Al llegar a casa a altas horas de la noche, me sorprendí al ver a Emma acostada en el sofá.—¿Por qué llegas tan tarde? Estaba preocupada por ti — saltó Emma del sofá tan pronto cerré la puerta detrás de mí.—Me dieron el empleo.—¿En serio? ¡Eso es una excelente noticia! Pero ¿te dejaron trabajando hasta tan altas horas de la noche? Que personas tan usureros, espero la paga sea buena.—Algo así, y la paga es muy buena, de hecho — murmuré aún con las piernas temblorosas y el corazón acelerado—. Resulta que mi Harper y el Harper King son el mismo, y pues...—¡¿Cómo?!—Como lo oyes — me recosté en la puerta—. Está de locos, parece aquella novela gráfica que leímos hace unos meses. ¿Recuerdas?—¿La de la becaria y el sexi jefe? Sí, la recuerdo muy bien.—Esa misma.—Pero ¿qué tiene que ver la novela con que tu Harper sea tu jefe...? ¡Oh, por Dios! ¡No puedo creer que estés de suerte! Ya no tenemos que seguir buscando a tu galán, el destino mismo se encargó de ello. Bueno, aunque no parec
La noche se me hizo eterna, no pude pegar el ojo por más que me obligara a dormír y a descansar. Tener la sensación de sus besos en mi piel es algo que me provoca escalofríos aún. Anoche que volví a experimentar sus caricias y su pasión sin tener algún ápice de ebriedad, me di cuenta lo mucho que Harper me gusta. Y eso no está bien, porque del gusto al amor hay una mínima brecha. Ahora bien, tuve suficientes horas para pensar en lo que debo hacer o no. Puede que no sea lo más correcto, pero no puedo irme del único lugar donde me han brindado una oportunidad. Lo que debo hacer es hablar claramente con Harper del asunto; sin embargo, tengo un poco de miedo al no saber lo que me espera.Llegué a la empresa muy temprano, solo para poder hablar con Harper de manera breve de que lo laboral no puede ser mezclado en la interacción personal que hemos tenido. Somos dos adultos, sabemos cómo llevar esta situación. Tan pronto salí del ascensor, me encontré con el Sr. King en la recepción, habland
HarperMe sentía feliz, pleno, con una dicha que inexplicablemente podía explicar a los demás que vieran mi sonrisa. Todos me consideran como un robot, ya que rara vez muestro alguna emoción en el rostro, pero desde ayer no he podido sacarme esa sonrisita estúpida de los labios. El corazón lo tengo en un constante palpitar, supongo que tendré que hacerme revisar, porque no es normal que esté presenciando taquicardias cada que recuerdo el vibrar de mi cuerpo contra el suyo. No es normal que me sienta tan atraído hacia ella, y mucho menos es normal que esté llegando desde tan temprano a la oficina con los nervios en la boca del estómago y con la idea de ver esa mirada que me tiene hechizado.Estoy por creer lo que dice Colin de mí, que estoy dependiendo mucho de Amelia por ser la primera y la única experiencia que he tenido. Pero ¿no es lo mismo que a él le sucedió con su novia Lili?—Buenos días, Sr. King — saludó Keyla.—Buenos días, Keyla. ¿Cómo estás? — quise saber sin razón.—Muy b
Desperté por el fuerte olor a alcohol en mis fosas nasales. Traté de incorporarme, pero el dolor de cabeza y un par de manos evitaron que pudiera enderezar mi postura.—Eres bien dramático, florecita. Se supone que el doctor venía a revisar a mi cuñis, pero, en lugar de eso, tuvo que atenderte a ti.Quedé recto al recordar el motivo de mi desmayo. Varias emociones se expandieron por todo mi ser. Desde el miedo hasta una alegría inigualable. Pero al no ver a Amelia por ningún lado, la tristeza y la desilusión me invadió en un momento para el otro.—¿Dónde está Amelia? — pregunté apurado.—Se fue. Dijo que eres muy débil y sensible para criar a su hijo. También dijo que era mejor buscarle un papá tan cool y encantador como su tío...—Yo no dije nada de eso, no le creas — escuché su voz a mi espalda, y suspiré aliviado.—Imbécil.—Amas a este imbécil.—Largo de mi oficina.—Eres un insensible, por eso Amelia te va a dejar vistiendo santos.—Vete a trabajar, Colin — caminé hasta donde Ame
AmeliaNo puedo creer que mi vida haya cambiado de un momento para otro y tan abruptamente. Este año pintaba difícil y horrible, pero el destino me tenía muchas sorpresas preparadas que, en definitiva, son hermosas y que en lo absoluto eran esperadas. Dejé de ser la chica ingenua y engañada por su novio de la adolescencia a ser una mujer embarazada y cortejada por un hombre que se derrite de lo tierno y bondadoso que es. No digo que sea perfecto, porque es tan imperfecto como lo es cualquier ser humano, pero ante mis ojos, Harper no tiene alguna falla qué señalar.Trabajar a su lado ha sido algo muy bueno y beneficioso para mí. No solo he ido aprendiendo a conocerlo cada día un poco más, sino también hemos entablado buena química y conexión como jefe y secretaria. Él es demasiado demandante, estricto e incluso un poco exagerado y autoritario, pero he ido tomando su ritmo sabiendo interpretar correctamente lo que quiere dar a entender con su manera tan acelerada, pero concisa de dar ex
Decir que me encontraba nerviosa era poco. Desde luego que me siento muy ansiosa y nerviosa de conocer a los abuelos de mi bebé y, a pesar de que Harper asegura que son muy buenas personas, no puedo parar de pensar en si es así o no.Los padres de Oliver siempre fueron buenas personas de la puerta de su casa para afuera, porque en el interior de su hogar no hacían otra cosa de poner en ridículo y denigrar a los demás. Conmigo siempre actuaron tan falsamente como su hijo. Pero que ellos sean así, no quiere decir que otros lo sean. Hay personas que aún son buenas en el mundo, y tal vez los padres de Harper lo sean.—¿Nerviosa?—Un poco.—Ellos son buenos, no tienes nada de qué preocuparte.—Lo sé, pero de igual manera, ¿qué van a pensar de nuestra situación?—Créeme, ellos no van a pensar nada malo; todo lo contrario, estarán como dos cacatúas contando a todo aquel que les cruce por el frente que su hijo por fin conoció lo bueno de la vida... y más cosas vergonzosas y típicas de ellos.
—No entiendo nada de lo que veo. ¿Así se ve un bebé en el vientre? ¿Cómo se supone que un doctor sabe qué parte del cuerpo está mostrando?Me reí, quitándome los zapatos bajos junto a las medias veladas. También me he hecho esas preguntas, pero los profesionales son ellos. Y lo que para nosotros resulta incomprensible y sin forma, ellos saben a la perfección lo que hay dentro de cada mujer en estado de embarazo.—Si te hace sentir más tranquila, yo tampoco sé cuál es su cabeza o cuáles son sus piernas, pero mira — tracé la ecografía con mis dedos—, ahí se alcanza a notar su silueta. Bueno, eso es lo que yo veo.—¡Sí, tienes razón! Que cosita más hermosa. Estoy segura que será una niña tan preciosa como su padre.—¿Por qué no fuiste al restaurante? Te estaba esperando, me sentí un poco mal entre su familia.—¿Te hicieron sentir mal o algo por el estilo?—No. Los Sres. King son muy agradables y buenas personas.—¿Entonces?—Quería que estuvieras conmigo. Me dio algo de nostalgia por mis
HarperNadie puede arrancar esta dicha y esta felicidad tan grande que siento en el pecho. Encuentro todo fascinante, deslumbrante y aún más maravilloso que antes. Desde que pude apreciar a mi bebé por primera vez, aunque no haya reparado muy bien en la forma de su cuerpecito, ha sido impresionante lo mucho que me he enamorado un poco más de un angelito que llegó a darle un giro brusco y radical a mi monótona vida. No puedo dejar de parlotear sobre lo grande, sano y precioso que mi hijo se encuentra aún estando en el calor interno de su madre.Amelia es la otra razón por la que me encuentran más alegre y sonriente. Ella y mi hijo me han despertado de una manera tan dulce y suave, capaz de matarme poco a poco con una ilusión que no quiere que nunca se esfume de entre mis dedos. Acepto que me enamoré de ella en cuestión de días o bastaron solo segundos para perderme. Tal vez estoy exagerando mucho, pero no puedo sacarla de mis pensamientos, tampoco puedo dejar de probar esos labios tan