Me muevo incómoda y giro para encontrarme sola en la cama ¿Por qué Jonás no está aquí? Bajo y me voy al baño, nada. Salgo en pijama y descalza, no quiero hacer ruido para evitar molestias a los demás. Me dirijo al área de recepción y tampoco se encuentra ahí ¡qué raro! Todo está oscuro muy tranquilo, asomo la cabeza por la ventana y se encuentran los guardias vigilando con normalidad, pero mi novio no aparece. Bajo la escalera para dirigirme a la oficina del Dr. Serrano.
Noto algo raro, todo cerrado y muy silencioso. Avanzo hasta la oficina, cuando me encuentro a dos pasillos escucho voces y unos ruidos desconocidos, com lamentos. Alguien habla y ¡ay Dios están golpeando a alguien! Me escondo tras un pilar y veo un chico golpeando a un pequeño. Sé que debo alejarme de ahí porque el chico parece un pandillero, pero mi boca nunca obedece a mi cerebro y está dispuesta todo el tiempo a meterme en problemas.
— ¡Hey tú, déjalo en paz! – g
— ¡¿Tenías que ser así de idiota?! Bastardeo de m****a ¡Eres un maldito camicace! – grita y me sacude Zed enfadado. Me falta el aire, el dolor es demasiado y el miedo que tengo no ayuda en nada. —¡Zed cálmate por el amor de Dios! – interviene un Robert más asustado quizás que yo mismo. —No… puedo… respir… - tiro de su camisa, abro la boca buscando aire. No resulta, todo mi cuerpo tiembla descontroladamente y las voces de todos los chicos que se escuchan por mi audífono me están volviendo loco, lo saco de mi oído con desesperación agarrando mi garganta —aire… aire… - Zed tira de la cremallera y prácticamente arranca el chaleco de mi cuerpo, me recuesta en el suelo mientras los demás sacan un equipo express de primeros auxilios. —¡Mírame Jonás, no te duermas, no te desmayes! – golpea mi rostro, no siento las piernas. —¡Está asustado por el dolor que siente, por el
La puerta cayó al piso y nos desplegamos a diferentes direcciones, yo me encuentro en medio de Phil y Randall. Miro hacia todas partes tratando de descubrir donde se encuentra mi Muñeca y mi padre ¡Dios, esto es difícil es decir, acatar órdenes, no me acostumbro! Phil me estampa en la pared y espera un momento para salir y dispara al sujeto que le apuntó con su arma. —¿Cómo supiste? – me mira de reojo y sonríe con suficiencia. —Intuición femenina Peque – arrugo el ceño. Me señala el cristakl de frente que parece un espejo, escucho la carcajada de Randall y tambien el comentario de Robert. —¿Un espejo eh? – digo irónico. —¿Jodido Pequeñín? – expresa Jeremy y Zed junto a Robert se cagan de risa. —¡Todos son unos maricas! ¿sabían? – dos disparos frente a nosotros y caen al piso. —Ya son tres
Veo a Leila en el laboratorio de Lobotomía abrazando a alguien, es un chico de piel oscura. Trato de moverme, estirar el cuello para verla mejor y sin embargo no puedo. Todavía quedan como diez hombres dentro de ahí con muchos rehenes razón por la cual no podemos atacar. Malcolm se encuentra en un rincón pensando una estrategia mientras los compañeros que están fuera se reagrupan buscando posiciones más cómodas para disparar desde el exterior. Desvío la mirada y me tenso al encontrar la de mi padre, me arde la garganta por el miedo que tengo. Él mira hacia su derecha señalándome a Leila y asiento. Pronuncio un “gracias por cuidarla” sin voz y niega sonriendo. Entonces entiendo, al parecer ella se ha portado como una heroína, sacudo la cabeza porque cuando creo que ya no puedo amarla más, me da un mayor motivo para hacerlo. Mi Muñeca, la quiero abrazar y decirle que no pasa nada, pero la realidad es otra y siento que me empujan desde atrás para avanzar hacia el
Dos días después…Jonás me abraza tembloroso, sus lágrimas se mezclan con las mías al tocar mi cuerpo. Me siento bien a pesar de los golpes que tengo en el rostro, ya le dije que no soy tan frágil como él cree. Ns encontramos en la sede dos de la Clínica Serrano porque la otra por obvias razones se encuentra cerrada ya que es la escena de un crimen múltiple.—¡Todas las acciones traen consecuencias Leila! – me dice con voz rota —. Si me quedo aquí corren peligro todos de nuevo porque esa persona me quiere a mí – me aprieto contra su cuerpo, no quiero que se aleje de nuevo.—Pero ¿y la vigilancia, eso debe servir, no? – asiente.—Claro que sirve Muñeca, sin embargo estando lejos ira por mí, no por us
¿En serio ella dijo eso? Caigo desmayado falsamente en la cama de espaldas justo cuando arruga sus susculentos labios para no reírse. Esta Muñeca va a matarme en cualquier momento porque cada vez que siento su vulnerabilidad, me demuestra que puede resurgir como el Ave Fénix de entre las cenizas dejándome claro que soy yo el motivo de su vida y todo lo que ella quiere, anhela y desea.
Despierto dolorida, mi entrepierna duele. Los últimos tres asaltos fueron feroces como yo los quería y mi novio – el que me complace en todo – hizo que me sintiera solo suya, aunque ya eso lo sabía. Me remuevo incómoda porque necesito ir al baño, pero no es Jonás quien me detiene porque él no se encuentra en la cama. Estoy enrollada entre las sábanas y me impiden salir ¡vaya, que humillación! ser atrapada por unas sábanas, y es que me siento tan cómoda que no deseo salir de entre ellas ¿eso es malo? ¡Ja, claro que no! Es muy bueno, mi teléfono suena y pienso en buscarlo, no deseo levantarme, pero es tan insistente el sonido que debo cogerlo por si acaso es importante.—¡Ya voy! – contesto como si el interlocutor pudiese escucharme. —¿Hola? – se escucha mucho ruido de teclas y personas hablando.
—¿Desde cuándo lo sabes? – me recuesto en su pecho mientras me enjabona en la enorme tina.—¡No lo sé! – me da un beso en la coronilla —. Después que me hirieran, creo – suspira pasando las manos por mis senos. Arqueo la espalda.—No sé si creerle ¿sabes? – miro hacia arriba para verle el rostro —. Es todo tan… doloroso – sollozo de nuevo.—Pues deberías creerle porque dice la verdad – besa de nuevo mi cabeza —, vi fotos, videos, conversaciones. Nada bonito – baja las manos de mi pecho hacia el abdomen y de allí a mi sexo —, de hecho no me agradaría que las vieras, yo no las dejaría libres, son unas delincuentes – acaricia mi sexo enajenándome con su propio deseo —. Necesitas terminar de escuchar la historia
¡Vaya! ¿Y yo pensé que tenía mierda encima?A Leila le ha tocado la peor parte, una madre sádica deseosa de dinero y venganza junto a una estúpida hermana que se cree una vedette y accede a todos sus caprichos.¡Mierda en estado puro, señoras y señores!Pero aquí estoy yo para defenderla y apoyarla en todo lo que sea, además de brindarle un sexo delicioso soy bueno para resolver conflictos familiares. He aprendido a lidiar con lo mío y ahora lidiaré con lo de ella porque es la mujer de mi vida, seremos una familia y juro que amaremos a nuestros hijos, no los engañaremos, ni les haremos sentir mal como nuestros padres lo han hecho con nosotros.La observo dormir plácidamente como hace mucho no lo hacía – por obvias razones por supuesto – ya que en la clínica cubierta de apar