Capítulo 2

La temperatura cada vez descendía considerablemente, aún así, teniendo el calefactor encendido, podía percibir entre la piel y la ropa la frialdad de afuera. Transitar las vías no está mejor que el clima, ahora no sé si pueda volver a casa sin quedar atascado en la nieve. Más cuando ha empezado a nevar con mayor fuerza.

Me detuve por el impacto de la nieve que no me permitió seguir andando. Sin saber qué hacer, me quedé sumido en mis pensamientos por largos minutos en los que no aparté la vista de la nieve. Estando así, es como la soledad me golpea mucho más fuerte. Es ahora dónde necesito de las palabras sarcásticas y llenas de burla de mi hermano, los sutiles regaños de mamá y las miradas inquisitivas de papá.

—¿Por qué no fui directamente a casa? — me pregunté, tratando de establecer comunicación con Colin—. Genial...

Bajé del auto y entré a un hotel que estaba a pocos pasos de dónde había quedado, seguro ellos me pueden prestar un teléfono, ya que el mío no cuenta con señal en el momento.

—Buenas noches — saludé a la recepcionista.

—Buenas noches. Bienvenido al Hotel 55. ¿Cuenta con reservación?

—No, no cuento con una. ¿Será que me puede prestar un teléfono? Necesito hacer  una llamada, ya que me he quedado sin señal.

—Siento no poder ayudarlo, señor. Las líneas también han estado fallando mucho debido al tiempo.

Diablos.

—Si gusta puede esperar en el salón mientras las líneas se reestablecen o el tiempo mejora.

—¿Hay restaurante?

—Sí, claro que sí. También hay bar por si le apetece tomar una copa.

—Gracias, de momento solo voy a cenar.

No teniendo opción, cené en compañía de familias, parejas y muchas personas solitarias como yo mientras esperaba paciente que el clima mejorara para marcharme. Mis padres y Colin deben estar preocupados por mí, pero tampoco ha habido mejora en las redes. Es muy difícil mantener un buen servicio en estos tiempos, sobre todo, debido a la cantidad de llamadas que se realizan el día de hoy a nivel nacional y mundial. Todos, de alguna manera, desean saludar a sus familiares y desearles un año próspero y mejor que el anterior.

La comida estuvo decente y de muy buen sabor, puedo decir que ha sido uno de los platillos que más me ha gustado comer fuera de casa. Me encontraba dándole la probada a una tarta de fresas cuando una voz femenina me sacó de mis pensamientos.

—Disculpe, ¿está ocupado? — señaló la silla frente a mí—. Es que no hay más lugares disponibles...

—Puedes sentarte sin problema — indiqué condescendiente.

—Gracias — la chica tomó lugar frente a mí, esbozando una sonrisa triste—. Espero no molestar.

—No molestas.

El silencio se adueñó de la atmósfera en cuestión de segundos. Por más que quería actuar normal, no podía. Había algo en el rostro de la chica que me invitaba a seguir mirándola, no sé si sea su mirada devastada, lejana y triste, o el hermoso color de sus ojos avellanas. No podía distinguir si el color de ellos era verde o gris, simplemente son de una combinación perfecta entre los dos. Se ve muy joven, de hecho, no parece tener la mayoría de edad, pero para estar sola en un hotel y el día de hoy es porque debe pasar de los veinte años. Lo añiñado de su rostro la hace ver muy linda, es realmente preciosa.

—Que triste, ¿no crees? — me miró fijamente, y por uno momentos quedé desconcertado—. Estar solos en un hotel cuando deberíamos estar con nuestras respectivas familias.

—Ah... sí, es algo nostálgico.

—¿Por que estás solo? Claro, si se puede saber.

Viéndola bien, en sus ojos había rastro de un largo y ansioso llanto. Ellos se perciban rojos e hinchados, además de que parte de su maquillaje se encontraba corrido. ¿Por qué una chica tan joven y bonita había llorado? De pronto me vi preguntándome a mí mismo.

—Pensaba comprar un vino y una tarta para llevar a casa, pero me he quedado a pocos pasos de acá — me encogí de hombros—. ¿Y tú?

Ella parecía dudar en si decirme o no, pero supe de inmediato que era algo triste y muy difícil para ella en contar, más porque las lágrimas se habían apoderado rápidamente de sus ojos. Luchó por no llorar, pero ya había sido muy tarde; sus lágrimas mojaron sus mejillas a gran velocidad, haciéndome sentir mal y confundido.

—Lo siento, pensarás que soy una llorona.

—No te preocupes, es natural llorar cuando algo te afecta, pero ¿sabes? Muchas veces decir en voy alta lo que te hace sentir triste, es de gran ayuda — me sorprendí a mí mismo con lo que acababa de decir.

—Mi prometido me engañaba con su mejor amiga — lo soltó en tono ácido—. Todos estos años me han visto la cara de tonta. Mientras estaba en casa esperando una llamada, una invitación o una visita, ellos se revolcaban a mis espaldas. Lo amaba, y creí ciegamente en que él también lo hacía, pero... — seguía limpiando sus lágrimas sin éxito alguno.

—Está claro que él nunca te amó. Si lo hubiera hecho, no hubiera engañado a una chica tan bonita como tú. No vale la pena que llores por alguien que no lo merece.

—Tienes razón, mientras sigo llorando por su traición y su falta de querer, él debe estar pasándolo de lo lindo en los brazos de ella...

—Te estás haciendo daño a ti misma hablando cada segundo de él. Puede que no sea fácil, pero te recomiendo que dejes ir esos sentimientos. Las personas son falsas y traicioneras por naturaleza.

—¿También has sufrido de un engaño?

—No.

—Ojalá nunca vivas uno. Es muy doloroso — tocó su pecho—. Sientes incluso que estás propenso a sufrir del corazón con tanto dolor que sientes en el.

—Espero que no me suceda algo como eso... — aunque al paso que voy, creo que nunca podré sentir las flamantes vibraciones que recorren todo el cuerpo que Colin tanto menciona.

—¿Te gustaría tomar una copa de vino conmigo? No quiero que te hagas una idea errónea de mí, más porque somos dos desconocidos, pero ¡en realidad necesito una! O en su defecto varias.

Me lo pensé por largos segundos, no soy de beber, mucho menos si es con una desconocida. Pero la chica se ve amable, algo alegre con la idea a pesar de estar sumida en la tristeza, además de que es muy linda y me llamó mucho la atención con solo mirarla a los ojos. ¿Qué malo podría pasar si bebo una copa con ella?

Además de que me propuse ser un poco más sociable, divertirme e incluso empezar a buscar una compañía mucho más grata y emocionante de la que me brinda Colin.

—Se ve que eres un hombre reservado, solitario y de pocas palabras, pero ¿por qué no hacer por primera vez en tu vida algo de lo que en tus cinco sentidos no eres capaz de hacer? Es decir, no es que estemos ebrios o tengamos que estarlo, pero sí estoy segura que si recibimos el nuevo año en esta amargura y tristeza, vamos a estar condenados lo que resta de año a vivir así. Te propongo que disfrutemos hasta que el sol vuelva a estar en la cúspide del cielo — esbozó una sonrisa que alertó a mi corazón y a todas mis defensas—. ¿Qué dices?

—Bueno, ¿por qué no? — le devolví la sonrisa, pero más tímido y menos emocionado que ella —. Nada malo va a pasar, ¿verdad?

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