Veo a Austin, muy serio detrás de mí. —¡Austin!, ¿qué haces aquí? Austin no responde, solo se acerca sin dejar de mirar a mi padre con frialdad. —¿Y tú quien te crees que eres, para tratarme así? —Le pregunta mi padre furioso, y luego empieza a llamar a Efraín. —¡Efraín!, ¡Efraín!, saca a este tipo inmediatamente de aquí. —¡De inmediato, señor! —Afirma Efraín, pero Austin no está dispuesto a ceder tan fácilmente. —No te atrevas, Efraín. Tú más que nadie sabe que lo ideal es que yo también esté aquí. —Efraín se para en seco, y luego Austin se dirige nuevamente a mi padre. —Soy el esposo de su hija, señor, y no permitiré que se atreva a hacerle daño. Tu padre da un paso atrás, intentando recomponerse del disgusto, al saber quien es Austin. Levanta la cabeza, altivo y soberbio, mientras mira a Austin de pies a cabeza, evaluando cada aspecto de su persona. —¡Ya veo!, así que te has dignado a aparecer. Ya Efraín me había comentado algunas cosas de ti. Una sanguijuela,
Enojada, ofendida, frustrada… Con un sin fin de emociones en mi cabeza, retiro la bolsa de suero, del atril, y voy a buscar a Austin, pues necesito hablar inmediatamente con él. No camino muy lejos por el pasillo, cuando escucho la voz de Austin, y de la Dra. Luisa Colleman. Están en una de las habitaciones vacías. Me asomo levemente. —No me mientas, sé que tu matrimonio es una farsa. —Le dice la Dra. a Austin. —No sé de qué hablas. Yo amo a mi esposa. —No me creas tonta. A tu esposa la revisé de pies a cabeza, y encontramos un leve sangrado vaginal, llegue a pensar que quizás podía estar embarazada, jamás me imaginé que estuviera casada, pero en una mujer joven, que lo más normal es que tenga una vida sexual activa, imaginé que podía ser probable. Por suerte solo era su periodo, pero imagina mi sorpresa al descubrir que estaba casada nada más y nada menos que contigo, Austin James, pero su himen sigue intacto. —¿A qué te refieres? —Se nota que Austin, se hace el desen
—¿Pero qué haces aquí? —Le pregunta Austin, y parece realmente enojado. —Vine a buscarte. Hay algo importante que debía decirte, y el reencuentro en el hospital me hizo darme cuenta de ello. «¡Claro!, de seguro si hay algo entre ellos, y él quería mantenerlo oculto. ¡No me puedo creer que Austin también sea un mentiroso!» —Pues dime, ya estás aquí. —No es algo que se deba tratar delante de tu esposa. ¿O debería decir, de la que se hace pasar por tu esposa? «¡Maldita cínica!, como quisiera jalarla de los pelos, y sacarla de aquí.» —¿Disculpa? —Intervengo, porque siento que ya está colmando mi paciencia. —¿Qué?, no se hagan. Los escuché hablar. No se han acostado. Aunque eso ya yo lo sabía. Una mujer de 25 años casada con el hombre más guapo y rico del país, jactándose de que está enamoradísima de él, ¿y aun siendo Virgen? ¡No!, ¡definitivamente ustedes no son pareja! —Y eso te encantaría, ¿cierto?, ¿pero adivina qué?, el que sea aún Virgen, no significa que no ame
Después de volar por varias horas, aterrizamos en una pista privada. Austin conduce un auto que estaba listo para nosotros, por una media hora, y se detiene frente a una enorme mansión con vista a la playa. Me bajo del coche, y admiro la impresionante casa que hay delante de mis ojos. —¿De quién es esta casa, Austin? —Tuya. —¿¡Qué!?, ¿de qué hablas? —Los contratistas, no la tendrían lista, hasta ayer. Por eso decidí que viajáramos hoy. Espero te guste. —Dice, sin responderme lo que quiero saber. —Austin, ¿por qué compraste esta casa?, queda muy lejos, en otro país. Y yo no necesito esto. No la usaré. No tenías que hacerlo. —Si tenía, mientras estemos casados, pienso escaparme contigo una vez al mes. Deseo aprovechar al máximo este lugar, mientras dure este matrimonio. Luego podrás hacer lo que quieras con ella… —Pero… —Intento refutar, pero sin previo aviso, Austin me levanta en sus brazos —¡Austin!, ¿qué estás haciendo? —Le pregunto sorprendida, aferrándome
Me tomo mi tiempo, para recomponerme. Salgo del baño, todavía un poco aturdida por mis sentimientos. Tomo asiento, en silencio, y me quedo viendo a Austin, de una forma distinta. Es como si me pareciera más tierno, más guapo, más sexi, más increíble. ¡El hombre más perfecto del mundo! —¿Todo bien? —Me pregunta, y no sé cómo hablarle, que decirle. Abro la boca para responder, pero no me sale ninguna palabra. En ese momento, una mujer saluda a Austin por detrás. —¡Austin!, ¡pero qué casualidad verte aquí! —¡Hola, Valeria!, no esperaba verte por aquí. ¿Estás con tu marido? —¡No!, estoy en viaje de chicas con mi amiga Renata. —Le presenta a una mujer morena, alta, delgada, de facciones exóticas, cabello negro, muy bonita. —La conoces, ¿no?, ella fue modelo para tu empresa. —No, no la recuerdo, lo siento —Si gustas puedes acompañarnos. Estamos en la mesa de allá. Tu amiga también puede venir. —Le dice la tal Renata, y yo solo arrojo una media sonrisa de hipocresía, y t
#AVISO: Este capítulo no es apto para menores de edad. Todo el capítulo tiene lenguaje sexual, pues he querido complacer a algunas de mis lectoras, donde querían que Austin se desquitara, y le besara hasta la sombra a Ava. Las escenas eróticas realmente me cuesta escribirlas, porque no son mi fuerte, pero espero valoren mis esfuerzos por complacerlas. ¡¡Un abrazo!! *** El corazón me late de forma salvaje en el pecho, mientras dejo que Austin se siente sobre la cama conmigo encima. Me mira fijamente, sin decir una palabra, pero puedo notar en sus ojos una mezcla de emociones, frustración, enfado, confusión, deseo, y eso me desconcierta. «¡Por Dios!, ¿qué he hecho?, ¿acaso lo he incitado a hacer algo que no quiere?» Me toma sutilmente del cuello, y une sus labios con los míos. Mi mente queda en blanco, y durante unos segundos, me parece que estoy volando. Intensifica el beso, moviéndose diez veces más rápido. El calor se esparce por todo mi cuerpo, mientras cierta elec
Abro los ojos, con pereza, sintiéndome muy cansada y adolorida, mientras los primeros rayos del sol se cuelan por la ventana, y calientan mi rostro. Lo primero que noto es que tengo un dolor de cabeza impresionante, seguramente por los tragos de anoche. Intento levantarme, y me percato de que estoy desnuda. —¡Joder!, me siento terrible. ¿Dónde está mi ropa? Miro a todos lados en busca de mi ropa, y veo a Austin dormido a mi lado, y de pronto… recuerdo todo lo que pasó anoche. La cena, darme cuenta de que estoy enamorada de mi esposo, la pelea con Renata, la llamada de Luisa, los besos de Austin, el dolor y el placer de perder mi virginidad, la ducha juntos… e involuntariamente sonrío… Cierro los ojos al recordar, las caricias de Austin, lo cuidadoso que fue conmigo, y lo bien que me hizo sentir. Sonrió como tonta, pues estoy muy feliz de que mi primera vez, haya sido con él. Me vuelvo hacia Austin, esperando encontrarlo todavía durmiendo, para poder deslizarme
Al día siguiente, de vuelta en la casa de la playa, me despierta el sonido de un telefono que suena. Austin contesta con voz somnolienta, aún medio dormido, y después de unos momentos cuelga y gruñe… —¡Joder!, tenemos que regresar a Canadá. —¿Por qué?, ¿paso algo? —Adelantaron la hora de la entrevista con migración. Si queremos estar listo y a tiempo, deberemos volar ya. —¿¡Que!?… Ah!, me había olvidado por completo de eso. Siento que aún no estamos listos. Austin acaricia mi mejilla, y luego me abraza. —Cariño, no tienes de qué preocuparte. Ahora realmente somos marido y mujer. No tenemos que fingir nada. —Pero suelo ponerme muy nerviosa por todo, ¿y si el agente termina pensando otra cosa? —¡No lo hará!, ya lo verás. Lo nuestro es muy real, y solo tenemos que demostrar, lo feliz que somos. Suspiro satisfecha, dándole la razón a Austin. *** Me siento nerviosa, al lado de Austin, en una pequeña oficina, esperando al agente de inmigración que será el encarg