FrancoAlgunas cosas ya no son forzadas, parece que me gusta estar donde estoy, hace varios años atrás experimenté igual por una persona; pero en mi mente estaba la idea de que así se mantendría por mucho más tiempo. El día que Mellisa logró robarme el corazón, sabía que sería difícil de encontrar a alguien más que pudiera sacar de mí lo que ella ha logrado. Dejé que el tiempo avanzara y que incluso todo se diera a su manera, pero desde aquella noche que discutí con Camila y nos besamos en un momento de tensión, supe que algo dentro de mí ya no era igual. Ella me hizo perder por un segundo, sentí miedo porque sentí en su beso algo que experimenté por mucho tiempo con Melli. Camila estaba acostada a mi lado, tenía su brazo sobre mi pecho. Miré su rostro y en ella hay cosas que no podré encontrar en alguien más, su manera de llegar a mi vida, su sentido del humor, su forma de ser e incluso sus berrinches, todo eso hace parte de lo que la marcó como alguien diferente. ¿Cómo hiciste muc
CamilaTambién me siento confundida, también siento que es nuevo lo que sucede, pero al menos sé que si regreso a Italia; las cosas no cambiarán. La discusión llegó a un punto que casi me saca de mi lugar, pero quise mantenerme en mi posición. No es de niña caprichosa, es que… debo admitir que hay un gusto por él, nada de lo que le dije antes era mentira. Reconozco que en los primeros días éramos como perros y gatos, que lo quería matar; pero ahora no, si me enojo por sus estupideces, pero ahora me gusta. Después de mil peleas me di cuenta que es un hombre atractivo y que me hace experimentar cosas agradables.Le entregué mi cuerpo sin estar planeado, dejé que tocara todo rincón de mi piel, pero creí que era porque él también está seguro de lo que quería. No pienso volver a Italia sabiendo que todo lo que se vivió aquí fue una broma, que en los viajes puede hacerme el amor y al regresar a casa será como si nada.—Perfecto, creo que el logo que dice Martha, también es el apropiado, luc
CamilaMi día se convertía en uno soñado por mucho tiempo, el poder ir de la mano con alguien se siente bien. Lo quería experimentar hace mucho, quería saber cómo se sentía el pasear por un lugar bonito así. Miraba mi mano que estaba siendo cubierta por la de Franco, quien de repente me daba besos o sostenía mi cintura con autoridad.—Almorcemos en el mejor restaurante, quiero un corte de res con un delicioso vino tinto.—Por supuesto que sí, hoy intento complacerte.—Lo haces porque te sientes mal ¿verdad?—No, lo hago porque me siento bien. Aquí contigo me siento bien.Entramos al restaurante y él pide que le den el mejor lugar, lastimosamente estaba reservado, pero como es don yo todo lo puedo, dijo que pagaría el doble por el lugar y obviamente aceptaron.—Por favor, acompáñeme.El hombre de edad avanzada, pero de una forma elegante de vestir, nos lleva a la mesa y nos sirve una copa de vino como cortesía de la casa.—Oh, gracias. Es muy amable.—Denos un momento, más tarde nos tr
FrancoMe dispuse a recibir de manera adecuada a mis suegros, Camila ha hecho las cosas bien, es lo menos que puedo hacer por ella. Al despertar de mi siesta me encontré con algunos mensajes y llamadas del trabajo, pero responderé hasta mañana. Hoy será mi día para descansar.Entre las llamadas y mensajes tenía unos de Mellisa, pero no es momento para responder, mañana al volver a la empresa le diré como están las cosas. Debí llamarla desde antes, pero no pensé que cambiarían las cosas.Después de prepararme para recibir a mi visita de hoy, preparé en mi cabeza el orden de las ideas que expondría al señor Phillip, ahora me siento mal por algunas cosas que he hecho y quiero compensarlo.—Parece que la conversa de mujeres nunca puede faltar en una reunión.Phillip me acompaña al jardín, caminábamos lentamente al tiempo de darle cortos sorbos a la copa.—Veo muy bien a mi hija, agradezco que la tengas con ese brillo que creí se apagaría una vez llegara a este lugar.—No, Phillip. Eso es
MellisaEstaba preocupada cuando pasó el primer día y no tuve razón de Franco, prometió llamarme, prometió no olvidarse de mí. Tuve mi teléfono todo el tiempo en mi bolsillo, luego en mi mano, luego estuve viendo la pantalla por un largo rato con la esperanza de que llegara algún mensaje.—¿Qué está pasando con él? Debe estar muy ocupado, si, esas reuniones son extensas; de seguro no ha podido tener un espacio para escribir que está bien o para saludarme.Abrí su chat y me di cuenta que estaba en línea, ¿Por qué no saca dos segundos para decir “hola”? me quedé en su chat esperando a que empiece a escribir, pero nunca lo hizo.Al segundo día esperé, pero seguía todo igual, sus mensajes o llamadas no llegaron. Tanto esperar me empezaba a preocupar, pensé en tantas cosas que nada de lo que llegaba era bueno, tengo miedo que lo que siempre temí se haga realidad. No quise torturar más mi cabeza, por eso decidí ser yo quien le enviara un mensaje.—Hola, ¿está todo bien? ¿Cómo marcha la reu
CamilaAl final de la cena le di a mi madre el ramo de rosas de mala procedencia, parece que terminé saliéndome con la mía, nadie se enteró de nada. Pero tengo que hablar con Beto y pedirle que no haga este tipo de cosas, no quiero que vuelva a comprometerme con estos ridículos y absurdos momentos. Franco puede pensar que le correspondo, no quiero alterar el ambiente. Él es un buen hombre y hace este tipo de cosas con mi familia para que yo esté feliz, no es justo de mi parte.—Gracias por la velada, la pasamos increíble.—De nada, espero pronto seguir viéndolos en casa.—Franco, eres un hombre encantador. Espero pronto sean ustedes quienes vayan a casa para compartir con nosotros.Acompañamos a mis padres hasta la salida, le di un abrazo a mamá y uno a papá.Franco también se despide, pero mantenía esa expresión en su cara que me generaba dudas, ¿habrá pasado algo? Quizás sea algo de la empresa, Mellisa también lucía extraña, espero que todo esté bien.—¡Vaya! Fue una excelente noche
CamilaParece que, al querer ayudar, terminé haciendo de todo un completo desastre. ¿Qué le pasa a Franco? ¿Por qué tomar esa fea actitud contra la persona que dice siempre lo ayudó?Me molesta que sea así, hasta a mí me gritó por hacerle ver que se equivocaba. Es una injustica con Mellisa, debería ser más agradecido, fue la única persona que quedó frente a la empresa mientras no estuvo, ¡Aish! Como me da intolerancia una injusticia así.—¡Camila! —gritó detrás de mí.Me hice la sorda porque estaba molesta, también tuve la buena intención de estar con él y darle apoyo. Porque se supone nada cambiaría entre nosotros, las cosas estarían igual al volver a España; parece que el gusto que siente por mí solo le demoró unas horas. ¿Por qué antes quería tenerme aquí en la oficina haciendo mil cosas y hoy que vengo por mi propia voluntad me rechaza?—Te estoy llamando, ¿no me escuchas?—Franco, no quiero hablar en este momento.—No, si tenemos que hablar. Camila Edwards, hay puntos y líneas qu
FrancoQuise irme muy temprano a la empresa para poder hablar con Mellisa, la esperaría para que fuera lo primero antes de iniciar el día. No preparé nada para decirle, la cara se caía de vergüenza, estaba dispuesto a recibir una bofetada si ella quisiera porque la tenía merecida.—Señor, el desayuno aún no está listo. No sabía que se iría tan temprano.—Daila, no comeré. Tengo que irme.Al primer conductor que vi fuera de casa lo llamé para que fuera a llevarme a la empresa. Es la primera vez que voy tan temprano, hasta en el camino llegué a pensar en que desviarme e ir directamente a casa de Mellisa, pero el conductor que ahora me transportaba, no era el mismo que me llevaba a mis encuentros en el hotel.—Señor, que sorpresa.El vigilante de la empresa corrió al auto para abrir la puerta, pensó que algo había pasado al verme tan temprano allí.—Tengo cosas pendientes, por eso vine ahora.Corrí al piso donde está mi oficina y me quedé allí dando vueltas cerca del escritorio donde tra