Abro los ojos poco a poco, y me ciega una luz brillante. Intento acostumbrarme, a la luz, y empiezo a observar a mi alrededor, pero siento un dolor en el cuello cuando lo hago, y una punzada en la cabeza, que me está matando. Caigo en cuenta de que tengo puesta una máscara de oxígeno, y siento el pitido incesante de una máquina a mi lado. En el otro extremo de la habitación, veo a un hombre de traje, caminando de un lado a otro, mientras habla con alguien por teléfono. Parpadeo varias veces, intentando enfocar mi vista, y descifrar quien es… Retiró la máscara de mi cara, y como puedo pronuncio palabra. —¿Papá? La confusión me abruma, mientras trato de pensar en que pasó. Apenas me escucha, mi padre se gira hacia mí, y abre los ojos de par en par al verme, cortando la llamada. —¿Dónde estoy? ¿Qué sucedió? —¡Ava! ¡Oh, gracias a Dios! Corre hacia mí, y me sorprende la genuina preocupación que muestra por mí en ese instante. Me sorprende verlo tan demacra
—¿¡Qué!? —Respondo sorprendida, ante la afirmación de mi padre. No es algo que me pueda creer tan fácilmente. Miro fijamente a Fredy que se sonroja exageradamente con los ojos abiertos de par en par y evita mi mirada, como si para él también fuera una sorpresa las palabras de mi padre. —¿Johnson? Ese apellido me suena. ¿Eres político? —¡Mi familia lo es! —Me contesta tímidamente. «¡Ja!, con razón mi papá parece feliz y entusiasta. De verdad estoy comprometida con este chico por voluntad propia o todo esto ha sido obligada por mi padre?» —¿Y de verdad tú y yo tenemos una relación? —Le pregunto directamente, y la sonrisa de mi padre, se desvanece. —¿Acaso dudas de tu padre, niña? ¿Cómo puedes preguntarle eso al chico? Todos estos días preocupándose por ti, para que ahora dudes de él. Miro nuevamente a Fredy, y no recuerdo haber visto su cara antes. «Parece incómodo, y avergonzado. Su actitud no es de alguien que hubiera estado preocupado, desesperado por esperar a q
Un profundo sentimiento de nostalgia y tristeza me abruma, y siento que el corazón se me rompe en mil pedazos. Me echo a llorar en mi cama desconsolada —¿Qué es esto que siento? ¿Por qué hoy después de tanto tiempo he vuelto a soñar con ese hombre? ¿Qué significa? ¿Por qué siento que lo necesito?, siento una inexplicable sensación de pérdida, y no entiendo por qué... Mis lágrimas siguen mojando las sábanas de mi cama. —¿Por qué no puedo dejar de llorar? En verdad siento que mi corazón está destruido. Necesito saber quien es ese hombre. Intento volverme a dormir, y soñar nuevamente con él, pero mis esfuerzos son en vano. … Al día siguiente, me sorprende un poco, la visita de Fredy Johnson en horas de la tarde, y aunque mi padre me pide que lo reciba, lo hago sin el mayor ánimo, pues la verdad es que no tengo ningún deseo de verlo, si por mi fuera, me la pasaría durmiendo, intentando soñar con el hombre de mis sueños. Bajo al salón para saludarlo y no pasar por maled
—¿Qué acaba de decir? —Que la busca Austin James. Su esposo El corazón me da un vuelco y siento cómo mi respiración se entrecorta. Y en cuestión de segundos, mi mano deja caer el teléfono, que intento coger rápidamente por la impresión. —¿Aló? ¿Aló? No se escucha nada, y frustrada me dejó caer al piso, y cierro los ojos, repitiendo en mi cabeza, una y otra vez el nombre de Austin James, que aunque me resulta desconocido, me esfuerzo por tratar de recordar algo. De pronto el rostro borroso del chico de mis sueños, pasa fugazmente por mi mente, y entonces el corazón comienza a latir salvajemente dentro de mi pecho, como si reconociera algo que mi cerebro no. —Austin James, ¿quién eres? ¿Realmente estoy casada? —¡Señorita!, ¿está bien?, ¿qué hace allí tirada?, ¿qué le ha pasado? —Me dice muy preocupada una de las empleadas, que me ayuda a levantar, pero siento que me cuesta respirar, y el pánico se apodera de mí. —¿Señorita, que le pasa? Señalo el teléfono en
Llega la noche, y cuando llega la hora de cenar con los Johnson. Estoy perfecta. Mi plan es ser la hija que desea mi padre, así podré ganarme su confianza. … Apenas salimos del auto, Fredy me ofrece su brazo —¡Estás hermosa, Ava! —¡Gracias!, tú tampoco estás mal. Empiezo a ser agradable con Fredy, frente a mi padre, y parece complacido. Fredy me invita al interior de la casa para que conozca a su familia, mientras mi padre se queda afuera, saludando a algunas personas. Pongo mi mejor sonrisa, mientras me presento. —Papá, mamá, ella es la hermosa Ava Roberts. Fredy me presenta a sus padres, que me dan una cálida sonrisa, muy amables. Observo, también, a tres hombres jóvenes, charlando con euforia, y un joven que está en un rincón, con cara de pocos amigos, que parece que preferiría estar en cualquier otro lugar, menos aquí, y a su lado hay una mujer que me resulta muy familiar. —¿Rita? Llamo sorprendida a mi amiga, que me hacía tanta falta, y camino hacia
—¿Damián?, ¿de verdad eres tú? —Ava, te he buscado por todas partes desde que regresé. No puedo creer que mi padre me mintiera acerca de tu paradero. —¿De qué hablas? —El muy canalla, me juró que te habías escapado con un hombre, y que al igual que yo, te buscaba con desespero. Me hizo creer que estaba furioso contigo. No puedo entender cómo puede tener la sangre tan fría… —¿¡Qué!?, ¿eso te dijo? —Sí, si no hubiera sido, por qué tu esposo me localizó y me contó todo, aún seguiría buscándote, imaginando lo peor. —¿M-mi… mi esposo? —Sí, Austin. ¿Pero qué pasa contigo?, ¿por qué preguntas? ¿Acaso no conoces tu propia vida? —Eso parece. Sufrí un accidente, y tengo amnesia. Lo último que recuerdo, fue cuando te despedí en el aeropuerto. Y parece que mi papá se ha aprovechado de eso. Empiezo a llorar desconsolada. —¿¡Qué!?…No te preocupes, ya mismo iré a buscarte. —No, no lo hagas. A Flor la exilio, para que tampoco me ayudara, y logró que a Rita la comprometiera
Despierto, aturdida, con un fuerte dolor de cabeza, toco mi vientre, pensando en que hace tan solo unos meses estaba embarazada, y ahora ya no. No recuerdo nada de mi hijo, pero me duele el alma, y eso me hace tener más ganas de descubrir la verdad, y escapar de este lugar. —¡Ya despertaste! —Dice mi padre, apenas entra a mi habitación. No entiendo cómo puede ser tan descarado, de hablarme como si nada. —Ava, cariño. Ahora entiendes, que yo, solamente quería cuidarte. —¿De qué hablas papá? —De lo del bebé… —¿Cuál bebé? —Le digo, simulando que otra vez no recuerdo nada, debido a la fuerte impresión. —¿Eh? ¿Por qué preguntas eso, hija?, ¿qué es lo último que recuerdas? —A ti y a mí, cenando en casa de los Walton. ¿Por qué? —Nada cariño. Todo está bien. Es que, te desmayaste, seguramente por qué aún no estás recuperada totalmente. —Con razón me siento tan mal. —Afirmo observando el descaro de mi padre para ocultarme otra vez las cosas. —Es entendible, hija. T
—Muy bien. Entonces te ayudaré. Iré a la gala, aunque mi padre no quiera, y haré lo posible por qué puedas escapar. —No tienes que hacerlo, ya es suficiente con los pasajes de Avión. No quiero meterte en problemas con nuestros padres. —¡Nada de eso!, yo siempre seré tu aliada. ¿Qué es lo peor que podrían hacerme?, ¿exiliarme de nuevo a Londres? ¡Ojalá! Además, tal vez, tú no te acuerdas, pero yo si, y quiero recordar viejos tiempos. —Te lo pagaré de alguna manera. ¡Te lo prometo! —¡No digas tonterías!, soy tu mejor amiga. Haría cualquier cosa por ti. —¡Gracias! ¡Te quiero! —Y yo a ti. Pero no sigas, por qué me pondrás sentimental. Después de colgar el teléfono, compro todos los vestidos que había llevado al probador, sin siquiera medírmelos. Dejo el teléfono desechable, en el vestidor, y apenas salgo, empiezo a maquinar, en mi mente, el momento perfecto para escapar en la gala benéfica. Papá estará muy ocupado con los invitados. Apenas y me prestará atención. Ri