GRIS
Cuando abro los ojos, lo primero que veo es a Nathaniel, el cuerpo me duele y al principio me asusto con la mascarilla de oxígeno que tengo encima, intento quitarla pero él me lo impide, me quiero incorporar y hace lo mismo.—No, Griselda —niega.En su mirada hay enfado, preocupación y… confusión.—Oliver —digo quitándome la máscara.—Él está bien —suelta un suspiro—. En casa de Alexander con Hans. Me las tuve que arreglar para que no se dieran cuenta de que estabas en el mismo hospital ¿tienes idea de la gente que tuve que comprar para que no dijeran nada? Fue un caos.—¿Y qué les dijiste? —inquiero con voz cansada.—Que te había invitado a comer —confiesa con lentitud—. A mi casa, también avisé que te quedarías conmigo, así que hoy no llegas.—Pero tengo que ver a Oliver, no puedo… —me quito las sábanas para ponerme de pie.—Que no —Nathaniel vuelve a empujarme leve.PerHANSAshley no deja de llorar y yo de caminar de un lado a otro, luego de que Alexander sacara al paparazzi de la casa y de que Gris se llevara con ella a mi hijo, traje a mi prometida a la que es mi habitación.—¿Es por ella?La pregunta me inquieta y ver su nariz respingona y rojiza hace que el corazón me lata con fuerza, dándome cuenta de que es la mujer que amo, la que necesito a mi lado, pero el hecho de que hubiese dejado entrar a un paparazzi en la casa de mi padre, no deja de causarme resquemor.—No sé de qué hablas, nena —me acerco a ella, o al menos hago el intento porque de un manotazo intenta hacer que no la toque—. Ella solo es la madre de mi hijo. GRISMe quedo congelada un instante al ver al padre de mi hijo con ojos llenos de rabia, Nathaniel se separa de mí y yo carraspeo ligero recobrando mi postura, el que siga viéndome como un bicho al que debe aplastar, me sigue recordando que me odia pese a saber las cosas. Algo que nunca cambiaré, no importa lo que haga o cuanto me esfuerce, Dylan me odia y tengo que aprender a vivir con ello.—Buenos días —susurro.—Que hay, Hans —lo saluda Nathaniel tomando asiento.La tensión es tanta que no lo soporto y me giro dándoles la espalda para seguir con lo mío.Capítulo 20
NATHANIEL Miro los resultados de los últimos análisis de Alexander y me preocupan, es decir, no soy doctor, pero no hace falta ser un especialista para darse cuenta de lo que está ocurriendo y de que no pintan nada bien. Estoy dentro de su oficina junto con Milo, el representante de Hans, Alexander nos mira apacibles desde su escritorio al tiempo que Milo le entrega los documentos con las cifras de todo lo que ha gastado su hijo últimamente. —Ha gastado mucho los últimos meses. Alexander revisa atento todo, hace una mueca soltando un largo suspiro, yo mejor que nadie sé de lo que es capaz Dylan cuando de gastar dinero comprando cosas para Ashley, se trata, sus gastos innecesarios van desde joyas que la chica deja de usar a cada nada, hasta una casa en la playa, capricho que le cumplió, hasta un carro último modelo que mantiene derrumbado en su lujosa mansión. Pero Dylan es así, él le concede todo. —No puedo creer que
HANS Doy una vuelta a la cama, luego dos, quiero decir que no me importa, eso es lo que trato de convencerme, sin embargo, no deja mi cabeza la imagen de Griselda abrazando a Nathaniel, me arde y creo que es porque antes me abrazaba así. Me incorporo de la cama siendo incapaz de conciliar el sueño, volteo y veo a la mujer de mi vida, dormida, con la espalda desnuda. Sonriendo la cubro con la sábana y me incorporo por completo, hace unas horas, luego de haber recibido la bofetada de Griselda, la madre mi hijo, vine con Ashley y la follé como nunca lo había hecho, con rabia, con… —Mierda. Me pongo de pie y bajo hasta la cocina por un vaso de agua, mi casa es amplia y salgo al patio trasero, la madrugada es fresca y no dejo de pensar en las palabras que dijo ella cuando miraba las estrellas. Recuerdo que en el pasado hacíamos algo parecido, pero han pasado tres años y pese a que no tiene la culpa de nada, eso no cambia
GRIS Observo el menú y lo cierto es que no se me antoja nada, a más de que todos los platillos que aparecen en la carta son demasiado costosos, con uno de estos sobrevivía una semana, Nathaniel le pide lo suyo a la mesera, la cual no deja de mirarlo como si fuera un panquecito a punto de devorar. El que me invitara se debe a lo mal que se siente por haberme dicho esas palabras. No lo culpo, es normal, una chica como yo no es para tipos como Dylan y él. Ellos merecen a su lado a mujeres hermosas, poderosas, como Ashley Green. —¿Has elegido? —me pregunta con amabilidad. —La verdad es que no tengo mucha hambre —niego. A veces me siento como una anciana cuando apenas tengo veintitrés años. —Si quieres puedo pedir por ti… —No sé italiano —confieso con un poco de vergüenza. Y es cierto, pese a no entender nada, con solo ver la imagen colocada a un lado del nombre y el precio, es suficiente para sabe
GRISEl tiempo me parece un enorme monstruo que me devora, Nathaniel me dice que estamos a solo un par de minutos de llegar al centro de diversiones, el tráfico no ayudó mucho tampoco a la hora de movernos entre los autos, una parte de mía sabía que era muy pronto dejar a Oliver a cargo de su padre, no tiene experiencia en serlo, y apenas se están conociendo, pero quise darles una oportunidad, porque si falto… si llego a faltar, mi hijo lo va a necesitar y no hay nadie más que lo querrá como nosotros, sus padres.—Tranquila, todo va a estar bien —me dice Nathaniel y sé que no lo dice con mala intención, pero él no es padre y no sabe lo que se siente estar en mi lugar.Me quedo callada, pero asiento en silencio por cortesía.
CINDY Cambio y cambio de canal, la misma noticia, las mismas imágenes asquerosas, en enojo me consume a cada momento, en especial cuando de ver a esa arrastrada muerta de hambre se trata, aún no puedo creer que haya tenido el descaro de hacerme ver como la mala del cuento, es por culpa de ella que mi hijo se ha distanciado de mí, si tan solo no hubiera aparecido, nada de esto estaría pasando. La carrera de mi hijo parece que se ha metido en una pausa que solo lleva a un déficit en las finanzas, ha dejado de lado proyectos que tenía para dentro de dos semanas, entrevistas, presentaciones, conciertos, todo lo aplazó por querer pasar tiempo con ese bastardo y con la ramera. Termino por apagar el móvil, me da dolor de jaqueca el ver que el mundo entero ya sabe que mi Dylan tiene un bastardo con esa, y que ahora la hagan una especie de mártir, una mujer maravilla.
HANS Mis guardaespaldas se encargan de hacer a un lado a todas aquellas personas que intentan tener acceso al hospital donde fue ingresado de emergencia Oliver, me siento como la peor mierda del mundo, en especial cuando en un momento en el que mi hijo estuvo en peligro, fuera a Griselda a quien pidiera, no a mí, y más me enardece el que no hubiera sabido cómo actuar ante una situación así, me siento impotente, jamás había estado tan aterrado en mi vida. Es como si hubiera visto pasar todo en cámara lenta y al mismo tiempo demasiado rápido, respiro hondo cuando ingreso, no hace falta que pregunte, una enfermera que peca de amable me dice el piso en donde está mi hijo. Hace rato que le marqué a Milo, quien a más de ser mi representante, abogado, es mi mejor amigo y en momentos como este lo necesito a mi lado, en especial cuando no sé cómo actuar frente a Griselda. No tengo cara para mirarla a los ojos, le fallé a Oliver, y es que olv