FrancoNo podía dejarla ir, si eso me iba a costar lo que tenía y lo que podía ganar, entonces lo haría. Quiero recuperar a la mujer con la que me casé, quiero tenerla conmigo, no puedo estar sin Camila.—Señor, volvió. No sabe lo angustiada que estaba.—Daila, por favor vaya por mi maletín el de color marrón.Me senté en el comedor agotado, estaba muerto de cansancio.—¿Quiere comer? —dice Daila.—No, no tengo hambre. Solo quiero tener tranquilidad.—Señor, ¿Qué pasa? La señorita vino muy mal en la tarde y estoy muy preocupada, ¿Qué sucede?—Lola, no es nada.—Señor…—¡Lola! Por el amor de Dios, son asuntos personales. De pareja, de mi matrimonio —dije en mal tono.La mujer me mira y baja su cabeza.—Lo siento, no quiero parecer entrometida, solo estoy preocupada por la señorita.—Lamento mucho hablarte así, es que soy un completo idiota. La he cagado, todo lo eché a perder con la mujer que ahora es mi vida.—Señor, no se ponga así, todos cometemos errores. Somos humanos y nos equivo
CamilaHabía cosas que no comprendía, que no sabía. En el mundo de los negocios veo que todos tienen las manos socias del mismo lodo, mi padre; mi padre fue lo que más me sorprendió. Como rechazar a un chico que pedía su ayuda, él nunca le negó apoyo a nadie. Pero al saber que había potencial en Franco, prefirió apagar sus ideas. Tras eso, Franco se llena de rencor y quiere acabar con la empresa de mi padre, ¿Qué clase de gente hace eso? Parece que eso era a lo que él se refería, siempre tratan de salvaguardar el maldito dinero por encima de todo, ahora se dan cuenta que no se trata solo de dinero. El dinero no lo compra todo, no compra la tranquilidad, no compra el amor y no compra la paz mental.—Amor, por favor escúchame. Lo de tú padre lo siento, con todo mi corazón. Por eso traje los papeles, quiero enmendar mis errores, eso es lo importante ¿no? Reconocerlos y afrontarlos.—Pero en tu caso, por tu cuenta no me ibas a decir, los afrontas después de que alguien más lo hiciera sabe
CamilaEstaba muriendo de miedo, mis padres y los padres de Franco llegaron para apoyarnos, yo estaba bien; solo tuve un leve rasponcillo en mi mano, el me salvó. De no ser por Franco sería yo quien estuviera tendida en una camilla en una cirugía.El médico de la familia sale para dar noticias, ya era hora, tenemos mucho de estar aquí, tenemos mucho esperando por una buena noticia.—Doctor, ¿Cómo está mi hijo?—Está estable, la cirugía fue un éxito. Para aclarar la única fractura fue su clavícula, pero del resto son golpes y una abertura que no es de riesgo en su cabeza.—¿Podemos verlo?—En un momento le daremos pase para que lo vean, hay que darle tiempo para que descanse.Nos sentíamos más tranquilos, por la cantidad de sangre que vi, pensé que había sido algo aún más grave, como me alivia que esté mejor.—Tengo que ir por algo de tomar, ¿alguien quiere algo?—No, estamos bien.Pasé por un largo pasillo, en una de las habitaciones unos oficiales estaban custodiando la puerta de la
—Debería ser más agradecida, si fuera otra persona de seguro los dejo caer al precipicio donde estaban destinados —dice Franco enojado.—No debí aceptar este compromiso de pacotilla, si nos tocaba ser pobres; entonces lo enfrentaríamos, pero no quiero seguir aquí.Le doy un golpe a la mesa, pero no medí que chocaría el plato ocasionado un reguero.—Entonces puede irse.Franco se pone de pie y señala la salida de su casa.—La puerta esta por allí, puede largarse y decirle a su padre que cancelamos el acuerdo. No tendrán ni que preocuparse por el abogado, yo lo pago. Seguramente ustedes no tendrán como hacerlo.Hago un berrinche porque no se equivoca en lo que dice, me genera impotencia no poder hacer nada ante él. Quise gritarle, quise decirle todo lo que me genera con solo verlo, pero no puedo provocarlo más. Aunque mi manera de desahogarme fue la peor de todas, pues tomé una copa de vino y la tiré sobre su alfombra más costosa, la de color blanco.—¡Oiga! ¿Qué le pasa?Salgo del come
Camila—Papá, creo que necesito un nuevo vestido. No puedo ir al cumpleaños de Clarisa luciendo algo viejo de mi closet, llamaré a mi diseñador para que haga algo para el fin de semana.—Claro que sí, mi cielo.Mi padre es un hombre complaciente, desde que soy niña, nunca he escuchado un no como respuesta. Nací en medio de una familia adinerada, mi papi tiene una enorme industria encargada del cultivo de uvas y su proceso para la elaboración de vinos.—¿Segura que necesitas un vestido nuevo? Tienes muchos en tu closet.—Si, lo necesito. Es que las modas están algo pasadas, no puedo ir menos que la misma Clarisa; quiero destacarme entre todos. Que todos hablen del bello vestido que usó Camila Edwards.—Pero cariño.—Ya mi papi dijo que si, así que llamaré a Leo para que se ponga en marcha. Solo espero no haber aumentado de peso, buscaré una báscula.No estoy segura en que parte de nuestra casa pueda encontrar una de esas cosas, tal vez del ir con mi entrenador personal.Busco a alguno
CamilaMi noche pintaba tal cual como quería, fui el centro de atención de todas las personas. Beto me trataba como reina y cada vez más teníamos el acercamiento que esperaba, realmente él me gusta mucho, desde que lo conocí supe que quería ser su novia, hice todo lo que estuvo a mi alcance para ser presentados, coincidir en los mismos lugares, fiestas, viajes y por fin llega el momento.—Vamos a un lugar más tranquilo, ¿te parece? Donde podamos hablar, me encanta escucharte —dice él con esos ojos iluminados que me encantan.Beto es de una familia muy prestigiosa, al igual que la mía. Los dos estamos a punto de convertirnos en una de las parejas más top de la ciudad.—Eso suena muy bien, pero ¿A dónde vamos?—Tengo algo más preparado.Beto me toma de la mano y me lleva fuera de la fiesta, estaba tan concentrada en él que no me despedí de mis amigos; ya podré contarles después, se irán para atrás cuando sepan todo.De manera caballerosa, Beto abre la puerta de su auto, corre alrededor
CamilaMi padre es todo para mí, quiero decir, amo a mi madre también; pero mi papá es mi más grande apoyo. Le debo todo a él, no hay nada que yo tenga o haga hecho sin su ayuda, todo lo gestiona mi padre. Mi madre y yo somos dependientes a él en todo.—¿Crees que esté muy mal?Mi madre me abraza y cubre mis hombros con sus manos.—Todo estará bien, mi amor. Tu padre es fuerte, está en las mejores manos.—¿Qué le sucede? ¿Por qué se puso así? Estoy segura de algo sucede y no me quieren contar.—Cariño, tu padre nunca me cuenta nada sobre su trabajo.—Todo te lo confía, ¿Cómo que no sabes?—Es verdad, Cami, no te oculto nada y lo sabes.—Vi unos hombres llevarse los autos de papá, hasta el que me regaló en mi cumpleaños. Dijo que venían para hacerles mantenimiento, peor no son los mismos de siempre; cuando le pregunté se puso extraño.Me siento preocupada por todo, algo no anda bien y dentro de mi lo sé.El médico sale del cuarto de mi padre, mi mamá y yo corrimos hacia él para que nos
CamilaPuedo manejar la situación, nada tiene por qué cambiar ni mucho menos tiene que afectar mi vida y mi grupo social. Sería la primera vez que mi papi pasa por algo así y creo que es normal entre los empresarios, él puede solucionarlo.—¿Cómo te fue con Beto? —me pregunta Clarisa mientras maneja el auto.—Me fue muy bien, aun creo que estoy soñando.—¡Quiero detalles!—Está bien, te diré.Contengo mi sonrisa de solo imaginarlo.—Me pidió que fuera su novia —respondo esperando su reacción.—¡Oh por Dios! ¿de verdad? ¡Guao! Debes estar muy feliz.—Si, fue maravilloso, es un chico tan lindo. Ya siento que estaba demorando mucho para pedirme que fuera su novia. Todo pasó como esperaba.—Que envidia, siempre tienes tanta suerte.—Si, es increíble. Oye, Clarisa; esto es agradable. Digo, solo chicas en una conversación en un convertible, es grandioso ¿no crees?—Si, hace mucho no teníamos este espacio para las dos.—Deberías pasar todos los días por mi para venir al yoga, así podríamos c