Capítulo 11

Amelia

¿Cuántas posibilidades existen en esta vida que mi Harper y mi jefe puedan ser el mismo solo porque el tono de su voz es la misma? ¡Exactamente! Una en un millón. Quizás es pura paranoia lo que tengo ahora mismo lo que me hace pensar que esos dos Harper son realmente uno solo. Pero, vamos, que no puede ser cierto que ellos sean la misma persona. Que porque sus voces se parezcan no quiere decir que lo sean, ¿no?

Me miré por milésima vez en el espejo, repitiéndome a mí misma que, con espejuelos o sin ellos, sigo siendo la misma Amelia. ¡Mi rostro no cambia si me los dejo puestos!

—Descubriste América, tonta — me dije a mi propio reflejo, tratando de tragar ese manojo de nervios mal infundados que tenía atravesados en la garganta—. Lo que debes hacer es dejar de pensar estupideces y apurarte en ir con tu jefe.

Antes de que pudiera salir del baño, el teléfono de mi escritorio sonó. Tropezando con mis propios pies, corrí a agarrar la llamada.

—Buenas tardes.

—Señorita... Mmm. ¿Cómo
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