—Me estás diciendo que todo este tiempo, me propusiste un trato, donde no éramos nada, ¿pero sabías que debías embarazarme? —Lo miro desconcertada, entendiendo que todo este tiempo me ha mentido. —Amor, puedo explicarlo. —¿Explicarme? ¿Explicarme qué?, Tú sabías que esto era un trato comercial. Tu abuela también lo sabía. ¿Ahora vienes y me dices que debo embarazarme para que recibas tu herencia? —¡No, no es así! —¡Sí, si lo es!… Me has mentido, ¿acaso ese era tu plan desde el principio? ¿Seducirme, para embarazarme y poder heredar James&LC? Austin guarda silencio, y eso realmente me enfurece, y mi única acción es irme de regreso al apartamento, y encerrarme en mi habitación. —¡Ava!… ¡Ava!… por favor, tenemos que hablar. Cariño, déjame explicarte. —Me toca la puerta una y otra vez, mientras yo intento calmarme. —Si no me abres, me quedaré aquí toda la noche si es preciso, hasta que quieras hablarme. Me recuesto en la cama, bocarriba, mirando haci
—Eso quiere decir, ¿qué tendremos un bebé? —¡Sí!… —Digo emocionada, y no tengo tiempo de seguir hablando, cuando Austin se levanta y me carga entre sus brazos. Me llena de besos, y de pronto, cuando se detiene, siento sus lágrimas mojar mi blusa… —¿Por qué lloras?, ¿no estás feliz?… —Niega con la cabeza. —¡Estoy muy feliz! Es solo que… estoy muy emocionado. No sabía que el que me dijeras que voy a ser papá, me hincharía el corazón de felicidad. No sé cómo explicarlo. ¡Es la mejor noticia de mi vida! «La ternura de ese hombre, me hace sentir la mujer más afortunada en este mundo.» —¡Cariño!, ¡eres tan dulce! ¡Te amo tanto! —Y yo te amo más… ¡Los amo más! —Corrige y se agacha para darle un beso a mi vientre. … Durante los días siguientes, Austin y yo estuvimos muy juiciosos, yendo al doctor, para ver cómo iba el bebé, y descubrimos que tenía unas 4 semanas de gestación. El sexo aún no lo sabíamos, pero todo marchaba superbién. Los malestares aún me ponían muy mal,
Austin, completamente aterrado, me mira mientas aún sigo en el piso, llorando sin consuelo. —Cariño… Escúchame… Por favor ya no llores. Como puedo, intento levantarme, y él nuevamente me agarra, pero esta vez lo aparto de un empujón, muy alterada. —¡Qué no me toques!, ¡no quiero que pongas tus manos sobre mí! Al mirar fijamente a mi esposo, no sé que es lo que siento… ¿Temor? ¿Pánico?, ¿Duda? ¿Ira? —Ava… por favor, no me hagas esto. ¡Yo te amo!— Me dice con las lágrimas rodando por sus mejillas, pero estoy demasiado afectada como para prestarle atención. —Camino hacia la puerta, pero Austin se pone delante de mí. En sus ojos hay dolor, pero no tanto como lo hay en los míos. Todo lo que creí que tenía se ha caído a pedazos. —Ava… —Una sola cosa Austin… ¿Sabías qué ella era mi familiar, antes de conocernos esa noche en el bar? Austin baja la cabeza, sin emitir palabra, y entiendo perfectamente la respuesta. «Todo este tiempo he sido manipulada por él.» Sin po
—¿Savanah?, ¿qué haces aquí? ¿Austin te contó?… —Sí, lo hizo, pero no sabe que estoy aquí. Si me atreví a venir, es por qué con el pasar de los días lo veo más triste, sin ánimos de nada, y eso me preocupa. —¿En serio? —Si… Cuando no está aquí, está en la oficina, sumergido en el trabajo. Come poco, casi no duerme, y sé la pasa de mal humor. Ya puedes imaginarte la situación, si yo tuve que regresar de mi retiro, para estar al pendiente de todo. —Yo… ¡Lo siento! —Y si lo sientes, ¿por qué no vuelves con él? —¡Eh!… —Bajo la cabeza, avergonzada porque tenga que verse involucrada en nuestra situación. —Ava… —¿Sí? —¿Puedo pasar, o a mí tampoco piensas permitirme hablarte? Apenada, la dejo seguir, pues estaba tan sorprendida que no me había dado cuenta de que aún estábamos en la puerta. Toma asiento, y me pide que la acompañe. —¿Tendrás algo de tomar? —Sí, ¡por supuesto! ¿Qué deseas? —Un whisky, está bien. Me sorprende ante su petición, tan t
Abro los ojos poco a poco, y me ciega una luz brillante. Intento acostumbrarme, a la luz, y empiezo a observar a mi alrededor, pero siento un dolor en el cuello cuando lo hago, y una punzada en la cabeza, que me está matando. Caigo en cuenta de que tengo puesta una máscara de oxígeno, y siento el pitido incesante de una máquina a mi lado. En el otro extremo de la habitación, veo a un hombre de traje, caminando de un lado a otro, mientras habla con alguien por teléfono. Parpadeo varias veces, intentando enfocar mi vista, y descifrar quien es… Retiró la máscara de mi cara, y como puedo pronuncio palabra. —¿Papá? La confusión me abruma, mientras trato de pensar en que pasó. Apenas me escucha, mi padre se gira hacia mí, y abre los ojos de par en par al verme, cortando la llamada. —¿Dónde estoy? ¿Qué sucedió? —¡Ava! ¡Oh, gracias a Dios! Corre hacia mí, y me sorprende la genuina preocupación que muestra por mí en ese instante. Me sorprende verlo tan demacra
—¿¡Qué!? —Respondo sorprendida, ante la afirmación de mi padre. No es algo que me pueda creer tan fácilmente. Miro fijamente a Fredy que se sonroja exageradamente con los ojos abiertos de par en par y evita mi mirada, como si para él también fuera una sorpresa las palabras de mi padre. —¿Johnson? Ese apellido me suena. ¿Eres político? —¡Mi familia lo es! —Me contesta tímidamente. «¡Ja!, con razón mi papá parece feliz y entusiasta. De verdad estoy comprometida con este chico por voluntad propia o todo esto ha sido obligada por mi padre?» —¿Y de verdad tú y yo tenemos una relación? —Le pregunto directamente, y la sonrisa de mi padre, se desvanece. —¿Acaso dudas de tu padre, niña? ¿Cómo puedes preguntarle eso al chico? Todos estos días preocupándose por ti, para que ahora dudes de él. Miro nuevamente a Fredy, y no recuerdo haber visto su cara antes. «Parece incómodo, y avergonzado. Su actitud no es de alguien que hubiera estado preocupado, desesperado por esperar a q
Un profundo sentimiento de nostalgia y tristeza me abruma, y siento que el corazón se me rompe en mil pedazos. Me echo a llorar en mi cama desconsolada —¿Qué es esto que siento? ¿Por qué hoy después de tanto tiempo he vuelto a soñar con ese hombre? ¿Qué significa? ¿Por qué siento que lo necesito?, siento una inexplicable sensación de pérdida, y no entiendo por qué... Mis lágrimas siguen mojando las sábanas de mi cama. —¿Por qué no puedo dejar de llorar? En verdad siento que mi corazón está destruido. Necesito saber quien es ese hombre. Intento volverme a dormir, y soñar nuevamente con él, pero mis esfuerzos son en vano. … Al día siguiente, me sorprende un poco, la visita de Fredy Johnson en horas de la tarde, y aunque mi padre me pide que lo reciba, lo hago sin el mayor ánimo, pues la verdad es que no tengo ningún deseo de verlo, si por mi fuera, me la pasaría durmiendo, intentando soñar con el hombre de mis sueños. Bajo al salón para saludarlo y no pasar por maled
—¿Qué acaba de decir? —Que la busca Austin James. Su esposo El corazón me da un vuelco y siento cómo mi respiración se entrecorta. Y en cuestión de segundos, mi mano deja caer el teléfono, que intento coger rápidamente por la impresión. —¿Aló? ¿Aló? No se escucha nada, y frustrada me dejó caer al piso, y cierro los ojos, repitiendo en mi cabeza, una y otra vez el nombre de Austin James, que aunque me resulta desconocido, me esfuerzo por tratar de recordar algo. De pronto el rostro borroso del chico de mis sueños, pasa fugazmente por mi mente, y entonces el corazón comienza a latir salvajemente dentro de mi pecho, como si reconociera algo que mi cerebro no. —Austin James, ¿quién eres? ¿Realmente estoy casada? —¡Señorita!, ¿está bien?, ¿qué hace allí tirada?, ¿qué le ha pasado? —Me dice muy preocupada una de las empleadas, que me ayuda a levantar, pero siento que me cuesta respirar, y el pánico se apodera de mí. —¿Señorita, que le pasa? Señalo el teléfono en