Samanta. Luego de un tiempo en la habitación de Gloria, una enfermera nos pide salir, para que ella descanse. Decido regresar a casa, pero no sin antes mandar a Mercedes para que se quede con ella. Gloria. Estoy en la habitación del hospital, fui lo más amable y sonriente que pude con mis jefes, ellos no tienen la culpa de esto, pero a veces me cuestiono, estoy haciendo las cosas bien, trato de no seguir los pasos de mi hermana, ella trabaja en ese lugar, con esa persona desagradable, solo por una paga buena y un estatus, algo que no me importa, desde pequeña sé cuál es mi lugar, y no me importa ser sirvienta toda mi vida, pero, dónde queda mi felicidad, siempre que hago algo para triunfar, la vida me demuestra que no valgo la pena. Un tiempo a solas con mis pensamientos y veo como la puerta se abre de apoco, pienso que es Mereces, pues la jefa me dijo que ella vendría a quedarse conmigo, algo que agradezco. Cuando la persona termina de entrar, me doy cuenta quien es. —Eres tú, ¿
Luego de unos días a Gloria le dan de alta del hospital, mientras que a Samanta la doctora le entrega los informe de los análisis donde aclara que no está embarazada, y solo son las pastillas anticonceptivas que usa. Pasan algunos meses, dónde todo aparentemente está tranquilo.Samanta. —¿Por qué crees eso? —Me pregunta Tatia con mucho cuidado.—No quiero pensarlo, es solo que, está muy raro últimamente, llega tarde, se va temprano, y siempre está hablando por celular y cuando me acerco cuelga o habla extraño.—Pero una amante Samanta, no crees es algo fuerte. —Solo espero que mis sospechas sean falsas, no creo poder resistir.—¿Cómo está la madre de Dagne? Hace ya cuatro meses que está en quimioterapia.—Sii, ella no ha avanzado nada, Dagne está cada día más decaída. —Es comprensible...—Tengo que ir a la tienda, hay algunas cosas que debo comprar. —¿A está hora? Son las ocho de la noche, mejor espera mañana. Y deja esa loca idea, Alberto te ama.—Ire a casa, pero lo más probable
Alberto. Llegó a casa súper cansado, estos días han sido un poco estresante, tratar de hacer todo al mismo tiempo es un delirio. Al llegar solo quiero darme un baño, dormir y despertar dos días después. Al entrar a la habitación, veo la cama vacía, busco en el baño y Samanta no está, algo extraño porque ella no sale tan tarde, y a parte su auto está en el garaje. Reviso la sala, la cocina, el jardín, los baños y no está, empiezo a llamarla y el celular se conecta luego de unos minutos. —¿Dónde está princesa? —Digo una vez conectado con la otro línea. Ella empieza a balbucear y me doy cuenta que algo está mal. —¿Yaa, te cansaste de divertirte? —Dice arrastrando la lengua. —¿Estás ebria? —Le pregunto, aún buscándola en la casa. —Sii, ¿te importa? —Princesa, dime dónde estás, iré por tí. —Estoy en la terraza. Ahora sigue en tu velada. Mi cuerpo se pone frio, —¿será que sabe algo? —Pienso en mi mente. —Subo sin perder el tiempo y la encuentro con una botella de w
Alberto. Termino de realizar algunas llamadas y descubro al nombre de quien está el celular que fue utilizado para enviar las fotos, me despido de Samanta sin que ella sospeche nada y conduzco a la empresa. Al llegar entro a la oficina del padre de mi esposa, aún no entiendo a qué juega ni porque quiere lastimar la, pero será por encima de mí —Es lo último que digo en mi mente antes reaccionar. —¿Por qué entras a mi oficina de esa manera? —Me dice al mismo tiempo que se pone de pie dando un fuerte golpe en el escritorio. No espero ni un segundo y le suelto un puñetazo entre la nariz y la boca. Camila que está sentada en el escritorio salta del susto y se pone de pie inmediatamente. —No sé que te ocurre con Samanta, ni cuáles son tus intenciones, ni me importa porque quieres hacerle daño, pero ella no está sola, me tiene a mí y si te vuelves a meter con ella o hacerla llorar, te juro que soy capaz de traer el mismo infierno a tu vida, para que sufras en carne propia. No qui
Samanta. —¿Que noticias me tienes? —Pregunto mientras trato de no comer todas las uñas de mis dedos.—El detective aún no ha encontrado a Roger, pero consiguió unas pruebas bastante fuertes, sobre quién ayudo a Roger, o bueno, quien lo pudo ayudar.Ella me pasa un sobre, en este hay una memoria y algunas fotos, me quedo en shock, porque nunca me pasó por la mente algo así, en las fotos mi madre se besa de manera apasionada con Roger, en los vídeos se muestra como se encontraban en diferentes moteles. —No puedo creer esto, ¿Estás segura que es real? —Le pregunto a Tatia un poco incrédula. —Son reales. —Pero, ¿Cómo los policías no dieron con estás pruebas antes? —Roger no es estúpido, lo más probable, es que tenía personas dentro de la policía trabajando para él, crees que iba a robarse 300 millones solo. —Pero mi madre, incluso ella me culpo por ese robó. —Sabes bien que tus padres, —Ella duda un momento, pero al final lo suelta. —No son un ejemplo a seguir. —Termina de decir.
Camila. No puedo creer esto, Alberto me acaba de decir que no quiere verme, que no quiere que esté en su vida, mis ojos se vuelven nubloso por las lágrimas, no puedo controlarla, me duele el pecho solo de pensar, que el hombre que eh amado desde hace más trece años, me sacará de su vida, así como así, por una recién llegada. Trató de calmarme, respiro profundo, me miró al espejo, retoco mi maquillaje y continuo mi rutina como si nada, ya se me ocurrirá algo para terminar con este problema. Alberto. —Buenas tardes, señora Lee. —Digo a la señora de unos cincuenta años que tengo al frente. —Buenas tardes señor Monroe. —Me contesta tomando asiento. —Me alegra que aceptará nuestra oferta. —A mi también me alegra que se interesará en la empresa. —Pues queremos expandir nuestro negocio y una empresa de maquillaje es una excelente opción. Entonces quedamos en que 350 millones es más que suficiente por el 30 por ciento de sus acciones. —Si es más que suficiente, revise los
Alberto. Al despertarme, lo primero que veo es a Samanta sentada en el sofá. —Buenos días hermosa. —Digo mirándola fijamente. Ella sonríe e inmediato se acerca a mí, atrapó sus labios en un beso tierno. —¿Que haces tan temprano? —Pregunto. —Tan ¿Qué? Es casi medio día. —Me responde sonriente. —No es posible. —Digo al mismo tiempo que veo la hora en el reloj. Efectivamente son las once y cuarenta y cinco. —No me sorprende despertarme a esta, con todo lo que hicimos anoche. —Le digo mordiendo suavemente su oreja. Ella gime en voz baja y eso me vuelve loco, la tomo en un beso salvaje y apasionado. —Te amo. —Me dice entre el beso y no puedo evitar sonreír. —Pero, no vamos hacer nada hasta dentro de tres día. —Termina de decir y se separa de mí. Sonrió porque no puedo cuestionarla, anoche fue bastante candente, y se que debe estar adolorida. Ella camina al baño y al observarla lo confirmo. Se le dificulta caminar un poco, de manera rápido me bajo de la cama y la llevo e
—Rob te conocí desde que eramos niños, —Ella hace una pausa y toma una bocana de aire. —desde el primer día, que te vi, supe que ibas a ser muy importante en mi vida. —Ella mira al hombre frente a ella, el cual tiene los ojos aguado por la emotiva conversación. —Me enamore de tí Rob, desde el primer día, pero al crecer, te enamoraste de Adara y entendí que no ibas a ser para mí. Alberto se queda en una esquina escuchando las palabras de la mujer y por un momento pensó, que nada de esto le incumbe, pero se quedó tranquilo en su esquina escuchando todo. —Me hice amiga de Adara, trate de ser la mejor persona con ella, por tí. Una lágrima cruza por la mejilla de Dagne, al pensar que su madre vio al hombre de su vida ser feliz con otra mujer. —¿Te acuerdas de la fiesta del posgrado que hicieron? —Pregunta Diana con dificultad, el hombre se traslado a aquel día, dónde en la universidad que ambos estaban estudiando una maestría, realizaron una fiesta, su esposa decidió quedarse de