HarperEl destino nos lleva por caminos diferentes, llenos de tropiezos o llenos de lo que algunos consideran una ventaja. También, nos trae sorpresas inesperadas y otras no tanto en cada parada, pero siempre que algo bueno nos pasa, la marca de sus huellas son imborrables. Amelia llegó inesperadamente a mi vida como un ángel tierno y dulce, me hizo sentir que la vida y el disfrutar iba mucho más allá de una sola noche. Mi hijo llegó a cambiarlo todo, a llenarme los días más vacíos y oscuros de plena felicidad. La emoción y la dicha que siento por dentro me está quemando poco a poco.Tan pronto llegamos al hospital, entraron a Amelia y no nos permitieron el paso a nosotros. Luego de realizar el ingreso, me permitieron entrar únicamente a mí, aunque mis padres e incluso Colin querían estar presentes en el nacimiento del bebé. El parto estaba pactado para el 29 de septiembre, aún no entiendo por qué se adelantó dos semanas.—¿Cómo estás, mi amor? ¿Cómo te sientes? — le pregunté, acarici
—¿Hasta qué horas piensas trabajar hoy, Harper? — inquirió mi hermano, entrando a mi oficina como si de la suya se tratase.—No lo sé.—¿Cómo que no sabes? Si llego a casa sin ti, mamá va a matarme. Además, es año nuevo, no hay mayor trabajo que hacer hasta la semana que viene.—Tengo trabajo retrasado, así que voy a aprovechar estos días libres para ponerme al día — mentí.—Eres un asqueroso mentiroso, ¿lo sabías? Te recuerdo que te conozco mejor que nadie.—Bueno, entonces, ¿para qué preguntas lo que de antemano ya sabes?—No puedo con tus altos grados de amargura — sacudió su traje, como si pudiese deshacerse de algo que solo está visible ante sus ojos—. No voy a insistir, porque es perder mi tiempo y mi aliento; y soy demasiado valioso para perder mis mejores segundos de vida en ti. Solo te pido que no llegues tan tarde a casa, trata de llegar por lo menos para que cenemos en familia. Estoy cansado de esta situación, siempre es a mí a quien regañan por tu culpa. Iré con mamá y pa
La temperatura cada vez descendía considerablemente, aún así, teniendo el calefactor encendido, podía percibir entre la piel y la ropa la frialdad de afuera. Transitar las vías no está mejor que el clima, ahora no sé si pueda volver a casa sin quedar atascado en la nieve. Más cuando ha empezado a nevar con mayor fuerza.Me detuve por el impacto de la nieve que no me permitió seguir andando. Sin saber qué hacer, me quedé sumido en mis pensamientos por largos minutos en los que no aparté la vista de la nieve. Estando así, es como la soledad me golpea mucho más fuerte. Es ahora dónde necesito de las palabras sarcásticas y llenas de burla de mi hermano, los sutiles regaños de mamá y las miradas inquisitivas de papá.—¿Por qué no fui directamente a casa? — me pregunté, tratando de establecer comunicación con Colin—. Genial...Bajé del auto y entré a un hotel que estaba a pocos pasos de dónde había quedado, seguro ellos me pueden prestar un teléfono, ya que el mío no cuenta con señal en el
Y ahí me encontraba siendo un hombre completamente distinto a lo que he sólido ser; alegre, espontáneo, suelto, risueño e incluso tan hablador como el mismo Colin lo ha sido toda su vida, que hasta la garganta me dolía de tanto que hablaba de una cosa y otra con Amelia; la desconocida bonita que está haciendo de mi nuevo año uno muy diferente.Quiero creer que es a causa de las varias botellas de cerveza que he bebido sin control, una detrás de la otra sin detenerme, que me siento más relajado y con la necesidad de soltar esos muros de indiferencia y soledad para siempre. Además de que, ¡la cerveza está tan dulce y rica! Baja por mi paladar como si de agua se tratase. También tiene notas amargas que me hacen estremecer entre trago y trago.—Cuéntame algo más de ti, Amelia — le pregunté, soltando el nudo de mi corbata sin dejar de mirarla a los ojos.Rayos, cada segundo que pasa la veo más bonita que el anterior. Estas bebidas alcohólicas son peligrosas, nos hacen ver en 3D la realidad
—Ven aquí, hombre, eso nos pasa a todos — un hombre me ayudó a levantar y me brindó una copa—. Toma, y bebe suave, porque entre más fuerza hagas, más te va a doler.No comprendí sus palabras, pero sí recibí el trago para bajar el dolor y la ansiedad que se había implantado en mi garganta. Por poco vómito lo que ese hombre me dio, pues ese trago estuvo más fuerte y amargo, nada comparado al sabor dulce de la cerveza que estábamos bebiendo antes.—¿Estás bien? — me preguntó Amelia aun con el leve rastro del sonrojo en sus mejillas.—Sí, estoy bien.—Que bueno...—¿Quieren venir con nosotros al bar, chicos? — nos preguntó el mismo hombre, tomando la mano de una mujer—. Vamos a celebrar otro poco.—No lo sé, ¿tú qué dices? — pedí su opinión.—Vamos, aún no podemos irnos de igual forma. Supongo que tendremos que pasar la noche aquí.—¡Muy bien!Nos fuimos con el grupo de amigos de aquel hombre a seguir festejando el inicio del año nuevo. Bailamos y bebimos hasta que la conciencia dijo bast
Deslizó el vestido por sus piernas, dejándome embobado por el diminuto traje que hacía lo más posible para cubrir las partes más íntimas de su perfecta y bien proporcionada anatomía. Luego se liberó de la parte de arriba, quedando su espalda libre para recibir todo tipo de atenciones.—No te la quites. Ven aquí — palmee la cama, experimentando dolor e incomodidad en mi pantalón—. Quiero quitar esa última prenda yo mismo.Se acercó tímida y coqueta hasta quedar frente a mí. Me incorporé en la cama y me di el gusto de palpar con mis manos y mis labios sus caderas, sus muslos, su vientre, la hermosa redondez y sensibilidad de sus senos. Entre más acariciaba esos puntos tan sensibles, más jadeaba sonoramente para mí. Y, es que, estaba tan fascinado con esos sonidos tan majestuosos que liberaba cada que retorcía entre mis dedos sus pezones, que no quería dejar de sentir esas corrientes que se extendían por todo mi cuerpo y se agudizaban en la punta de mi pene con fuerza. No sé cómo pude no
—Dios mío, ¿dónde estabas? ¿Y por qué vienes en ese estado tan deplorable? ¿Te sucedió algo malo? ¿Intentaron robarte? ¿Secuestrarte? ¿Matarte? ¡Dime algo, Harper! ¡No te quedes callado! — Colin me atacó tan pronto crucé la puerta de la casa.—Hoy estás más lora que de costumbre — masajee mis sienes, rogando para que Colin no siguiera gritando de esa manera tan exasperante—. Estoy bien, por si no te das cuenta.—Pero ¡tienes arañazos por aquí! — abrió mi camisa sin permiso, señalando con su dedo índice desde mi cuello hasta mi hombro—. ¿Qué te pasó? ¿Tuviste un accidente?—¡Que no, carajo! Como es de molesta tu voz. Deja de gritar en mis oidos que la cabeza me va a reventar.—Espera un momento...—¿Qué se supone que estás haciendo, Colin?Olfateó mi ropa y parte de mi cuello, para luego mirarme a los ojos y estrechar los suyos. Es gracioso verlo confundido y sorprendido por el estado en el que he llegado a casa, pero, a decir verdad, cuando me encontré solo en esa habitación de hotel,
AmeliaHe cometido error tras error desde que me mudé a Londres, pero no creí que una noche que pintaba horrible, triste y llena de traiciones fuera a convertirse en el mejor desliz que cualquier mujer puede tener en su vida. Si bien el sexo es algo natural entre dos personas que hacen conexión de momento, más cuando se está fuera de control y la razón ya no hace parte de los deseos de la carne. Pero que un hombre sea tan caballeroso, cariñoso y atento es algo muy difícil de encontrar en el ahora en el mundo. Por lo menos mi primera experiencia no fue nada desagradable; todo lo contrario, aún siento en el medio de mi corazón unas cosquillas bien ricas que se extienden por toda mi piel. Y contrario a lo que creí, no me arrepiento ni un segundo de haberme entregado a otro hombre que no fuese mi esposo.Mis padres no estuvieron de acuerdo que me marchara de casa una vez me enteré de la traición de Oliver con la que decía llamar su mejor amiga. Ahora que lo pienso, fueron cuatro años de u