Dos días después…
Jonás me abraza tembloroso, sus lágrimas se mezclan con las mías al tocar mi cuerpo. Me siento bien a pesar de los golpes que tengo en el rostro, ya le dije que no soy tan frágil como él cree. Ns encontramos en la sede dos de la Clínica Serrano porque la otra por obvias razones se encuentra cerrada ya que es la escena de un crimen múltiple.
— ¡Todas las acciones traen consecuencias Leila! – me dice con voz rota —. Si me quedo aquí corren peligro todos de nuevo porque esa persona me quiere a mí – me aprieto contra su cuerpo, no quiero que se aleje de nuevo.
— Pero ¿y la vigilancia, eso debe servir, no? – asiente.
— Claro que sirve Muñeca, sin embargo estando lejos ira por mí, no por us
¿En serio ella dijo eso? Caigo desmayado falsamente en la cama de espaldas justo cuando arruga sus susculentos labios para no reírse. Esta Muñeca va a matarme en cualquier momento porque cada vez que siento su vulnerabilidad, me demuestra que puede resurgir como el Ave Fénix de entre las cenizas dejándome claro que soy yo el motivo de su vida y todo lo que ella quiere, anhela y desea.
Despierto dolorida, mi entrepierna duele. Los últimos tres asaltos fueron feroces como yo los quería y mi novio – el que me complace en todo – hizo que me sintiera solo suya, aunque ya eso lo sabía. Me remuevo incómoda porque necesito ir al baño, pero no es Jonás quien me detiene porque él no se encuentra en la cama. Estoy enrollada entre las sábanas y me impiden salir ¡vaya, que humillación! ser atrapada por unas sábanas, y es que me siento tan cómoda que no deseo salir de entre ellas ¿eso es malo? ¡Ja, claro que no! Es muy bueno, mi teléfono suena y pienso en buscarlo, no deseo levantarme, pero es tan insistente el sonido que debo cogerlo por si acaso es importante.—¡Ya voy! – contesto como si el interlocutor pudiese escucharme. —¿Hola? – se escucha mucho ruido de teclas y personas hablando.
—¿Desde cuándo lo sabes? – me recuesto en su pecho mientras me enjabona en la enorme tina.—¡No lo sé! – me da un beso en la coronilla —. Después que me hirieran, creo – suspira pasando las manos por mis senos. Arqueo la espalda.—No sé si creerle ¿sabes? – miro hacia arriba para verle el rostro —. Es todo tan… doloroso – sollozo de nuevo.—Pues deberías creerle porque dice la verdad – besa de nuevo mi cabeza —, vi fotos, videos, conversaciones. Nada bonito – baja las manos de mi pecho hacia el abdomen y de allí a mi sexo —, de hecho no me agradaría que las vieras, yo no las dejaría libres, son unas delincuentes – acaricia mi sexo enajenándome con su propio deseo —. Necesitas terminar de escuchar la historia
¡Vaya! ¿Y yo pensé que tenía mierda encima?A Leila le ha tocado la peor parte, una madre sádica deseosa de dinero y venganza junto a una estúpida hermana que se cree una vedette y accede a todos sus caprichos.¡Mierda en estado puro, señoras y señores!Pero aquí estoy yo para defenderla y apoyarla en todo lo que sea, además de brindarle un sexo delicioso soy bueno para resolver conflictos familiares. He aprendido a lidiar con lo mío y ahora lidiaré con lo de ella porque es la mujer de mi vida, seremos una familia y juro que amaremos a nuestros hijos, no los engañaremos, ni les haremos sentir mal como nuestros padres lo han hecho con nosotros.La observo dormir plácidamente como hace mucho no lo hacía – por obvias razones por supuesto – ya que en la clínica cubierta de apar
Mi hermano entra al apartamento con expresión cautelosa buscando algo. Me mira dedicándome la sonrisa más falsa de la historia. Levanto una ceja ante su extraña actitud y suspiro, parecen unos niños con esas tonterías.—¿Hola, necesitas ayuda? – ahora sonríe con cariño y me abraza depositando un beso en mi cabeza.—¡Princesa! ¿Estás bien? – asiento con los ojos en blanco.—¡Claro que estoy bien James! ¿Qué sucede? – mira a todos lados.—Muestra tus manos – arrugó el ceño.—¿qué, por qué?—Tus manos Leila, por favor – estiro los brazos.Revisa las palmas, las muñecas y hasta los codos. Toma mi ros
¡Es un imbécil!Si las cosas iban bien ¿por qué coño tuvo que provocarme de ese modo? Porque es hijo de quien es ¡por esa mierda! Respiro dos, tres veces buscando calmarme. Le grité a Leila y no debí hacerlo, conozco a la perfección su naturaleza curiosa y sé que no me dejará en paz por mi reacción ante la sola insinuación de ese estúpido, me deje provocar y lo peor de todo fue que reaccioné maltratando a Leila.Cuando me levanté vi en sus ojos el miedo, es lo último que quiero, pero no puedo reaccionar al recuerdo de ese episodio de mi vida sin agresividad. Espero que mi Muñeca no se aleje, que no me deje por mi actitud de mierda. Confío en que la plática acerca de su padre haya suavizado el momento porque de lo contrario voy a tener que explicar cosas que no deseo recordar.Busco un
Solo tu vida estará adherida a la mía, porque eres tu la mujer a quien quiero y querré para siempre "mi alma gemela". JS. Jonás ondea el teléfono preguntándome si comemos antes de platicar acerca de lo que lo ha alterado de un modo que no conocía. Acepto ante su expresión de hrror cuando se ofreció a explicármelo todo, no quiero lastimarlo con tonterías, pero gritarme como lo hizo no es apropiado dentro de una relación como la nuestra, ya bastantes problemas tenemos como para que él se muestre violento en circunstancias de presión cuando a sus secretos respecta. Llama por teléfono encargando pizza, me mira como un cachorro perdid y eso me rompe el corazón, por eso me deshago de la ropa y desnuda lo llamo para que se recueste conmigo en el sofá. ¡Ok! sé que no es lo mejor en estos casos, ya que lo estoy premiando, pero no me importa porque su cara de arrepentimiento total me basta para perdonarlo por lo que
Nunca un cuerpo me había producido tanto placer, pero nunca un alma tan pura me había limpiado como tu lo has hecho mi Muñeca...Su expresión de asombro casi me hace reír, mi muñeca no puede creer que su propia hermana sea la causante de escándalos y rumores malintencionados, pero que son ciertos. No he terminado de contarle nada, sin embargo ella misma me dijo en una ocasión que podía confesarme de a poco y eso es lo que pienso hacer en este momento, por ahora voy a calmarla un poco, necesito que esté tranquila porque el estrés y la preocupación le puede causar daño a la evolución de su tratamiento. La medicación y las lociones son importantes, pero su tranquilidad es vital para su mejoría.—¡Mírame Leila, necesito que te calmes! – beso sus labios tratando de acatar