HarperNadie puede arrancar esta dicha y esta felicidad tan grande que siento en el pecho. Encuentro todo fascinante, deslumbrante y aún más maravilloso que antes. Desde que pude apreciar a mi bebé por primera vez, aunque no haya reparado muy bien en la forma de su cuerpecito, ha sido impresionante lo mucho que me he enamorado un poco más de un angelito que llegó a darle un giro brusco y radical a mi monótona vida. No puedo dejar de parlotear sobre lo grande, sano y precioso que mi hijo se encuentra aún estando en el calor interno de su madre.Amelia es la otra razón por la que me encuentran más alegre y sonriente. Ella y mi hijo me han despertado de una manera tan dulce y suave, capaz de matarme poco a poco con una ilusión que no quiere que nunca se esfume de entre mis dedos. Acepto que me enamoré de ella en cuestión de días o bastaron solo segundos para perderme. Tal vez estoy exagerando mucho, pero no puedo sacarla de mis pensamientos, tampoco puedo dejar de probar esos labios tan
Durante el último mes me he encargado de encontrar una casa acorde a nosotros. Si bien no hemos hablado en casarnos, pero llegamos a la conclusión que es momento de empezar a convivir antes de que el bebé nazca. Desde luego mi madre ha hecho hasta lo indecible por unirnos soltando sus comentarios, pero ella misma fue la que me dijo que me tomara las cosas con calma y primero la conociera bien a fondo. ¿Quién entiende a esa mujer? A veces suele decirme una cosa y luego se contradice al decirme otra, aún así, hace mucho que quiero llevar la relación con Amelia más allá, pero tampoco quiero apresurar el paso y asustarla. Además, se lo mucho que le cuesta tener confianza en otras personas. Tal vez, aunque no me lo diga, tiene temor a ser engañada de nuevo.Y si lo nuestro no llegase a funcionar, jamás la engañaría. Fui criado por una mujer y un hombre que anteponen el amor y la familia por encima de todo. Mis padres se han amado inmensamente desde que tengo uso de razón. Los he visto disc
Amelia—¿Qué opinan de la casa, Sres. King? — preguntó el Sr. Mancilla.—A mí me gusta mucho. Es perfecta para los tres. ¿Tú qué dices, mi amor?—Me gusta, aunque me sigue pareciendo muy grande.—Tiene que ser así, muy pronto tendremos a una princesa o a un príncipe corriendo por todos lados. Imagina lo mucho que se va a divertir nuestro hijo en el jardín cuando pasemos tiempo en familia. Los niños en crecimiento necesitan espacio para explorar libremente.Nada más con imaginarlo un fuego se expande por mi pecho. Es una fotografía muy bella de los tres, pasando tiempo juntos y construyendo momentos en familia.—Entonces no se diga más. Este es nuestro hogar.—Perfecto. ¿Quién de los dos va a figurar en los documentos?—Los dos — respondimos al mismo tiempo, dándonos una mirada cómplice y coqueta.Harper es como un niño, cuando no se hace lo que él dice se enoja con facilidad. Y cuando se hace lo que él dice, tiende a acostumbrarse a ser muy caramelo y meloso. Nuestra primera discusión
HarperMe levanté de la cama de un solo salto y me acerqué a ella, atrayendo su cuerpo al mío con suavidad. ¿Quién la llamó? Para que se haya puesto de esa manera, debe ser que algo malo ha ocurrido.—¿Qué pasó? ¿Por qué lloras? — recosté su cabeza en mi pecho y acaricié su cabello al tiempo que dejaba un beso en su frente—. Me estás asustando, mi vida. Dime qué ocurre.—Son mis padres...—¿Qué pasa con ellos? ¿De nuevo tu madre te está presionando para que vuelvas con él?—No. El que llamó fue Oliver.Al parecer haber hablado con ese imbécil no sirvió de nada. Pensé que había sido claro al decirle que no lo quería cerca de mi mujer y de mi hijo. Pero no comprendo cómo consiguió la nueva línea.—¿Qué te dijo?Solo Dios sabe cuánto me estaba conteniendo por dentro. No quiero que mi princesa se ponga más mal de lo que ya se encuentra.—Mi papá sufrió un accidente y está muy grave, y mi madre está delicada a raíz de lo que ocurrió — lloró aún más fuerte—. No sé si creerle o no, pero ¿por
AmeliaBusqué a mi mamá entre todos las personas que se encontraban en la sala y, según la vi, no dudé en acercarme a ella.—Mamá, ¿cómo estás? ¿Cómo está papá?—Por fin apareces, pensé que ya no querías saber nada de nosotros.—Lo siento, sé que no tengo perdón de Dios, pero realmente no pienses eso, mamá. Ustedes son muy importantes para mí — la abracé, sintiendo culpa y dolor en el pecho—. Perdóname, aunque en el fondo no lo merezco.—Lo importante es que estás aquí — correspondió a mi abrazo.He olvidado lo bien que se siente estar entre los brazos de mi madre. A pesar de nuestras diferencias y que ella quiera hacer mi vida a su modo, siempre ha sido una buena madre y una buena mujer. Estoy segura que es Oliver el que ha estado presionando para que me case con él, y como mi madre es un mujer que siempre se ha regido en lo que dicta su iglesia y los demás, no ve para mí otro hombre que no sea ese desgraciado.—¿Qué fue lo que pasó? ¿Cómo es posible que papá haya tenido un accidente
HarperEn lo que Amelia hablaba con el doctor sobre la condición de su padre, su madre se acercó con aire prepotente a mí. Sabía que venía a la guerra con esta mujer y ese imbécil, por eso me he preparado muy bien de camino para darles batalla. Nadie, absolutamente nadie en esta vida tiene el derecho de hacer llorar a mi princesa. No me gusta verla triste y decaída, me gusta verla reír y brillar de felicidad.—¿Cuánto quiere por dejarla? — su pregunta me tomó por sorpresa y me molestó de sobremanera, no creí que fuese a llegar a tanto—. Ponga un precio, el que sea, lo único que quiero es que se aleje de ella para siempre.—No estamos remando para el mismo sentido, señora.—Todos tenemos un precio en esta vida.—¿Cuál es el suyo? — la miré fijamente, es tan desagradable esta mujer.—No me está entendiendo, la que pone las condiciones soy yo, no usted. ¿Qué tiene de especial Amelia? Si es por ese bastardo, haré hasta lo indecible para hacérselo llegar una vez lo tenga.La ira, la rabia
Los días siguientes no hubo noticias esperanzadoras, todo incluso pintaba ir de mal en peor. El Sr. Campbell no tiene respuesta alguna ante las estimulaciones que recibe a diario por parte del personal médico. Es frustrante y doloroso ver como mi Amelia se apaga con el correr de los días. Esas bonitas sonrisas ya no están, se han ido de ese rostro hermoso y angelical del cual quedé cautivado desde un principio.La investigación tampoco tiene gran avance, sobre todo, porque según las autoridades, las cámaras de la zona donde el señor sufrió el accidente, estaban en mantenimiento justo ese día. ¿Casualidad o solo estoy haciendo suposiciones? Es demasiado extraño que precisamente ese día en específico estuvieran fuera de servicio. No quiero pensar nada malo, porque no tiene sentido que le hagan daño a otra persona sin razón, pero ese mal presentimiento no se va de mi cabeza. Hasta no dar con la verdad, creo que no voy a tener paz.Desde que llegamos a Canterbury nos hemos estado hospedan
AmeliaTodo a mi alrededor parece ser mentira, aún no logro asimilar que mi padre ya no está. Todo sucedió en cuestión de segundos, no pude terminar de decirle todo aquello que estaba guardando por dentro durante tantos días. Tenía la esperanza de que iba a despertar, que volvería con nosotras y nos volvería a sonreír de esa manera tan amable y linda que lo hacía. Guardé la esperanza de que iba a conocer a su primer nieto, que lo abrazaría y le daría todo ese amor que algún día me dio a mí. Mi padre fue el mejor de los hombres, éramos tan cercanos y amigos, tan unidos desde que tengo uso de razón y tan protector en cada uno de mis pasos, siempre amoroso y alegre. No merecía lo que le sucedió, tampoco puedo aceptar que el destino sea tan cruel con una persona tan buena.Si bien mi padre nunca fue perfecto, en su momento insistió al igual que mi madre para que me casara con Oliver, pero tan pronto se enteró de las razones por las cuales me marchaba de casa, me ayudó con algunos de sus a