazo...Golpea, patalea y grita que la suelte, siento su dolor. Está aterrada. No la culpo, el que no me quiera cerca, acabo de matar a sangre fría dos personas delante ella y lo menos que quiere es que la toque, pero tiene una herida inmensa en la cabeza que continúa sangrando. Lo último que quería era que me viera como el demente que fui en una época de mi vida, esa maldita época de la que me arrepiento mil veces por haber dañado a alguien inocente, porque aunque no maté a Nannette, ella murió por mi causa. Y ahora la mujer que en verdad amo me desprecia y llora por mi forma de reparar las cosas, pero ¿de qué forma se solventa una situación como esta si no es matando primero? Sé que no lo comp
Eres la parte de mi que proporciona la fuerza y el temple que necesito para salir adelante y aunque no pueda verte, soy tan tuyo que invades mi ser como el mejor recuerdo de mi amor... — ¡Vamos chico malo, debes darle tiempo! – niego —. Sabes que es algo difícil de digerir, no es como destrozar un auto o golpear al sujeto que la pretende siendo tuya ¿entiendes? – niego de nuevo.— No amigo mío – digo mirando un punto ciego en la puerta de la habitación —, es mucho más que es, es algo que ella jamás podrá olvidar ¡mis malditas manos llenas de sangre! – restriego mis manos en el cabello despeinándolo por completo.— Pienso que exageras la nota, ella es más fuerte de lo que crees Jonás y te ama con locura, jamás vi algo así – sonrío recordándola, es mi Muñeca.— ¡Veremos que pasa! – me siento alerta, hay alguien fuera, lo presiento y Robert también.Tapo mis labios con el índice y hago una seña
Despierto sola en una cama que reconozco al instante aunque se encuentre a oscuras la habitación ya que el aroma es inconfundible. Estoy en el apartamento de mi hermano, no quería volver, no quiero aceptar la realidad, el hombre que amo es un ser desalmado y sin conciencia, mucho menos tiene corazón. No le creo que me ama. No puede amar a nadie si puede matar a sangre fría como lo hizo en la estación de policía con esas dos mujeres. ¡Por el amor de Dios! Ni los mafiosos matan mujeres o niños. Mi vista se nubla nuevamente por las lágrimas al recordarlo jalar del gatillo ¡dos veces! La prima de Alice era una chica inocente, no tengo idea que es lo que hacía con un arma y apuntándonos, pero sé que no era mala. Cierro los ojos de nuevo para que las lágrimas corran y poder lavar el dolor que me pesa en la cabeza y en el alma. Esos recuerdos me acompañarán por el resto de mi vida, no hay terapia que pueda sacarlos de mi ¡él las mató, es un ase
¡Moriría por ti... eso es un hecho!Sé que mi demencia a veces va al extremo, pero esta vez me fui de bruces al infierno, esta mujer me quiere muerto o para ella y como yo prefiero morir antes de siquiera pensar en pertenecerle, entonces moriré, total... ya no tengo que perder porque mi Muñeca no quiere verme. Soy un asesino y ella nunca lo va a superar. Me preparo para mi cita bajo la atenta mirada de mis compañeros, sus expresiones desaprobatorias me importan una mierda porque esto debe acabarse de una vez y hoy... es el día.—Estaremos cerca – asiento ante las palabras de Pierce.—No tengo miedo, dejen de preocuparse por mí – les digo mirándolos a los ojos para que cesen de torturarse.—Nosotros tampoco, pero no quiero que vayas solo, esa mujer no debe est