HarperLas últimos semanas han sido muy difíciles, sobre todo por el inicio de año y la nueva red que implementaremos a mediados del año. Queremos expandirnos, llegar a aquellos lugares donde no cuentan con internet o señal de calidad para entablar una comunicación. Pero antes de arriesgarnos con una red tan amplia y de óptima calidad, tenemos que hacer las pruebas de verificación. Hoy mismo tengo que una reunión con los técnicos y los especialistas para empezar lo más pronto posible con las pruebas iniciales de la nueva red y también tengo la llegada de la nueva secretaria. Necesito una lo más pronto posible, ya que he sido yo el que se va encargado de todo, y he estado a punto de volverme loco con tanto trabajo.Desde que comenzó el año todo me está cayendo en remesa, todo me molesta, por todo estoy irritado, cansado y malhumorado. No hay día que no viva en las nubes por culpa de una chiquilla de ojos bonitos y boquita dulce.—Tengo que salir ahora mismo, necesitan mi aval para empe
Amelia¿Cuántas posibilidades existen en esta vida que mi Harper y mi jefe puedan ser el mismo solo porque el tono de su voz es la misma? ¡Exactamente! Una en un millón. Quizás es pura paranoia lo que tengo ahora mismo lo que me hace pensar que esos dos Harper son realmente uno solo. Pero, vamos, que no puede ser cierto que ellos sean la misma persona. Que porque sus voces se parezcan no quiere decir que lo sean, ¿no?Me miré por milésima vez en el espejo, repitiéndome a mí misma que, con espejuelos o sin ellos, sigo siendo la misma Amelia. ¡Mi rostro no cambia si me los dejo puestos!—Descubriste América, tonta — me dije a mi propio reflejo, tratando de tragar ese manojo de nervios mal infundados que tenía atravesados en la garganta—. Lo que debes hacer es dejar de pensar estupideces y apurarte en ir con tu jefe.Antes de que pudiera salir del baño, el teléfono de mi escritorio sonó. Tropezando con mis propios pies, corrí a agarrar la llamada.—Buenas tardes.—Señorita... Mmm. ¿Cómo
Aún embriagada por la red que son sus besos, lo abracé por el cuello y lo pegué un poco más a mí, tirando de su cabello y dejando una leve mordida en sus labios. Su respuesta fue atacarme con mucha más ansiedad, con más pasión, mucha más fiereza y con más ganas con las que me besó cuando estaba pasado de tragos. Aunque me falta el aire en los pulmones, no quiero despegarme de su boca. Sus besos son muy intensos. Miento al decir que no me gustan, pues nunca antes Oliver me había besado de esta forma tan arrasadora.Los besos de Oliver caían en mi mejilla o en mis labios, me causaban cierto grado de ternura, pero ahora puedo entender a Emma cada que me comenta de esos besos en los que te entran unas enormes ganas de ir al baño y sacar esa presión, de aquellos que aprietas las piernas por la misma necesidad que sientes entre ellas, de aquellos en los que la humedad entre dos bocas unidas no es para nada desagradable, de aquellos besos en los que el corazón palpita sin cesar cada segundo
Al llegar a casa a altas horas de la noche, me sorprendí al ver a Emma acostada en el sofá.—¿Por qué llegas tan tarde? Estaba preocupada por ti — saltó Emma del sofá tan pronto cerré la puerta detrás de mí.—Me dieron el empleo.—¿En serio? ¡Eso es una excelente noticia! Pero ¿te dejaron trabajando hasta tan altas horas de la noche? Que personas tan usureros, espero la paga sea buena.—Algo así, y la paga es muy buena, de hecho — murmuré aún con las piernas temblorosas y el corazón acelerado—. Resulta que mi Harper y el Harper King son el mismo, y pues...—¡¿Cómo?!—Como lo oyes — me recosté en la puerta—. Está de locos, parece aquella novela gráfica que leímos hace unos meses. ¿Recuerdas?—¿La de la becaria y el sexi jefe? Sí, la recuerdo muy bien.—Esa misma.—Pero ¿qué tiene que ver la novela con que tu Harper sea tu jefe...? ¡Oh, por Dios! ¡No puedo creer que estés de suerte! Ya no tenemos que seguir buscando a tu galán, el destino mismo se encargó de ello. Bueno, aunque no parec
La noche se me hizo eterna, no pude pegar el ojo por más que me obligara a dormír y a descansar. Tener la sensación de sus besos en mi piel es algo que me provoca escalofríos aún. Anoche que volví a experimentar sus caricias y su pasión sin tener algún ápice de ebriedad, me di cuenta lo mucho que Harper me gusta. Y eso no está bien, porque del gusto al amor hay una mínima brecha. Ahora bien, tuve suficientes horas para pensar en lo que debo hacer o no. Puede que no sea lo más correcto, pero no puedo irme del único lugar donde me han brindado una oportunidad. Lo que debo hacer es hablar claramente con Harper del asunto; sin embargo, tengo un poco de miedo al no saber lo que me espera.Llegué a la empresa muy temprano, solo para poder hablar con Harper de manera breve de que lo laboral no puede ser mezclado en la interacción personal que hemos tenido. Somos dos adultos, sabemos cómo llevar esta situación. Tan pronto salí del ascensor, me encontré con el Sr. King en la recepción, habland
HarperMe sentía feliz, pleno, con una dicha que inexplicablemente podía explicar a los demás que vieran mi sonrisa. Todos me consideran como un robot, ya que rara vez muestro alguna emoción en el rostro, pero desde ayer no he podido sacarme esa sonrisita estúpida de los labios. El corazón lo tengo en un constante palpitar, supongo que tendré que hacerme revisar, porque no es normal que esté presenciando taquicardias cada que recuerdo el vibrar de mi cuerpo contra el suyo. No es normal que me sienta tan atraído hacia ella, y mucho menos es normal que esté llegando desde tan temprano a la oficina con los nervios en la boca del estómago y con la idea de ver esa mirada que me tiene hechizado.Estoy por creer lo que dice Colin de mí, que estoy dependiendo mucho de Amelia por ser la primera y la única experiencia que he tenido. Pero ¿no es lo mismo que a él le sucedió con su novia Lili?—Buenos días, Sr. King — saludó Keyla.—Buenos días, Keyla. ¿Cómo estás? — quise saber sin razón.—Muy b
Desperté por el fuerte olor a alcohol en mis fosas nasales. Traté de incorporarme, pero el dolor de cabeza y un par de manos evitaron que pudiera enderezar mi postura.—Eres bien dramático, florecita. Se supone que el doctor venía a revisar a mi cuñis, pero, en lugar de eso, tuvo que atenderte a ti.Quedé recto al recordar el motivo de mi desmayo. Varias emociones se expandieron por todo mi ser. Desde el miedo hasta una alegría inigualable. Pero al no ver a Amelia por ningún lado, la tristeza y la desilusión me invadió en un momento para el otro.—¿Dónde está Amelia? — pregunté apurado.—Se fue. Dijo que eres muy débil y sensible para criar a su hijo. También dijo que era mejor buscarle un papá tan cool y encantador como su tío...—Yo no dije nada de eso, no le creas — escuché su voz a mi espalda, y suspiré aliviado.—Imbécil.—Amas a este imbécil.—Largo de mi oficina.—Eres un insensible, por eso Amelia te va a dejar vistiendo santos.—Vete a trabajar, Colin — caminé hasta donde Ame
AmeliaNo puedo creer que mi vida haya cambiado de un momento para otro y tan abruptamente. Este año pintaba difícil y horrible, pero el destino me tenía muchas sorpresas preparadas que, en definitiva, son hermosas y que en lo absoluto eran esperadas. Dejé de ser la chica ingenua y engañada por su novio de la adolescencia a ser una mujer embarazada y cortejada por un hombre que se derrite de lo tierno y bondadoso que es. No digo que sea perfecto, porque es tan imperfecto como lo es cualquier ser humano, pero ante mis ojos, Harper no tiene alguna falla qué señalar.Trabajar a su lado ha sido algo muy bueno y beneficioso para mí. No solo he ido aprendiendo a conocerlo cada día un poco más, sino también hemos entablado buena química y conexión como jefe y secretaria. Él es demasiado demandante, estricto e incluso un poco exagerado y autoritario, pero he ido tomando su ritmo sabiendo interpretar correctamente lo que quiere dar a entender con su manera tan acelerada, pero concisa de dar ex