Estoy buscando algo en mi oficina cuando el teléfono suena. Lo tomo sin mirar quien llama y me arrepiento.— ¡¿Dónde estás?! —El grito de Lexi casi me deja sordo por lo que separo el móvil de mi oreja—.—Estoy buscando mi anillo de bodas, pero no le digas a Rita que lo he perdido —rebusco entre mis cosas y no doy con él—.— ¿Y qué gano yo si ella no se entera? — ¡Hija de... su madre!—El amor de tu padre.—Nah, ese ya lo tengo, dame otro incentivo —ruedo los ojos y pongo la llamada en manos libres para buscar en los cajones—.—Te daré lo que quieras —puedo escuchar su risa malvada y sonrío—.—Eso suena mejor. Bien, no le diré nada pero tienes treinta minutos para llegar, de lo contrario... —hace una pausa dramática—, estarás castrado al final del día. ¡Y ya es tarde, apúrate! —Grita lo último y blanqueo mis ojos—.Cuelga la llamada sin esperar respuesta y sigo buscando. ¿Cómo diablos lo pude perder? Soy un idiota. Piensa, Williams, piensa. ¿Dónde guardarías algo con mucho valor? ¡En l
ejo salir un bostezo y miro las cuentas del taller con aburrimiento. Anoche no dormí nada gracias a Luke. No sé por qué aún se despierta en las noches, recuerdo que Lexi solo lo hizo el primer mes, luego dormía la noche entera, pero como me dijo Owen: no todos los bebés son iguales. Suelto la pluma en mi escritorio y dejo caer mi espalda en el respaldar de mi sillón. Estoy a punto de cerrar mis ojos para dormir un poco cuando la puerta es tocada.— ¿Si? —uno de mis chicos se asoma.—Erick, te busca una mujer —frunzo el ceño—.— ¿Quién?—No lo sé, pero es alta y rubia — ¡maldición! Ruedo los ojos y le digo que la deje pasar—.Han pasado dos semanas desde el bautizo y aunque le dije que llamaría a la policía ella sigue viniendo cada día a molestar. Ya no sé qué haré. Su voluptuoso cuerpo se hace presente en mi oficina y la miro serio. Lorena baja la mirada y juega con sus dedos.— ¿Ahora qué? —Digo fastidiado ya de su presencia.—Llevo dos días sin comer, Erick, ayúdame por favor —respi
ErickObservo a mi bebé en mis brazos. Su ternura me tiene enamorado, es hermosa. Acaricio su escaso pelo y beso su nariz embriagándome con el peculiar aroma a recién nacido. Abre sus ojos por tercera vez en la noche y parpadea, se comporta como si me mirara, bosteza y se vuelve a dormir. Entonces una persona la quita de mis brazos, levanto la mirada y son los padres de Lorena. ¡No!— ¿Qué pasa?, entrégame a mi bebé —le digo a la señora Monroe a lo que ella retrocede. Trato de levantarme del sofá donde estoy sentado y no puedo—. ¿Qué diablos pasa?—La bebé es nuestra, joven. Nunca debimos dejar a mi hija con usted —dice el señor ayudando a Lorena levantarse de la camilla—.Miro la escena asustado y trago saliva. La rubia más joven me mira con una sonrisa triunfante en sus labios.—Hasta nunca, Erick. Ahora no vas a conocer al bebé por la que tanto sacrificio hiciste.— ¡No! —Grito desesperado—. ¡No, maldición!, ¡Devuélveme a mi hija! —trato de pararme pero no puedo. Con el corazón en
ErickMe dejo caer en la cama y suspiro. He tenido un día largo en el taller, al parecer todos los autos decidieron averiarse hoy. Siento pasos acercarse a la habitación y me siento a la orilla de la cama para ver a Rita entrando por la puerta.—Al fin se durmió —respira hondo y da unos pasos hacia mí—.—Eso es bueno, muy bueno —la tomo de la cintura y la atraigo hasta que queda de pie frente a mí—. Hace mucho que no tenemos unos minutos a solas —digo y la voz me sale ronca, acerco mi boca al abdomen de mi esposa y beso su ombligo, subiendo hasta su estómago.— ¿Ah sí? —Pregunta con un toque de seducción y entierra los dedos en mi pelo, masajeando mi cráneo—. Me encanta que haga eso.—Mmjumm —murmuro y bajo las manos hasta su trasero para apretarlo—.—Entonces debemos hacer algo con eso —se sienta en mi regazo y besa mi boca. Complacido recibo su contacto mientras acaricio su espalda—.Busco su lengua con urgencia y comienzo a sacar el camisón que lleva, al quitárselo me deleito con s
Rita—Owen... Hey, dime algo —acaricio la mejilla del gran hombre pero este se queda inmóvil, está en un estado de shock muy grande—. Erick —llamo a mi esposo, me giro para verlo y está caminando de un lado a otro con el rostro sumamente horrorizado—.¿Qué hago ahora?Muerdo mi labio, estoy a punto de entrar en pánico. Tengo dos grandes hombres hechos mierda y necesito llegar al hospital.—Tengo que ir al hospital —Erick se encamina a su auto a toda velocidad y yo lo sigo—.— ¡Espera!, no puedes conducir en estado de nervios —lo alcanzo justo cuando va entrar y le quito la llave. El suspira y me mira con inquietud—. Tranquilo, cielo, yo te llevo —levanto la mirada y veo a Owen correr hasta su auto—. ¡No!, ¡Owen, no subas a ese auto! —Grito y corro tras él, lo tomo del brazo pero se suelta violentamente de mi agarre, dándome una escalofriante mirada—. Oye, solo quiero ayudar.—Entonces déjame ir con mi mujer, ahora —dice con voz gélida—.—Y lo harás, pero en el auto de Erick y conmigo
ErickEn las últimas dos semanas las cosas no han cambiado mucho con Alexia, ella sigue en coma, su cerebro sigue inflamado y aunque sus heridas se están curando ella sigue en peligro.También está el funeral de la madre de Owen, fue más lúgubre de lo común y fuimos solo por respeto a él ya que nadie quería separarse del hospital por si había cambios, pero no, no hubo ninguno. Tuve una pelea con mi yerno por el simple hecho de que ninguno quiere separarse de ella y solo una persona puede entrar a la UCI. En fin, todos tensos, nerviosos y poco centrados. No he ido al taller en días y Rita ya está un poco irritada. Los niños pasan la mañana en el jardín y en las tardes van con Tere a mi casa hasta que Owen los pasa a buscar en la noche.Es mi turno de entrar a ver a mi reina y en cuanto la veo el nudo en mi pecho se hace más grande, está llena de cables y conectada a máquinas para mantenerla con vida, sus golpes ya están de un tono amarillo y su cuerpo ya está notablemente más delgado.
ErickSeis meses después...Me despierto mirando a mi alrededor. Nuevo día, otro día donde Alexia no da ninguna señal de querer despertar. Luego de dos meses su cerebro se recuperó y los médicos la sacaron del coma inducido, diciendo que en cualquier momento despertaría, pero ese momento no ha llegado. Según me dicen los doctores y Owen es que su cerebro no está ordenando al cuerpo despertar, le hicieron algunos estudios pero todo salió bien. Simplemente ella no quiere abrir los ojos.Me levanto de la cama para ir a verla al hospital, cuando me encamino al baño la voz de Rita me detiene.— ¿A dónde vas?—Al hospital, iré a ver a Alexia —contesto sin darme la vuelta y me voy al baño—.Ella me sigue y le doy un beso en la frente.—Estás descuidando todo por ella, Erick. Lexi no se irá del hospital y tampoco le pasará nada —la miro incrédulo—.—Es mi hija, necesito saber que está bien.—Y te entiendo, pero en los últimos meses no has asistido al taller y no atiendes tu hogar, tu familia.
Rita—Tienes que relajarte, mamá. Es su hija, es lógico que esté alterado. Piensa, ¿y si fuese yo el que estuviera en coma, cómo te sentirías?—Fatal —contesto de mala gana a Maximilian—. No sé para qué lo llamé sí sabía que se pondría de parte de Erick.Y muy en el fondo sé que tiene razón, pero es que tengo miedo de perderlo, ya perdí un esposo, no quiero estar sola de nuevo.—Entonces dale unos días, bríndale tu apoyo y deja de decir que Alexia está muerta —me regaña y ruedo los ojos—. —Sus propios médicos dicen que está conectada en vano, no puede respirar por sí sola. —Me siento al lado de la cuna de Luke y lo observo jugar.—No sabemos si eso es verdad. Escucha, muchos doctores hacen cosas horribles por obtener buenos órganos y según sé, Alexia es donante. Es mejor esperar que pase un año para tomar decisiones apresuradas, he escuchado de personas que duran años en coma y despiertan —suelto un suspiro y muerdo mi labio—.—Quizás tienes razón.—Siempre tengo razón —dice y me río