Abro los ojos, con pereza, sintiéndome muy cansada y adolorida, mientras los primeros rayos del sol se cuelan por la ventana, y calientan mi rostro. Lo primero que noto es que tengo un dolor de cabeza impresionante, seguramente por los tragos de anoche. Intento levantarme, y me percato de que estoy desnuda. —¡Joder!, me siento terrible. ¿Dónde está mi ropa? Miro a todos lados en busca de mi ropa, y veo a Austin dormido a mi lado, y de pronto… recuerdo todo lo que pasó anoche. La cena, darme cuenta de que estoy enamorada de mi esposo, la pelea con Renata, la llamada de Luisa, los besos de Austin, el dolor y el placer de perder mi virginidad, la ducha juntos… e involuntariamente sonrío… Cierro los ojos al recordar, las caricias de Austin, lo cuidadoso que fue conmigo, y lo bien que me hizo sentir. Sonrió como tonta, pues estoy muy feliz de que mi primera vez, haya sido con él. Me vuelvo hacia Austin, esperando encontrarlo todavía durmiendo, para poder deslizarme
Al día siguiente, de vuelta en la casa de la playa, me despierta el sonido de un telefono que suena. Austin contesta con voz somnolienta, aún medio dormido, y después de unos momentos cuelga y gruñe… —¡Joder!, tenemos que regresar a Canadá. —¿Por qué?, ¿paso algo? —Adelantaron la hora de la entrevista con migración. Si queremos estar listo y a tiempo, deberemos volar ya. —¿¡Que!?… Ah!, me había olvidado por completo de eso. Siento que aún no estamos listos. Austin acaricia mi mejilla, y luego me abraza. —Cariño, no tienes de qué preocuparte. Ahora realmente somos marido y mujer. No tenemos que fingir nada. —Pero suelo ponerme muy nerviosa por todo, ¿y si el agente termina pensando otra cosa? —¡No lo hará!, ya lo verás. Lo nuestro es muy real, y solo tenemos que demostrar, lo feliz que somos. Suspiro satisfecha, dándole la razón a Austin. *** Me siento nerviosa, al lado de Austin, en una pequeña oficina, esperando al agente de inmigración que será el encarg
—Me estás diciendo que todo este tiempo, me propusiste un trato, donde no éramos nada, ¿pero sabías que debías embarazarme? —Lo miro desconcertada, entendiendo que todo este tiempo me ha mentido. —Amor, puedo explicarlo. —¿Explicarme? ¿Explicarme qué?, Tú sabías que esto era un trato comercial. Tu abuela también lo sabía. ¿Ahora vienes y me dices que debo embarazarme para que recibas tu herencia? —¡No, no es así! —¡Sí, si lo es!… Me has mentido, ¿acaso ese era tu plan desde el principio? ¿Seducirme, para embarazarme y poder heredar James&LC? Austin guarda silencio, y eso realmente me enfurece, y mi única acción es irme de regreso al apartamento, y encerrarme en mi habitación. —¡Ava!… ¡Ava!… por favor, tenemos que hablar. Cariño, déjame explicarte. —Me toca la puerta una y otra vez, mientras yo intento calmarme. —Si no me abres, me quedaré aquí toda la noche si es preciso, hasta que quieras hablarme. Me recuesto en la cama, bocarriba, mirando haci
—Eso quiere decir, ¿qué tendremos un bebé? —¡Sí!… —Digo emocionada, y no tengo tiempo de seguir hablando, cuando Austin se levanta y me carga entre sus brazos. Me llena de besos, y de pronto, cuando se detiene, siento sus lágrimas mojar mi blusa… —¿Por qué lloras?, ¿no estás feliz?… —Niega con la cabeza. —¡Estoy muy feliz! Es solo que… estoy muy emocionado. No sabía que el que me dijeras que voy a ser papá, me hincharía el corazón de felicidad. No sé cómo explicarlo. ¡Es la mejor noticia de mi vida! «La ternura de ese hombre, me hace sentir la mujer más afortunada en este mundo.» —¡Cariño!, ¡eres tan dulce! ¡Te amo tanto! —Y yo te amo más… ¡Los amo más! —Corrige y se agacha para darle un beso a mi vientre. … Durante los días siguientes, Austin y yo estuvimos muy juiciosos, yendo al doctor, para ver cómo iba el bebé, y descubrimos que tenía unas 4 semanas de gestación. El sexo aún no lo sabíamos, pero todo marchaba superbién. Los malestares aún me ponían muy mal,
Austin, completamente aterrado, me mira mientas aún sigo en el piso, llorando sin consuelo. —Cariño… Escúchame… Por favor ya no llores. Como puedo, intento levantarme, y él nuevamente me agarra, pero esta vez lo aparto de un empujón, muy alterada. —¡Qué no me toques!, ¡no quiero que pongas tus manos sobre mí! Al mirar fijamente a mi esposo, no sé que es lo que siento… ¿Temor? ¿Pánico?, ¿Duda? ¿Ira? —Ava… por favor, no me hagas esto. ¡Yo te amo!— Me dice con las lágrimas rodando por sus mejillas, pero estoy demasiado afectada como para prestarle atención. —Camino hacia la puerta, pero Austin se pone delante de mí. En sus ojos hay dolor, pero no tanto como lo hay en los míos. Todo lo que creí que tenía se ha caído a pedazos. —Ava… —Una sola cosa Austin… ¿Sabías qué ella era mi familiar, antes de conocernos esa noche en el bar? Austin baja la cabeza, sin emitir palabra, y entiendo perfectamente la respuesta. «Todo este tiempo he sido manipulada por él.» Sin po
—¿Savanah?, ¿qué haces aquí? ¿Austin te contó?… —Sí, lo hizo, pero no sabe que estoy aquí. Si me atreví a venir, es por qué con el pasar de los días lo veo más triste, sin ánimos de nada, y eso me preocupa. —¿En serio? —Si… Cuando no está aquí, está en la oficina, sumergido en el trabajo. Come poco, casi no duerme, y sé la pasa de mal humor. Ya puedes imaginarte la situación, si yo tuve que regresar de mi retiro, para estar al pendiente de todo. —Yo… ¡Lo siento! —Y si lo sientes, ¿por qué no vuelves con él? —¡Eh!… —Bajo la cabeza, avergonzada porque tenga que verse involucrada en nuestra situación. —Ava… —¿Sí? —¿Puedo pasar, o a mí tampoco piensas permitirme hablarte? Apenada, la dejo seguir, pues estaba tan sorprendida que no me había dado cuenta de que aún estábamos en la puerta. Toma asiento, y me pide que la acompañe. —¿Tendrás algo de tomar? —Sí, ¡por supuesto! ¿Qué deseas? —Un whisky, está bien. Me sorprende ante su petición, tan t
Abro los ojos poco a poco, y me ciega una luz brillante. Intento acostumbrarme, a la luz, y empiezo a observar a mi alrededor, pero siento un dolor en el cuello cuando lo hago, y una punzada en la cabeza, que me está matando. Caigo en cuenta de que tengo puesta una máscara de oxígeno, y siento el pitido incesante de una máquina a mi lado. En el otro extremo de la habitación, veo a un hombre de traje, caminando de un lado a otro, mientras habla con alguien por teléfono. Parpadeo varias veces, intentando enfocar mi vista, y descifrar quien es… Retiró la máscara de mi cara, y como puedo pronuncio palabra. —¿Papá? La confusión me abruma, mientras trato de pensar en que pasó. Apenas me escucha, mi padre se gira hacia mí, y abre los ojos de par en par al verme, cortando la llamada. —¿Dónde estoy? ¿Qué sucedió? —¡Ava! ¡Oh, gracias a Dios! Corre hacia mí, y me sorprende la genuina preocupación que muestra por mí en ese instante. Me sorprende verlo tan demacra
—¿¡Qué!? —Respondo sorprendida, ante la afirmación de mi padre. No es algo que me pueda creer tan fácilmente. Miro fijamente a Fredy que se sonroja exageradamente con los ojos abiertos de par en par y evita mi mirada, como si para él también fuera una sorpresa las palabras de mi padre. —¿Johnson? Ese apellido me suena. ¿Eres político? —¡Mi familia lo es! —Me contesta tímidamente. «¡Ja!, con razón mi papá parece feliz y entusiasta. De verdad estoy comprometida con este chico por voluntad propia o todo esto ha sido obligada por mi padre?» —¿Y de verdad tú y yo tenemos una relación? —Le pregunto directamente, y la sonrisa de mi padre, se desvanece. —¿Acaso dudas de tu padre, niña? ¿Cómo puedes preguntarle eso al chico? Todos estos días preocupándose por ti, para que ahora dudes de él. Miro nuevamente a Fredy, y no recuerdo haber visto su cara antes. «Parece incómodo, y avergonzado. Su actitud no es de alguien que hubiera estado preocupado, desesperado por esperar a q