La propuesta

Al siguiente día, llena de esperanza en una nueva oportunidad, Amelia se vistió acorde a la ocasión. Miraba su reflejo frente aquel viejo y roto espejo, mientras los nervios tomaban control absoluto de su cuerpo.

—¡Hermosa! —escuchó la voz de su amiga Elisa, quien siempre está pendiente a todos sus pasos.

—Me has asustado. ¿Ya se tocan las puertas?

Ella con los ojos entrecerrados analizó a su amiga y la miraba con picardía —¿Tienes una cita y no me contaste?

Amalia continuaba en el espejo —No sé si llamarla cita, pero el empresario Jones, me ha invitado esta tarde a una reunión.

—¡No! ¿Volviste a verlo?

—Él se acercó y me invitó esta tarde a su mansión.

—¿Lo hizo en persona?

Ella asintió con su rostro sonrojado mientras le daba vuelta a un mechón de su cabello.

—¿Qué crees que te va a proponer?

—¡No lo sé! Y no sigas haciendo preguntas que solo me estás poniendo más nerviosa.

—¿Piensa que te comprará la virginidad? De ser así asegúrate de que sea bien pagada.

—¡Elisa!! No me estás ayudando. No pienso que se trate de algo fuera de lo laboral y me aterra que me pida información sobre la empresa.

Elisa escuchó que tocaban unas bocinas afuera y con rostro sorprendido se dirigió a su amiga —Bueno, eso lo vas a investigar en un rato, creo que han venido por ti.

Amalia lo dudó y miró su reloj para asegurarse que aún tenía treinta minutos a su favor —No es a mí a quien esperan, tampoco creo que sepan dónde vivo.

Elisa se acercó a la ventana y vio a ese chófer parado frente a la entrada de la casa de Amelia —Creo que sí saben dónde buscarte.

Ella se apresuró y cuando vio al chófer recordó el día del accidente donde conoció a Dante. En ese momento revivió aquel día.

«Flashback»

El día lunes, como cada inicio de la semana, Amalia se arregló temprano, perdió su taxi y optó por el bus que la llevó retrasada a su trabajo, pero fue por su café, ya que se podía iniciar un lunes sin un delicioso café.

—¡Buenos días, Srta. Amalia! —la saludó George como cada mañana (el propietario de la cafetería que ella solía visitar)

—¡Buenos días! —se apresuró a tomar su café para salir corriendo.

—¿No quieres galletas? —le preguntó George.

—Sería para mañana, hoy estoy retrasada y mi jefe se molesta mucho por el tema del horario.

Después de despedirse salió a toda prisa y justo en el medio de la calle, su pie no respondió y solo sintió el golpe de un auto que la llevó al suelo.

—¡Ahhh! —se escuchó su grito.

Ella sostenía su pierna mientras se quejaba de dolor, pues era lo que se había lastimado y ya le dolía antes del golpe. No podía creer su mala suerte, miró su reloj e intentó ponerse de pie y fue cuando vio salir del auto a ese apuesto caballero. Su chófer le abrió la puerta y él caminó en dirección hacia la joven que permanecía tirada en el suelo.

—¿Está usted bien, señorita?

Ella lo miró y en ese momento él quedó enamorado del color de sus ojos. La ayudó a colocarse de pie y todo parecía transcurrir en cámara lenta, tanto, que pasaron unos segundos antes de que pudiera volver a la normalidad.

—¡Estoy bien, ya me puede soltar! —se quejó molesta por lo que había sucedido.

—No fue intencional, el semáforo cambió de color y cuando adelante el auto la encontré justo en el frente —se disculpó el chófer.

—Aquí tiene señorita —ella observó que el apuesto hombre le ofrecía dinero por lo ocurrido.

Fue en ese momento que trató de arreglarse un poco y colocó los ojos en blanco. —No necesito su dinero caballero, como puedes ver, estoy bien.

—¡Qué mal educada! —expresó el chófer al ver que ella se alejaba, dejando al señor Jones con la mano tendida.

Ella estaba furiosa y hablaba sola mientras se dirigía a su oficina —Típico de los hombres ricos. Piensan que todo tiene un precio y no admiten sus errores.

Continuó enojada y entró muy rápido a la empresa, pues ya iba retrasada y después del accidente sin café y toda desarreglada.

«Fin del Flashback»

—¡Es él, ha venido a recogerme!

—¿Quién es él?

—El chófer del señor Jones, el mismo que casi me atropella frente a la empresa.

Ella miró a su amiga emocionada, pero también observó que el chófer se acercó al auto para seguir tocando bocinas.

—Aquí te esperaré para que me cuentes todo con lujos de detalles.

Ella se miró una última vez en el espejo y salió a encontrarse con el chofer, quien le prestó poca importancia y mantuvo distancia durante todo el camino.

Solo que los nervios y la ansiedad no dejaron que le prestará atención.

—¡Bienvenida! —le dijo después de abrir la puerta del auto para que la chica se desmontará.

—Gracias.

Ella avanzó a la entrada de aquella imponente mansión. Quedó maravillada con el enorme jardín, la colección de autos que se apreciaba desde la entrada y tampoco pudo dejar de ver maravillada la exótica piscina. Cada cosa era mejor que la anterior y nunca antes vista por sus ojos.

Regresó a la realidad cuando el ama de llaves la recibió —¡Buenas tardes y bienvenida! El señor la espera en la sala, puede seguirme.

Ella, después de saludar a la señora, continuó caminando y muy pronto sintió su corazón saltar cuando por tercera vez vio ese rostro fuerte, pero apuesto que tanto le había gustado.

Él se encontraba sentado en una enorme sala y ella pudo apreciar que sobre la mesa principal había algunos papeles, cosa que le aseguró más que se trataba de trabajo.

—Sea usted bienvenida, Srta. Amalia, ¿cómo se encuentra usted el día de hoy?

—Desde que recibí la invitación he quedado muy intrigada, si le digo lo contrario sería una mentira.

Él tomó su mano y la invitó a tomar asiento. Dante, tenía un humor fuerte, pero cuando estaba en presencia de Amalia, se sentía tranquilo y podía ser otra persona.

—Ha llegado el momento de sacar a la señorita de la intriga —ella lo miró con una sonrisa dibujada, pero quedaba muy claro que los nervios la estaban controlando —¿Te considera una mujer de mente abierta?

—¿En todo el sentido de la palabra? —respondió con una pregunta.

Él la miró, pues no sabía si era ingenua o no había entendido la pregunta, pero como era un hombre de poca paciencia, obvió los rodeos y fue directo al grano.

—Te he elegido para que seas mi esposa contractual y la madre de mi heredero.

Ella abrió los ojos como platos, pues jamás imaginó que en ese día recibiría tal propuesta y no supo cómo tomarla.

—¿Quién piensa que soy? ¿Por quién me tomas? —se sintió ofendida y la vez confundida.

—Pienso que un hijo de los dos sería realmente hermoso, con esos ojos que posees y esa fuerza, sería perfecto.

—Creo que se ha equivocado de persona, no soy una mujer de la vida alegre ni estoy vendiendo mi cuerpo y virginidad.

De solo escuchar esa palabra sintió apetito y con una ceja anclada mostró más interés.

—Si fueras una mujer de la vida alegre que vendiera su cuerpo, jamás habría posado mis ojos sobre ti. Me pareces una mujer interesante y por eso te hago la propuesta —ella tenía intención de hablar, pero él le presentó el contrato y la cláusula —Antes de negarte, mira los beneficios que podrías obtener.

—Pero, yo…

—Tampoco debes responder de inmediato, solo que me gustaría tener una respuesta antes del sábado, ya que mis padres desean conocer a mi futura esposa.

Ella miraba el contrato y reglas: No infidelidades de tu parte, Confidencialidad sobre el trato, un bebé en dos meses (de la manera que lo creas conveniente) Seremos una pareja de mentiras. Debes asistir a eventos familiares y la más importante de todas NO PUEDES ENAMORARTE. Esta última estaba escrita en mayúsculas para que no quedarán dudas.

Ella estaba temblando mientras leía el documento en voz alta.

Él se quedó en el sofá y cruzó sus piernas —Lee la parte final, creo que es muy interesante.

Ella no objetó e hizo lo que le fue ordenado:

Sí, la parte acordada cumple con las cláusulas tendrá los beneficios que dice al final del contrato. $$$$

Ella alejó la hoja de su rostro y se dirigió a él —¿Y el bebé? Aquí solo habla sobre el dinero.

—Tendríamos un bebé en común. Eso subiría tu estatus social y mejoraría tu estilo de vida.

Ella bajó la cabeza tentada con la oferta, pues no sabía si estaba loca, pero todo estaba puesto a su favor. Solo tenía una pregunta y no pensaba quedarse sin hacerla.

—¿Por qué me elegiste a mí?

—Porque llamaste mi atención, me hipnotizó tu mirada y me atrapó esa sencillez y fuerza que te aparta del montón.

Intimidada y con mil pensamientos jugando a enloquecerla se puso de pie.

—En 24 horas te daré una respuesta. Disculpa, pero no me lo esperaba y no quiero tomar una decisión apresurada que me lastime.

—Te podrá lastimar, pero cambiaría tu vida de forma significativa.

—El dinero no es importante, no tanto como mi tranquilidad emocional Sr. Jones.

Ella se dirigía a la salida con el documento en la mano y él no se contuvo, así que la llevó a su pecho y robó sus labios en un beso. Aunque pensaba que no lo disfrutaría por la manera en la que lo forzó. Fue lo más delicioso que jamás había probado, sus lenguas se encontraron y jugaron en un mar de emociones.

Solo que ella reaccionó y lo miró asustada —Hasta mañana Sr. Jones.

Él incluso esperaba una cachetada, pero estaba más que confirmado que esa mujer era especial y la había elegido para él.

Ella se marchó y él aún disfrutaba la sensación de su tener sus labios y la suave y delicada aroma que se prendió en sus manos y su pecho.

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