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DECISIONES 3

ALASKA

Reviso cada una de sus fotos dándome cuenta de su atractivo físico, es realmente un hombre muy atractivo. Sus ojos son grises, su cabello es rubio y tiene un cuerpo trabajado.

Todas las fotos que tienes son de pantaloneta en la playa, en discotecas, en piscinas y casinos al parecer de todo el mundo. Sin duda alguna vive una vida desenfrenada.

Sin embargo, eso a mí no me interesa, tiene el dinero para salvar mi empresa y es lo que deme importarme. Sigo mirando fotos, maravillándome con su aspecto físico, se ve el cuidado que mantiene y me estremezco al fijarme en su entrepierna como se remarca su miembro con la foto donde tiene la pantaloneta húmeda.

Se ve demasiado grande, el parece que sabe utilizar lo que tiene y sigo mirando, pasando saliva con cada imagen. Paso una mas y el dedo se me va dándole me gusta a la foto donde esta acostado, con la sabana solo cubrir su parte baja y Dios, vuelve a quitarla rezando para que no sepa que fui yo quien reacciono a su foto.

Con el error decido dejar las cosas así… Me salgo de su perfil y me concentro en lo que debo, pero pienso en la intensidad de sus ojos desconcentrándome. Si eso es a través de la cámara, no me quiero ni imaginar que será frente a frente.

Me abanico con el calor repentido que se me sube e intento terminar de redactar el contrato que luego le envió a mi mejor amiga para que lo recibe. Los empleados ya debieron salir de la empresa que tiene cinco pisos y todos son ocupados con diferentes fines.

Muevo mi cuello, me duele y paso la mano antes de tomar mis cosas personales y salir de la oficina dejándola a oscuras.

—Jose, hasta mañana—le despido del vigilante—que tengas buena noche.

—Hasta mañana Alaska—me sonríe—y descanse.

—Lo intentare.

—Confié en Dios que cualquier problema se ve arreglar.

—Eso espero—nota mi cansancio—nos vemos mañana.

Abordo mi auto que me lleva a mi apartamento. Vivo sola, pero a veces mi novio me espera ya que tiene acceso a mi espacio personal como yo al suyo. Abro la puerta y lo primero que olfateo es comida, pastas con queso como tanto me fascina.

Las pastas son mi favorita y sabe que me gusta porque siempre que viene aquí, me prepara lo que más me gusta.

—Mi amor.

Dejo todo en el sillón y sonrió al verlo con un delantal cocinándome. Siempre es así de tierno, y por estas cosas es que lo amo tanto. Rodeo sus hombros con mis brazos y lo beso en la boca tiernamente.

—Siéntate y descansa que ya te sirvo.

Estoy agotada, por ello me tiro al sillón mientras el vuelve a la cocina. Me quito los tacones para acariciar mis pies.

—Como te fue en la reunión mi amor, si tenemos el comercial.

—Lo tenemos nena, con la crisis que tenemos me toco pedirles un adelanto, para poder realizar el comercial, estuvieron un poco renuentes, pero creo que supe manejar la información, lo bueno nena es que no saben que tenemos este problema del desfalco, y accedieron.

Me quito un peso de encima, esa marca de cremas de manos es una de las mejores y no podemos perder un cliente tan importante como ese.

—Gracias mi amor, sabía que lo lograrías.

—No hice nada, tu trabajo les encanto demasiado, lo único que tenemos que hacer es ponernos a trabajar cuanto antes el comercial.

—Mañana mismo nos ponemos en eso—trae los platos dejándolos en la mesa—para iniciar grabaciones pasado mañana.

Observo el plato de comida, se ve delicioso y huele igual muy bien también. Me llevo la primera cucharada a la boca la cual se hace agua con el sabor que explota en mi paladar.

—Mi amor, esto esta delicioso—gruño—te amo definitivamente por como cocinas.

Y es verdad, me enamoro por su sazón, cada que me invitaba me cocinaba y sabía muy bien que me encanta la comida.

—Lo se mi amor—besa mi mano—como te fue hoy.

—Me vi con mis amigas, Sali a tomar un poco de café con ellas y platicaron un poco de tu mejor amigo, no confían en él, porque dicen que es un irresponsable.

—Lo es, pero desde que nos dé el dinero no tenemos por qué preocuparnos tanto, nena, realmente eso es lo de menos ahora cuando necesitamos a una persona que invierta salvándonos de la ruina.

—Tienes razón, de todas formas, redacte un contrato para no tener problemas después.

—Después me lo envías, para revisarlo.

—Claro que si—le restó importancia a eso.

—Mañana tenemos la cena con mi amigo, así que tenemos tiempo para modificar algunas cláusulas.

—Me parece bien mi amor—le respondo sirviendo las copas de vino.

—Me puedo quedar contigo hoy.

—¿Eso depende de lo que quieras hacer?

Coqueteo deslizando mi pie por su entrepierna sin despegar mis ojos de su rostro. Me gusta ver la reacción que tiene cada que tomo la iniciativa como ahora.

—Nena, no hagas eso—me toma el pie y juguetona me suelto para seguir jugando con lo que se le ha formado—come.

—Ya me dio hambre de otra cosa querido—dejo el plato a un lado—estoy un poco estresada mi amor, porque no mejor vienes y me das cariño.

Se ríe cuando me levanto y dejo caer mi vestido desnudándome mientras me encamino a mi habitación. Se que aun no viene por ello me meto al baño donde abro la ducha permitiendo que el agua relaje mis músculos. Cierro mis ojos cuando el agua moja mi rostro y mis parpados se abren de golpe cuando recuerdo el acero que tiene por ojos Bruno.

No se porque se me viene a la mente, pero aparto el pensamiento cuando mi novio se acerca besándome el cuello y desnudo me lleva contra la pared donde me abro de piernas rodeándolo por la cintura.

Sus manos me sujetan de las nalgas y lo beso con pasión perdiendo mi lengua dentro de su boca. Me empala con suavidad dejando que me acostumbre a su grosor, mientras mis manos recorren su espalda y me impregno de su olor.

Sus estocadas son placenteras las cuales me llevan al clímax y continúa embistiendo hasta que consigue llegar a su orgasmo extendiendo mi sensación.

Me seca el cuerpo, Abel es demasiado tierno conmigo, me adora, me cuida y valora demasiado haciéndome sentir una reina entre sus brazos. Es todo lo que una mujer desea porque te complace en la cama y te adora fuera de ella.

Lo beso en la boca mientras me seco el cabello, sus manos se deslizan por mi cintura delineando el cuerpo que tanto le gusta.

—No te vayas—le digo cuando me lleva a la cama—quédate conmigo esta noche.

Quiero mas de mi novio, mañana será otro día, donde conoceré por fin a Bruno Vitale y por alguna razón, los latidos del corazón se me aceleran. Lo saco de mi mente, concentrandome en la persona que tengo al frente el cual me mira como si fuera la cosa mas linda del mundo.

—Si me lo pide mi reina, no tengo como negarme.

Se me viene encima y permito que los arrumacos se extiendan hasta la madrugada donde cansados el cuerpo se relaja mansamente como declarándose vencido ante la inmensa sensación y abrazados desmayadamente, nos quedamos dormido

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