HANS
—¡Esto es una m****a! —bramo lanzando lo que se me cruce en el camino.
—Señor, no se altere —me dice Milo.
—¿Cómo me puedes decir eso? Esa perra solo busca dinero, solo…
—El niño sí está realmente enfermo, hablé con los doctores y confirmaron que su hijo…
—¡No es mí hijo!
—Bueno, que el niño tiene leucemia, lo que dijo la chica pelirroja a la prensa sobre la enfermedad, es cierto, como su abogado a representante debo informarle que de resultar cierto, tiene que hacerse responsable y…
Dejo de escuchar lo que brota de la boca de Milo, no es mi hijo, de eso estoy seguro, mamá mandó hacer una prueba y solo en ella confío. Griselda es una perra, una malnacida mentirosa que solo se casó conmigo por el dinero.
—¿Puedo preguntarle algo señor?
La voz de Milo me hace regresar a la realidad y me dejo caer sobre el sofá, cansado y harto, desde que volvió a aparecer Gris en mi vida, todo se está jodiendo.
—Me da igual.
—¿Por qué la odia tanto? Recuerdo su boda, fue secreta y yo estuve presente, se veía tan enamorado de ella —dice.
—A las dos semanas de ese matrimonio por error, mi madre fue a una de mis casas en los Ángeles y me mostró fotografías de Griselda con un hombre en la cafetería, se veían tan contentos, lo dejé pasar porque solo estaban hablando, pero luego mi madre me mostró una en donde se estaba besando con otro tipo, y cuando quise encararla dijo que eso era mentira, que el tipo de la foto la besó a la fuerza —le explico recordando cómo me había partido el corazón eso—. Luego me dijo que estaba embarazada, estoy seguro de que ese niño debe ser de aquel tipo. Gracias a Dios mi madre siempre estuvo ahí para mí, para aconsejarme.
Milo me mira de un modo extraño pero no dice nada, es como si estuviera analizando la situación.
—Como sea, es una cazafortunas —replico.
Justo en ese momento la puerta se abre y la figura alterada de Ashley entra, trae puesto un vestido escotado de cóctel, se ve tan hermosa que me dan ganas de follarla duro.
—¡Esto es una m****a, Hans, una m****a! —exclama lanzando a mis pies dos periódicos y una revista—. La noticia de tu matrimonio con esa ramera y sobre tú hijo está en todas partes, me tildan de una rompe hogares, y otros de ser la que ocasionó que no te hagas responsable, ¡ni siquiera sabía que tenías un hijo y qué estabas casado!
La rabia me consume, y solo quiero tener frente a mí a esa arpía para hacerle entender que es solo una p**a y que no va a volver a sacar nada de mí.
—Te lo puedo explicar…
—¡No me importa tu vida antes de mí, solo arregla esta m****a!
Apunta y luego gira sobre sus talones para después salir de mi departamento.
—¡Joder! —lanzo una patada al sofá—. Esa perra me va a oír.
Tomo mi chaqueta y las llaves de mi auto.
—¿Señor? —Milo me sigue—. ¿Puedo saber a dónde va?
Lo miro por encima del hombro y respondo:
—Voy a ver a esa perra cazafortunas.
GRIS—Hace mucho que no nos vemos —dice Alexander con voz átona—. ¿No te parece, Gris?Quiero responderle, pero las palabras se atoran en mi garganta y me es imposible no apartar la mirada de Oliver, quien no deja de asombrarse con la enorme pantalla de plasma en la que ve caricaturas al otro extremo de la estancia, donde apenas y nos puede escuchar.—Supongo que sí —respondo con voz apenas audible—. Escuché…—Dejemos de lado los modales, Gris, eres mi nuera, la madre de mi nieto, sé que no he sido el mejor suegro, pero me temo que mi estado de salud me impidió poder venir antes, con la bruja de mi esposa, creo que ya me hubiera ido de este mundo hace años —musita regalándome una sonrisa cálida.—Tal vez no esté enterado, pero Dylan y yo&h
GRISSiento que el piso se me mueve, el aire colapsa en mis pulmones y el nerviosismo que hace unos minutos me dominaba, ahora me lleva a un oscuro hoyo negro, la mirada de Dylan, el chico que creí amar, es hostil, llena de odio, sentado frente a mí, con el ceño ligeramente fruncido y sin apartar sus ojos azules de mí, se inclina hacia adelante mientras Alexander atiende una llamada importante. No me preocupaba Oliver, ya que por órdenes de su abuelo, una de las chicas a su servicio se lo llevó.—Dylan…—No digas mi nombre —murmura con voz alterada—. No tienes derecho a llamarme cuando solo has sido una puta molestia todo este tiempo, un jodido error, tú y ese maldito niño que supuestamente es mío. GRISMiro cada una de las paredes de la enorme habitación en la que me indicaron que esperara las instrucciones de Alexander, y me siento como un pequeño grano de arroz en medio de caviar, no encajo en nada de aquí, pero él prometió que ayudaría a mi bebé, eso es lo único que necesito en estos momentos, apoyo para las quimioterapias.La puerta se abre y entra una chica de servicio, es morena y ojos esmeralda que contrastan de una manera maravillosa con el color de su piel, me mira y sonríe, trae en manos una enorme caja con un moño dorado, la coloca sobre la mesa y hace una ligera reverencia como si fuera de la realeza, cosa que no la veo necesaria.—El señor ha ordenado que esto es suyo, para la cena de hoy —dice—. Su amiga vendr&aCapítulo 9
HANS La rabia me consume, no lo puedo evitar ¿por qué mierda me siento de este modo? Es como si me estuvieran clavando mil navajas en el pecho, como si Gris me importara tanto como desde el primer momento en el que la vi, no me doy cuenta de lo que hago hasta que entramos a la biblioteca de mi padre, cierro la puerta y como un hambreado o falta de amor, me abalanzo sobre ella y la beso. Joder, estoy besando a la mujer que me rompió el corazón, la que solo jugó con mis sentimientos, la que me engañó y solo me buscó por mi dinero, me cabrea tanto lo que me dijo mi madre que la estrecho contra mi cuerpo, ella accede a abrir su boca y le meto la lengua hasta la garganta, no entiendo nada, no sé por qué lo hago, solo la beso como en el pasado. Mis manos viajan por sus caderas y estrujo sus nalgas. —Dylan… Huele bien, paso mi atención a su cuello, y luego a sus pechos. —Dylan, detente —me empuja con sus manos y no accedo—.
GRIS —Es un hijo de p**a, eso es lo que es —replica Prim caminando de un lado a otro, con la rabia consumiendo su sistema. Miro por la ventana, la noche es fría y no dejo de pensar una y otra vez en lo ocurrido hace dos horas, las palabras que me dijo Dylan rompieron algo en mi pecho que no me puedo quitar, la agonía de la incertidumbre me hace querer volver al pasado. —¡Es que ni siquiera puedo creer lo que te dijo! Trago duro, me odia, Cindy le mintió y lo peor es que antes de consultarme las cosas prefirió hacerle caso a su madre como un niño pequeño, se convirtió en su títere y tal vez Alexander tiene razón, Dyaln es un monstruo. No hay regreso. Paso dos dedos por mis labios y la huella de los suyos me pica, me besó como lo hacía en el pasado, lo pero es que sentí lo mismo y eso no resulta ser nada bueno en estos momentos. —Es un idiota, no puedo creer que no reconozca a Oliver, es su viva imagen —sigue P
GRIS No dejo de mover mis manos con impaciencia, estando frente a Alexander al hablar sobre estos temas es una cosa, pero frente a un nuevo desconocido… es otra historia. Sus ojos grises me sonríen y creo que he de parecer un fenómeno porque suelta una pequeña risilla que hace que quiera salir corriendo. —No me mires así, Griselda —dice con voz ronca—. No soy un monstruo y tampoco un violador. —Yo no dije eso —replico. Alexander había tenido la grandiosa idea de encerrarnos en su oficina para conocernos mejor. —Pero tú mirada lo dice todo y no eres una buena mentirosa. Me quedo callada, es amable, apuesto y hasta ahora me siento cómoda con su presencia, a excepción del hecho de que me hable solo para molestar a Hans. —Vamos, tenemos que conocernos mejor si vamos a ser prometidos —me guiña un ojo haciendo que mis mejillas se sientan calientes. —Pero eso no es cierto. —Pero es lo que ten
HANSLa rabia me consume, sin embargo, no sé por qué, no quiero averiguarlo, bajo las escaleras con prisa cuando escucho la voz amortiguada de alguien a mis espaldas, no me detengo, no quiero saber nada de Griselda y mucho menos de estos buitres que solo buscan la herencia de mi padre, salgo de la casa, me subo al auto y enciendo rechinando las llantas, ya no tengo la intención de hablar con mi padre, acelero buscando algo que me tranquilice.Mi madre tuvo la razón todo este tiempo, ella solo se me acercó por mi fama y dinero, ¿cómo puede haber tanta crueldad en una mujer? Joder, golpeo el volante, mi móvil no deja de sonar, no deseo hablar con nadie, no obstante es tanta la insistencia que termino por estacionarme a la orilla y respondo de malas al ver que se trata de mi padre. GRISEl doctor me mira con lástima, cosa que no necesito, no en este momento cuando yo no importo y cuando mi única prioridad es Oliver. Nathaniel no deja de mirar por la ventana dándonos la espalda, sé que quiere darme mi espacio.—Es necesario que hagamos más estudios —sigue el doctor mostrándome placas, informes y resultados que gracias a que Alexander es millonario, llegan antes de lo esperado.He pasado un día entero aquí desde que ayer discutí con el padre de mi hijo, no quiero ver a nadie, aunque bueno, tampoco es como que tenga mucha gente que me visite.—Me voy a cuidar —le aseguro.Sus ojos me detallan el rostro, en silencio me observCapítulo 14