GRIS
No dejo de mover mis manos con impaciencia, estando frente a Alexander al hablar sobre estos temas es una cosa, pero frente a un nuevo desconocido… es otra historia. Sus ojos grises me sonríen y creo que he de parecer un fenómeno porque suelta una pequeña risilla que hace que quiera salir corriendo.—No me mires así, Griselda —dice con voz ronca—. No soy un monstruo y tampoco un violador.—Yo no dije eso —replico.Alexander había tenido la grandiosa idea de encerrarnos en su oficina para conocernos mejor.—Pero tú mirada lo dice todo y no eres una buena mentirosa.Me quedo callada, es amable, apuesto y hasta ahora me siento cómoda con su presencia, a excepción del hecho de que me hable solo para molestar a Hans.—Vamos, tenemos que conocernos mejor si vamos a ser prometidos —me guiña un ojo haciendo que mis mejillas se sientan calientes.—Pero eso no es cierto.—Pero es lo que tenHANSLa rabia me consume, sin embargo, no sé por qué, no quiero averiguarlo, bajo las escaleras con prisa cuando escucho la voz amortiguada de alguien a mis espaldas, no me detengo, no quiero saber nada de Griselda y mucho menos de estos buitres que solo buscan la herencia de mi padre, salgo de la casa, me subo al auto y enciendo rechinando las llantas, ya no tengo la intención de hablar con mi padre, acelero buscando algo que me tranquilice.Mi madre tuvo la razón todo este tiempo, ella solo se me acercó por mi fama y dinero, ¿cómo puede haber tanta crueldad en una mujer? Joder, golpeo el volante, mi móvil no deja de sonar, no deseo hablar con nadie, no obstante es tanta la insistencia que termino por estacionarme a la orilla y respondo de malas al ver que se trata de mi padre. GRISEl doctor me mira con lástima, cosa que no necesito, no en este momento cuando yo no importo y cuando mi única prioridad es Oliver. Nathaniel no deja de mirar por la ventana dándonos la espalda, sé que quiere darme mi espacio.—Es necesario que hagamos más estudios —sigue el doctor mostrándome placas, informes y resultados que gracias a que Alexander es millonario, llegan antes de lo esperado.He pasado un día entero aquí desde que ayer discutí con el padre de mi hijo, no quiero ver a nadie, aunque bueno, tampoco es como que tenga mucha gente que me visite.—Me voy a cuidar —le aseguro.Sus ojos me detallan el rostro, en silencio me observCapítulo 14
HANSMe siento confundido, quiero gritar, ahogarme en el mar, cuestiono incluso mi existencia mientras muevo el vaso de vidrio que contiene agua. Estoy encerrado en mi estudio, no quiero hablar con nadie, he apagado el móvil y mientras cierro los ojos, los recuerdos de Griselda vienen a mi mente, hace media hora que Milo me ha enviado las últimas pruebas que necesitaba, donde en efecto, ella jamás me fue infiel, nunca me falló, en cambio, yo a ella sí, la herí, insulté, la dejé en el olvido con mi hijo.—Joder.Me pongo de pie, incapaz de estar tranquilo conmigo cuando todo este tiempo… soy una mierda, lo sé, no merezco su perdón, pero ahora que ya sé la verdad, mi único objetivo es recuperar a mi hijo, han sido tres años e
GRIS El agua caliente cae sobre mi cuerpo, relajando mis muslos, hace mucho que no me daba una buena ducha, en especial cuando para economizar yo prefería que mi bebé tuviera el agua caliente y por lo regular yo me bañaba con agua a temperatura media o fría, Oliver está en la estancia principal con su abuelo, viendo programas televisivos, por lo que aproveché para darme una ducha. Enjabono mi cuerpo mientras no dejo de pensar en el beso que me dio Nathaniel, y en su disculpa en cuanto lo aparté, sé que es un buen hombre, solo que no me puedo dar el lujo de dejar entrar a nadie en mi vida, mi mundo es Oliver, no cuenta con su padre, por lo que nuevamente tendré que hacer el papel de ambos. No es que me molesté, solo resulta ser un poco pesado. De cualquier modo, mañana Oliver tiene su primera quimioterapia, el abuelo le ha
GRISMis piernas fallan cuando veo a Dylan con Oliver, la barbilla me quiere temblar, he perdido la cuenta de cuántas veces soñé con este momento, el que reconociera a su hijo, lo abrazara, lo… abrazara. Trago grueso y es Nathaniel quien me da una palmada en la espalda mientras Alexander mira la escena con cautela, con desconfianza y lo comprendo.—¡Mami, papá ha venido a verme! —Oliver tiene enrollado sus bracitos alrededor de su cuello y siento que cada segundo que pasa, me rompo un poco más.Asiento en silencio. No me atrevo a ver a Dylan a los ojos, no luego de todo lo que pasó entre los dos y de que me dijera todo lo que siente hacia mí, de hecho me siento un poco reacia con él.—Gris
GRIS Cuando abro los ojos, lo primero que veo es a Nathaniel, el cuerpo me duele y al principio me asusto con la mascarilla de oxígeno que tengo encima, intento quitarla pero él me lo impide, me quiero incorporar y hace lo mismo. —No, Griselda —niega. En su mirada hay enfado, preocupación y… confusión. —Oliver —digo quitándome la máscara. —Él está bien —suelta un suspiro—. En casa de Alexander con Hans. Me las tuve que arreglar para que no se dieran cuenta de que estabas en el mismo hospital ¿tienes idea de la gente que tuve que comprar para que no dijeran nada? Fue un caos. —¿Y qué les dijiste? —inquiero con voz cansada. —Que te había invitado a comer —confiesa con lentitud—. A mi casa, también avisé que te quedarías conmigo, así que hoy no llegas. —Pero tengo que ver a Oliver, no puedo… —me quito las sábanas para ponerme de pie. —Que no —Nathaniel vuelve a empujarme leve. Per
HANSAshley no deja de llorar y yo de caminar de un lado a otro, luego de que Alexander sacara al paparazzi de la casa y de que Gris se llevara con ella a mi hijo, traje a mi prometida a la que es mi habitación.—¿Es por ella?La pregunta me inquieta y ver su nariz respingona y rojiza hace que el corazón me lata con fuerza, dándome cuenta de que es la mujer que amo, la que necesito a mi lado, pero el hecho de que hubiese dejado entrar a un paparazzi en la casa de mi padre, no deja de causarme resquemor.—No sé de qué hablas, nena —me acerco a ella, o al menos hago el intento porque de un manotazo intenta hacer que no la toque—. Ella solo es la madre de mi hijo. GRISMe quedo congelada un instante al ver al padre de mi hijo con ojos llenos de rabia, Nathaniel se separa de mí y yo carraspeo ligero recobrando mi postura, el que siga viéndome como un bicho al que debe aplastar, me sigue recordando que me odia pese a saber las cosas. Algo que nunca cambiaré, no importa lo que haga o cuanto me esfuerce, Dylan me odia y tengo que aprender a vivir con ello.—Buenos días —susurro.—Que hay, Hans —lo saluda Nathaniel tomando asiento.La tensión es tanta que no lo soporto y me giro dándoles la espalda para seguir con lo mío.Capítulo 20