—¿No hay nada que se pueda hacer, doctor? —pregunté removiendo mis manos nerviosa.—Lo siento —niega destrozándome por completo—. Lo recomendable es iniciar con las quimioterapias cuanto antes.—Pero es tan pequeño —la voz me tiende de un hilo y el dolor en mi pecho se transforma en filosas dagas que me rebanan el alma.—El cáncer no distingue edades señora Watson.—Está bien —musito mirando a mi hijo.Meto los dedos de mi mano entre las hebras color caramelo de su cabello, solo tiene tres años y verlo postrado en una cama del Hospital comunitario, me hace temblar de mi
GRISCierro con fuerza los ojos, estoy sudando y mi corazón está acelerado, mi pecho sube y baja por el subidón de adrenalina que recorre todo mi torrente sanguíneo. Enciendo la lámpara que está al lado de la cajonera, tuve una pesadilla en la que revivía una y otra vez lo que me pasó. Saco del cajón aledaño uno de los analgésicos que me dieron en el hospital, luego de hablar con Prim y de decirle que era una locura lo que pensaba hacer.Me revisaron, no permití más, pero hice lo debido para no salir embarazada y me hice estudios de sangre más los necesarios para descartar alguna enfermedad por transmisión sexual. Bebo el agua del vaso que está al lado de un libro de la autora Monika Bennett, y me pongo de pie
GRIS Paso con delicadeza la mano entre toda mi ropa colgada, hace mucho que no uso algo bonito o que salgo, desde que me enteré que Oliver venía al mundo, me dediqué solo a él, y ahora me sentía como la primera vez que Hans me invitó al cine. Esa fue nuestra primera cita, comimos palomitas de caramelo hasta hartarnos. Al final me decido por unos jeans oscuros ajustados, unas flats del mismo color y una blusa de manga larga con lazo negro, dejo mi cabello rubio suelto y por primera vez me maquillo, no suelo usar mucho, debido a que no es mi prioridad verme bonita. —¡Woooow! Volteo y Oliver está en pijama con un tazón lleno de cereal. —¡Te ves bonita, mami! <
GRIS Siento que estoy dentro de una nueva pesadilla cuando me dejo caer sobre la silla frente a su escritorio, él suelta un suspiro cargado de impaciencia pero toma asiento y sube sus piernas en una de las esquinas del fino mueble. —El divorcio —susurro. —Sí, debí haberlo hecho hace años, pero estaba en dos giras importantes y tenía conciertos en puerta, contratos y muchas cosas más —dice. —¿Por eso me llamaste? —levanto la mirada. —Sí, ¿por qué más sería? —enarca una ceja con incredulidad. —Tememos un hijo, hace meses que no me ingresas pensión y… —Ah, eso
HANSEl parloteo que brota de la garganta de Ashley hace que me dé jaqueca, si no la amara como lo hago, probablemente ya la hubiera mandado a la mierda. Las cosas son así, mientras bebo el vino y ella habla de sus nuevos zapatos de diseñador, no dejo de pensar en Griselda.Haberla visto hoy por primera vez luego de tres años, colisionó mi pecho e hizo que la rabia recorriera mis venas, no es más que una zorra, una cazafortunas, mentirosa y embustera, la única razón por la que me atreví a volverla a buscar, fue porque necesito el maldito divorcio para casarme con Ashley, la mujer que ahora amo, admiro e idolatro.Sé que piensa que soy el malo del cuento, pero es que no puede caber ta
GRIS—¿Está seguro doctor? —la voz me tiembla.—Sí, es necesario que ya comencemos con las quimioterapias, pero por desgracia este es un hospital comunitario, necesitará trasladarse a uno en el que tenga todo lo que se requiere.Mis manos siguen en puños cerrados, no tengo dinero, me han corrido de ambos trabajos, no me siento bien y no cuento con el apoyo de mi familia, solo de Prim.—Su hijo necesita de todo su apoyo —finaliza el doctor.No logro escuchar más las palabras que brotan de su boca, ya que mi mente está en lo que me queda por hacer, la única salida que tenemos Oliver y
HANS—¡Esto es una mierda! —bramo lanzando lo que se me cruce en el camino.—Señor, no se altere —me dice Milo.—¿Cómo me puedes decir eso? Esa perra solo busca dinero, solo…—El niño sí está realmente enfermo, hablé con los doctores y confirmaron que su hijo…—¡No es mí hijo!—Bueno, que el niño tiene leucemia, lo que dijo la chica pelirroja a la prensa sobre la enfermedad, es cierto, como su abogado a representante debo informarle que de resultar cierto, tiene que hacerse respons
GRIS—Hace mucho que no nos vemos —dice Alexander con voz átona—. ¿No te parece, Gris?Quiero responderle, pero las palabras se atoran en mi garganta y me es imposible no apartar la mirada de Oliver, quien no deja de asombrarse con la enorme pantalla de plasma en la que ve caricaturas al otro extremo de la estancia, donde apenas y nos puede escuchar.—Supongo que sí —respondo con voz apenas audible—. Escuché…—Dejemos de lado los modales, Gris, eres mi nuera, la madre de mi nieto, sé que no he sido el mejor suegro, pero me temo que mi estado de salud me impidió poder venir antes, con la bruja de mi esposa, creo que ya me hubiera ido de este mundo hace años —musita regalándome una sonrisa cálida.—Tal vez no esté enterado, pero Dylan y yo&h