Despierto, aturdida, con un fuerte dolor de cabeza, toco mi vientre, pensando en que hace tan solo unos meses estaba embarazada, y ahora ya no. No recuerdo nada de mi hijo, pero me duele el alma, y eso me hace tener más ganas de descubrir la verdad, y escapar de este lugar. —¡Ya despertaste! —Dice mi padre, apenas entra a mi habitación. No entiendo cómo puede ser tan descarado, de hablarme como si nada. —Ava, cariño. Ahora entiendes, que yo, solamente quería cuidarte. —¿De qué hablas papá? —De lo del bebé… —¿Cuál bebé? —Le digo, simulando que otra vez no recuerdo nada, debido a la fuerte impresión. —¿Eh? ¿Por qué preguntas eso, hija?, ¿qué es lo último que recuerdas? —A ti y a mí, cenando en casa de los Walton. ¿Por qué? —Nada cariño. Todo está bien. Es que, te desmayaste, seguramente por qué aún no estás recuperada totalmente. —Con razón me siento tan mal. —Afirmo observando el descaro de mi padre para ocultarme otra vez las cosas. —Es entendible, hija. T
—Muy bien. Entonces te ayudaré. Iré a la gala, aunque mi padre no quiera, y haré lo posible por qué puedas escapar. —No tienes que hacerlo, ya es suficiente con los pasajes de Avión. No quiero meterte en problemas con nuestros padres. —¡Nada de eso!, yo siempre seré tu aliada. ¿Qué es lo peor que podrían hacerme?, ¿exiliarme de nuevo a Londres? ¡Ojalá! Además, tal vez, tú no te acuerdas, pero yo si, y quiero recordar viejos tiempos. —Te lo pagaré de alguna manera. ¡Te lo prometo! —¡No digas tonterías!, soy tu mejor amiga. Haría cualquier cosa por ti. —¡Gracias! ¡Te quiero! —Y yo a ti. Pero no sigas, por qué me pondrás sentimental. Después de colgar el teléfono, compro todos los vestidos que había llevado al probador, sin siquiera medírmelos. Dejo el teléfono desechable, en el vestidor, y apenas salgo, empiezo a maquinar, en mi mente, el momento perfecto para escapar en la gala benéfica. Papá estará muy ocupado con los invitados. Apenas y me prestará atención. Ri
Siento cómo mi corazón se acelera al tener tan cerca su hermoso rostro, y esos ojos que siento me han visto desde siempre. Esa sensación de no conocer a una persona, pero, aun así, todo en él me resulta familiar. Sus manos, sosteniéndome, producen electricidad en mi cuerpo. Involuntariamente, todo mi ser reacciona a él. «Austin James… ¿De verdad tú eres, mi esposo?» —Pienso, asimilando una felicidad que se cuela en mi pecho al tenerlo tan cerca. Es como si mi más grande sueño se hubiera hecho realidad. Estoy hipnotizada por él, quiero tocarlo, quiero abrazarlo, quiero sentirlo aún más cerca. Es como si supiera de alguna manera, que con él es con quien debo estar. —A-Austin… —Tan solo mencionar su nombre, me hace temblar. —¡Ava, amor mío! —Me abraza fuertemente, como si hubiera esperado esto hace tanto tiempo. «¿Acaso ha venido por mí?» Estoy tan desconcertada y pensativa, que ni siquiera me di cuenta, que las lágrimas estaban rodando por mis mejillas. Veo que Austin
Nos quedamos callados el resto del trayecto a un bar. Al entrar, lo reconozco de inmediato. Ya había estado en este bar antes. Con Rita, sin embargo, siento que también había estado aquí con él, y fragmentos de recuerdos, aparecen en mi cabeza. Me veo sentada en la barra, junto a un hombre guapo… ¡Austin! No… es confuso. Un dolor punzante al instante me da en el centro de la cabeza, y de inmediato Austin se acerca, notando que algo anda mal. —¿Qué pasa, Ava?, ¿estás bien? —Lo siento. Me siento algo abrumada. -—Este lugar… Siento que debo recordar algo que paso aquí —¿A qué te refieres? —Me mira confundido, sin entender. Es cierto, Austin, no sabe que perdí la memoria. —Austin… hay algo que tienes que saber… —¿Y qué es? —Pero no aquí… debemos hablar en otro lugar. Austin me lleva a un hotel 5 estrellas, a una suite en el último piso. Mientras se quita la chaqueta. Lo espero en el balcón, viendo la vista. Cuando se acerca a mí, lo miro fijamente, estudiando
Me alejo de él, sorprendida por su revelación. —La primera vez que te vi fue en ese bar con tu amiga, pero un año atrás, había sufrido un grave accidente. Ese día planeábamos ir a Manhattan. Mi amigo Ray estaba tan emocionado. Era la primera vez que venía a los Estados Unidos y quería conocer todo. Jamás pensamos que ese día, un hombre ebrio nos chocaría de costado, haciendo que Ray perdiera el control y lastimáramos a Chloe. —Entonces, ¿tú no mataste a Chloe? —No. Yo intenté ayudarla. Me bajé del auto rápidamente y la socorrí de inmediato al ver su estado. Luego regresé al auto para ayudar a Ray, que estaba inconsciente, pero el accidente había causado un daño grave en el tanque de gasolina del auto, causando una gran explosión que nos envolvió antes de que pudiéramos alejarnos lo suficiente. Ese día el conductor del otro auto y mi amigo Ray murieron, y yo casi pierdo las piernas. Por alguna razón le creo. La sinceridad en sus ojos y en su voz, es genuina. Lo siento.
Veo la mirada de pasión de Austin ante mis palabras, como si estuviera luchando consigo mismo para mantener su autocontrol.Le sonrió, mientras acerco lentamente mi rostro al suyo. —¡Hazme el amor, Austin! —Le digo, tímida pero segura.Austin me muestra una tierna sonrisa, y acaricia mi mejilla suavemente con sus manos.—No hay nada que desee más en el mundo. —Se acerca a mí y me da un dulce beso en los labios, que se vuelve amargo cuando se aparta, dándome a entender que esta noche no pasará nada.Lo observo sorprendida, sin entender, por qué su acción es contraria a lo que parece querer su cuerpo.—Acaso… ¿Es por alguien más? —Pregunto decepcionada imaginándome mil cosas…—¡No!, nunca pienses eso. Yo te amo a ti. Y siempre te he esperado. No sabes cómo ahora estoy luchando conmigo mismo para no lanzarme sobre ti y hacerte tantas cosas…—¿Entonces?… ¿Por qué actúas como si no quisieras tocarme? Austin me mira fijamente a los ojos. Y está tan cerca de mí, que solo con su mirada llen
Recuerdo todo lo que sucedió en los últimos dos años: Haber sido novia de Christian Ruiz, su engaño, conocer a Austin, escapar de mi boda, mi trato con él, casarme en Toronto, enamorarme de Austin. Recuerdo la mañana en que descubrí lo de la muerte de Chloe y decidí alejarme de Austin. Recuerdo a su abuela Savanah, hablando conmigo, y mostrándome la verdad. Recuerdo que estaba a punto de regresar con él, cuando me llamaron diciendo que mi padre había sufrido un infarto.Escucho que Austin hace un sonido como si le faltara el aire, mientras los hombres de Efraín le siguen dando una paliza, y en lo único que pienso es en que tengo que salvarlo.Corro hacia Efraín. —¡Dile a tus hombres que lo suelten! —¿Por qué lo haría?, él no quiere dejar de pelear.—No es cierto.—Si lo es, y te lo voy a demostrar.Efraín se acerca un poco más a la pelea, y le ordena a sus hombres que se detengan.—Lárgate de aquí niño bonito y deja a Ava donde pertenece.—¡Nunca!, es mi esposa y pertenece a mi lado
Tiemblo de rabia y dolor, pero me doy cuenta de que mi padre tiene razón; Austin ha firmado los papeles del divorcio.«Eso significa qué… ¡Ya no me quiere!, ¡todo terminó!»Sin poder controlarme, rompo los papeles del divorcio frente a mi padre, quien muestra una sonrisa de satisfacción.—¡No es nada querida! Eso es tan solo una copia. Los originales están muy bien guardados. Algo me decía que debía ser precavido. Pego un grito de frustración, luego respiro hondo para tranquilizarme y me levanto de la mesa. —¿A dónde vas?, aún no terminas de comer—¡He perdido el apetito! Salgo del comedor y me voy a mi habitación y apenas cierro la puerta, dejo salir el torrente de lágrimas que estaba reprimiendo. Me reprocho una y otra vez, porque fui yo, quien eligió poner fin a nuestro matrimonio, fui yo quien decidió romperle el corazón. Pero saber que ha firmado los papeles del divorcio me ha destrozado. No quiero ni puedo soportarlo. Me levanto furiosa y rompo todo lo que encuentro a mi paso.