Y ahí me encontraba siendo un hombre completamente distinto a lo que he sólido ser; alegre, espontáneo, suelto, risueño e incluso tan hablador como el mismo Colin lo ha sido toda su vida, que hasta la garganta me dolía de tanto que hablaba de una cosa y otra con Amelia; la desconocida bonita que está haciendo de mi nuevo año uno muy diferente.
Quiero creer que es a causa de las varias botellas de cerveza que he bebido sin control, una detrás de la otra sin detenerme, que me siento más relajado y con la necesidad de soltar esos muros de indiferencia y soledad para siempre. Además de que, ¡la cerveza está tan dulce y rica! Baja por mi paladar como si de agua se tratase. También tiene notas amargas que me hacen estremecer entre trago y trago.
—Cuéntame algo más de ti, Amelia — le pregunté, soltando el nudo de mi corbata sin dejar de mirarla a los ojos.
Rayos, cada segundo que pasa la veo más bonita que el anterior. Estas bebidas alcohólicas son peligrosas, nos hacen ver en 3D la realidad.
—Bueno, como ya te lo dije, hace un par de meses me gradué y he estado en la búsqueda de empleo desde entonces, pero ha sido un poco difícil para una recién graduada. ¿Y tú? Aún no me has dicho en qué trabajas.
—Trabajo en una empresa de telecomunicaciones, nada importante — le resté importancia con un movimiento brusco de mano—. Estoy seguro que pronto te darán empleo. En algún lugar deben solicitar una hermosa chica como tú para lo que sea eso que estudiaste.
Noté que se sonrojó incluso más de lo que ya se encontraba, pero se echó a reír, apoyando una mano en mi brazo. Mientras mi mente explotaba por el tibio tacto de su mano, mis ojos no se podían apartar de esa sonrisa tan bonita y en el intenso brillo de sus ojos. No teniéndola tan cerca, he podido descifrar el color de sus ojos.
—Seguro que sí — dijo finalmente—. Mi madre dice que nunca hay que perder la fe.
—Las esperanzas son lo último que se pierden.
—Exacto — bebió un trago largo de su botella—. Esto está muy dulce. Me gusta.
—De hecho, nunca había probado una cerveza de estas — más bien la única, fue lo que pensé, más no lo dije.
No quiero ser un hombre extraño, que nunca ha vivido una experiencia como estas por estar de lleno al trabajo y a hacer crecer su empresa. Por primera vez, estoy siendo Harper, un hombre que charla y se ríe de cualquier estupidez con un linda chica.
—Ya me siento un poco mareada, pero esta cerveza es tan adictiva que no puedo dejar de beberla.
—Creo que deberíamos parar, ¿no crees?
—¡No, claro que no...!
—Los queremos invitar al salón principal para recibir en conjunto la llegada del nuevo año — anunció una voz mediante un parlante—. Gracias por su atención. Con cariño, la gerencia del Hotel 55.
—¡Vamos a dar el nuevo año a todos, Harper! — vociferó efusivamente, tomando mi mano y guiándome al salón principal.
No me di cuenta de lo ebrio que me encontraba hasta que me puse de pie. Todo daba vueltas a mi alrededor, tenía el presentimiento de que tropezaba con mis propios pies y que iba dando cada paso de manera poco recta. Esto es tan impropio de mí, pero no me arrepiento en lo absoluto de haber escapado de esa rutina tan vacía y silenciosa.
El salón estaba lleno, habían parejas, familias enteras y uno que otro fuera de lugar como Amelia y como yo que acabamos allí por cosas del clima y del destino. El bonito y enorme árbol se encontraba iluminando todo, no había necesidad de tener más luces encendidas para tener mayor claridad de las personas. Todos nos arremolinamos, esperando que el reloj marcara el tiempo justo para cantar a todo pulmón el conteo regresivo.
—¡Ya es hora! — Amelia estaba muy emocionada, parecía una pequeña niña.
Pero, para ser honesto conmigo mismo, se ve mucho más hermosa así de sonriente que llorando y pensando en un idiota que no supo valorar su amor.
La tensión, la nostalgia, los logros, los sueños que aún siguen latentes en nuestros corazones, las ganas de devolver el tiempo y hacerlo todo mejor, las sonrisas de mi madre, los buenos y sabios consejos de mi padre y el mejor e incomparable hermano del mundo llenaron mi cabeza de buenos recuerdos y de todo aquello que debo cambiar para este año que falta poco en llegar. Debería estar con ellos, pero por alguna razón me encuentro en este lugar, siendo tomado fuertemente de la mano de una chica preciosa y muy encantadora que conocí por la causalidad del destino.
—¡Cinco!
—¡Cuatro!
—¡Tres!
—¡Dos!
—¡Uno!
—¡Feliz año...!
Todo se descontroló en la última oración que todos cantamos al unísono. Abrazos, besos, e incluso sentí en mi cabeza la lluvia fría de lo que supongo es vino o alguna bebida alcohólica. Las personas allí se abrazaba como si se conocerían de toda la vida mientras deseaban bendiciones y prosperidad a diestra y siniestra. El ambiente en el hotel era de genuina felicidad, no había tiempo de estar nostálgico por los familiares que no están con nosotros.
—¡Harper! — seguidamente sentí que una máquina me aplastaba contra el suelo con su peso, a pesar de que Amelia es bastante pequeña y delgada, pesa y tiene gran fuerza—. Feliz año.
—Feliz año...
No pude resistirme, el impulso y las ganas fueron más grandes que mi razón y todo lo que me he impuesto por años. Me apoderé de su boca, engullendo su cuerpo entre mis brazos y acercándola un poco más a mí si es que era posible. Degusté en su paladar el dulce sabor de un primer beso que me llevó a la gloria y me hizo sentir esas vibraciones que tanto mencionaba Colin, pero el muy hijo de su divina madre, no me dijo que esos calambres eran insoportables y dolorosos mientras la fricción se prolongaba y se hacía cada segundo más intensa.
—¡Vayan a una habitación!
Estando lejos de separarnos el uno del otro, volvimos a escuchar el agudo grito de una mujer.
—¡Hay menores con ustedes! ¡Por favor, hagan eso en la privacidad!
La severidad con la que la mujer gritó, nos hizo separar de inmediato, con la cara roja de vergüenza, las respiraciones aceleradas, con los labios hinchados y las ganas latentes de seguir devorándonos la boca.
—Lo siento mucho... — se levantó de encima de mi cuerpo, dejando la evidencia clara de mi exitación frente a todos los presentes.
—Ven aquí, hombre, eso nos pasa a todos — un hombre me ayudó a levantar y me brindó una copa—. Toma, y bebe suave, porque entre más fuerza hagas, más te va a doler.No comprendí sus palabras, pero sí recibí el trago para bajar el dolor y la ansiedad que se había implantado en mi garganta. Por poco vómito lo que ese hombre me dio, pues ese trago estuvo más fuerte y amargo, nada comparado al sabor dulce de la cerveza que estábamos bebiendo antes.—¿Estás bien? — me preguntó Amelia aun con el leve rastro del sonrojo en sus mejillas.—Sí, estoy bien.—Que bueno...—¿Quieren venir con nosotros al bar, chicos? — nos preguntó el mismo hombre, tomando la mano de una mujer—. Vamos a celebrar otro poco.—No lo sé, ¿tú qué dices? — pedí su opinión.—Vamos, aún no podemos irnos de igual forma. Supongo que tendremos que pasar la noche aquí.—¡Muy bien!Nos fuimos con el grupo de amigos de aquel hombre a seguir festejando el inicio del año nuevo. Bailamos y bebimos hasta que la conciencia dijo bast
Deslizó el vestido por sus piernas, dejándome embobado por el diminuto traje que hacía lo más posible para cubrir las partes más íntimas de su perfecta y bien proporcionada anatomía. Luego se liberó de la parte de arriba, quedando su espalda libre para recibir todo tipo de atenciones.—No te la quites. Ven aquí — palmee la cama, experimentando dolor e incomodidad en mi pantalón—. Quiero quitar esa última prenda yo mismo.Se acercó tímida y coqueta hasta quedar frente a mí. Me incorporé en la cama y me di el gusto de palpar con mis manos y mis labios sus caderas, sus muslos, su vientre, la hermosa redondez y sensibilidad de sus senos. Entre más acariciaba esos puntos tan sensibles, más jadeaba sonoramente para mí. Y, es que, estaba tan fascinado con esos sonidos tan majestuosos que liberaba cada que retorcía entre mis dedos sus pezones, que no quería dejar de sentir esas corrientes que se extendían por todo mi cuerpo y se agudizaban en la punta de mi pene con fuerza. No sé cómo pude no
—Dios mío, ¿dónde estabas? ¿Y por qué vienes en ese estado tan deplorable? ¿Te sucedió algo malo? ¿Intentaron robarte? ¿Secuestrarte? ¿Matarte? ¡Dime algo, Harper! ¡No te quedes callado! — Colin me atacó tan pronto crucé la puerta de la casa.—Hoy estás más lora que de costumbre — masajee mis sienes, rogando para que Colin no siguiera gritando de esa manera tan exasperante—. Estoy bien, por si no te das cuenta.—Pero ¡tienes arañazos por aquí! — abrió mi camisa sin permiso, señalando con su dedo índice desde mi cuello hasta mi hombro—. ¿Qué te pasó? ¿Tuviste un accidente?—¡Que no, carajo! Como es de molesta tu voz. Deja de gritar en mis oidos que la cabeza me va a reventar.—Espera un momento...—¿Qué se supone que estás haciendo, Colin?Olfateó mi ropa y parte de mi cuello, para luego mirarme a los ojos y estrechar los suyos. Es gracioso verlo confundido y sorprendido por el estado en el que he llegado a casa, pero, a decir verdad, cuando me encontré solo en esa habitación de hotel,
AmeliaHe cometido error tras error desde que me mudé a Londres, pero no creí que una noche que pintaba horrible, triste y llena de traiciones fuera a convertirse en el mejor desliz que cualquier mujer puede tener en su vida. Si bien el sexo es algo natural entre dos personas que hacen conexión de momento, más cuando se está fuera de control y la razón ya no hace parte de los deseos de la carne. Pero que un hombre sea tan caballeroso, cariñoso y atento es algo muy difícil de encontrar en el ahora en el mundo. Por lo menos mi primera experiencia no fue nada desagradable; todo lo contrario, aún siento en el medio de mi corazón unas cosquillas bien ricas que se extienden por toda mi piel. Y contrario a lo que creí, no me arrepiento ni un segundo de haberme entregado a otro hombre que no fuese mi esposo.Mis padres no estuvieron de acuerdo que me marchara de casa una vez me enteré de la traición de Oliver con la que decía llamar su mejor amiga. Ahora que lo pienso, fueron cuatro años de u
Con el pasar de los días, el entusiasmo se ha ido por un barranco. No me han vuelto a llamar para asistir a alguna entrevista, y a las únicas dos que me llamaron para presentarme en las respectivas empresas, no me aceptaron por mi falta de experiencia. Aún cuento con algo de dinero y Emma no me ha puesto mayor problema por no poder ayudarla a pagar la renta, pero eso no le quita que me siento terrible y como una carga al tener que aprovecharme de mi mejor amiga. Una vez tenga empleo voy a recompensar toda su ayuda.Por otro lado, encontrar a «Mi Harper» así como lo ha determinado Emma, ha sido una odisea total. Han sido muchos perfiles los que hemos descartado, porque ninguno tiene ni un poco de parecido con él. Estoy empezando a dudar de que él sea amante de las redes sociales, pues a simple vista y por lo bien que recuerdo, es un hombre muy reservado y de pocas palabras. He empezado a perder las esperanzas, pero Emma no se da por vencida y cada tarde luego que llega de su trabajo, m
Llegué a la empresa exactamente a la hora que la señorita de la agencia me indicó por el teléfono el día anterior. Tengo muchos nervios, no voy negar, pues he pasado por infinidades de entrevistas y en todas he sido rechazada por mi nula experiencia. Lo que menos quiero es un rechazo más. Creo que todos merecemos la oportunidad, así gano experiencia y mayor conocimiento con el que contamos, pero muchas de estas personas prefieren ahorrar tiempo con alguien que en su parecer ya está preparado para asumir un rol.Mientras espero a ser llamada para que me tomen las muestras de sangre, un hombre aparentemente como de mi edad o un poco más mayor, se detuvo frente a mí.—Buenos días. Eres la chica que enviaron de la agencia de empleo, ¿verdad?—Sí señor — me puse rápidamente de pie.—¡Menos mal te encuentro! — sonrió grandemente—. ¿Ya te tomaron las muestras de sangre?—No, aún no.—Ven conmigo, por favor.—Sí señor.Lo seguí hasta donde una de las recepcionistas me habían atendido hace un
HarperLas últimos semanas han sido muy difíciles, sobre todo por el inicio de año y la nueva red que implementaremos a mediados del año. Queremos expandirnos, llegar a aquellos lugares donde no cuentan con internet o señal de calidad para entablar una comunicación. Pero antes de arriesgarnos con una red tan amplia y de óptima calidad, tenemos que hacer las pruebas de verificación. Hoy mismo tengo que una reunión con los técnicos y los especialistas para empezar lo más pronto posible con las pruebas iniciales de la nueva red y también tengo la llegada de la nueva secretaria. Necesito una lo más pronto posible, ya que he sido yo el que se va encargado de todo, y he estado a punto de volverme loco con tanto trabajo.Desde que comenzó el año todo me está cayendo en remesa, todo me molesta, por todo estoy irritado, cansado y malhumorado. No hay día que no viva en las nubes por culpa de una chiquilla de ojos bonitos y boquita dulce.—Tengo que salir ahora mismo, necesitan mi aval para empe
Amelia¿Cuántas posibilidades existen en esta vida que mi Harper y mi jefe puedan ser el mismo solo porque el tono de su voz es la misma? ¡Exactamente! Una en un millón. Quizás es pura paranoia lo que tengo ahora mismo lo que me hace pensar que esos dos Harper son realmente uno solo. Pero, vamos, que no puede ser cierto que ellos sean la misma persona. Que porque sus voces se parezcan no quiere decir que lo sean, ¿no?Me miré por milésima vez en el espejo, repitiéndome a mí misma que, con espejuelos o sin ellos, sigo siendo la misma Amelia. ¡Mi rostro no cambia si me los dejo puestos!—Descubriste América, tonta — me dije a mi propio reflejo, tratando de tragar ese manojo de nervios mal infundados que tenía atravesados en la garganta—. Lo que debes hacer es dejar de pensar estupideces y apurarte en ir con tu jefe.Antes de que pudiera salir del baño, el teléfono de mi escritorio sonó. Tropezando con mis propios pies, corrí a agarrar la llamada.—Buenas tardes.—Señorita... Mmm. ¿Cómo