Capítulo 30

Franco

En la noche me transformé, estaba enojado, sentía que ella también había provocado mi reacción. No sé como pudo terminar, de no frenarlo antes, lo más seguro es que…

En la mesa pensé en conversar lo que pasó, había mucho más por decir, estaba enojado porque no logré que entendiera lo que quería. Fue algo abrumador cuando la miré, ese fue el momento en el que sentí que pudo terminar mal. Estaba dispuesto a todo.

Aquellos ojos hinchados, su cara de tristeza, su cara desencajada me hizo sentir mal. Si, aún seguía molesto, pero me sentí como un monstruo por haber sido brusco con ella, no soy así. No soy perfecto, pero no soy capaz de maltratar a una mujer. Aunque ella, ella y esa lengua que me provoca arrancársela con una pinza.

Decidí dejarle una tarjeta porque sentí lástima, debo reconocerlo. Fue como una forma de compensar la manera en la que en su cuarto la toqué a las malas.

—Buenos días, señor Collins.

Melli llega a mi oficina con una taza de café.

—Buen día.

—Oye, ¿estás bie
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