HANS
Doy una vuelta a la cama, luego dos, quiero decir que no me importa, eso es lo que trato de convencerme, sin embargo, no deja mi cabeza la imagen de Griselda abrazando a Nathaniel, me arde y creo que es porque antes me abrazaba así. Me incorporo de la cama siendo incapaz de conciliar el sueño, volteo y veo a la mujer de mi vida, dormida, con la espalda desnuda.Sonriendo la cubro con la sábana y me incorporo por completo, hace unas horas, luego de haber recibido la bofetada de Griselda, la madre mi hijo, vine con Ashley y la follé como nunca lo había hecho, con rabia, con…—Mierda.Me pongo de pie y bajo hasta la cocina por un vaso de agua, mi casa es amplia y salgo al patio trasero, la madrugada es fresca y no dejo de pensar en las palabras que dijo ella cuando miraba las estrellas.Recuerdo que en el pasado hacíamos algo parecido, pero han pasado tres años y pese a que no tiene la culpa de nada, eso no cambiaGRIS Observo el menú y lo cierto es que no se me antoja nada, a más de que todos los platillos que aparecen en la carta son demasiado costosos, con uno de estos sobrevivía una semana, Nathaniel le pide lo suyo a la mesera, la cual no deja de mirarlo como si fuera un panquecito a punto de devorar. El que me invitara se debe a lo mal que se siente por haberme dicho esas palabras. No lo culpo, es normal, una chica como yo no es para tipos como Dylan y él. Ellos merecen a su lado a mujeres hermosas, poderosas, como Ashley Green. —¿Has elegido? —me pregunta con amabilidad. —La verdad es que no tengo mucha hambre —niego. A veces me siento como una anciana cuando apenas tengo veintitrés años. —Si quieres puedo pedir por ti… —No sé italiano —confieso con un poco de vergüenza. Y es cierto, pese a no entender nada, con solo ver la imagen colocada a un lado del nombre y el precio, es suficiente para sabe
GRISEl tiempo me parece un enorme monstruo que me devora, Nathaniel me dice que estamos a solo un par de minutos de llegar al centro de diversiones, el tráfico no ayudó mucho tampoco a la hora de movernos entre los autos, una parte de mía sabía que era muy pronto dejar a Oliver a cargo de su padre, no tiene experiencia en serlo, y apenas se están conociendo, pero quise darles una oportunidad, porque si falto… si llego a faltar, mi hijo lo va a necesitar y no hay nadie más que lo querrá como nosotros, sus padres.—Tranquila, todo va a estar bien —me dice Nathaniel y sé que no lo dice con mala intención, pero él no es padre y no sabe lo que se siente estar en mi lugar.Me quedo callada, pero asiento en silencio por cortesía.
CINDY Cambio y cambio de canal, la misma noticia, las mismas imágenes asquerosas, en enojo me consume a cada momento, en especial cuando de ver a esa arrastrada muerta de hambre se trata, aún no puedo creer que haya tenido el descaro de hacerme ver como la mala del cuento, es por culpa de ella que mi hijo se ha distanciado de mí, si tan solo no hubiera aparecido, nada de esto estaría pasando. La carrera de mi hijo parece que se ha metido en una pausa que solo lleva a un déficit en las finanzas, ha dejado de lado proyectos que tenía para dentro de dos semanas, entrevistas, presentaciones, conciertos, todo lo aplazó por querer pasar tiempo con ese bastardo y con la ramera. Termino por apagar el móvil, me da dolor de jaqueca el ver que el mundo entero ya sabe que mi Dylan tiene un bastardo con esa, y que ahora la hagan una especie de mártir, una mujer maravilla.
HANS Mis guardaespaldas se encargan de hacer a un lado a todas aquellas personas que intentan tener acceso al hospital donde fue ingresado de emergencia Oliver, me siento como la peor mierda del mundo, en especial cuando en un momento en el que mi hijo estuvo en peligro, fuera a Griselda a quien pidiera, no a mí, y más me enardece el que no hubiera sabido cómo actuar ante una situación así, me siento impotente, jamás había estado tan aterrado en mi vida. Es como si hubiera visto pasar todo en cámara lenta y al mismo tiempo demasiado rápido, respiro hondo cuando ingreso, no hace falta que pregunte, una enfermera que peca de amable me dice el piso en donde está mi hijo. Hace rato que le marqué a Milo, quien a más de ser mi representante, abogado, es mi mejor amigo y en momentos como este lo necesito a mi lado, en especial cuando no sé cómo actuar frente a Griselda. No tengo cara para mirarla a los ojos, le fallé a Oliver, y es que olv
GRIS Siento que el mundo se me vuelve a desmoronar, una vez más la carga que cae sobre mis hombros es demasiado pesada, Nathaniel está hablando por teléfono, avisándole a Alexander y a Prim sobre Oliver, mientras yo me abrazo fuerte, si mi hijo muere, yo lo hago con él, porque él es lo único bueno que tengo en la vida, es el aire que respiro, desde que estaba en mi interior hemos sido solos contra el mundo. Sola… siempre he estado sola, desde muy pequeña, cuando conocí a Dylan pensé ingenuamente que había encontrado al amor de mi vida, por primera vez alguien me veía a mí y no a mi hermana Isabell, luego Dylan se fue, me abandonó, y pese a que me convencí muchas veces de que regresaría, jamás lo hizo. Pero después me enteré que estaba embarazada y supe desde el primer momento que volvía a tener a alguien que me amaría, sin condiciones. Di a luz a la única familia que no me daría la espalda, y ahora siento que se me va de las manos.
GRIS Poco a poco abro los ojos, siento que mi cuerpo está siendo aplastado por una enorme roca, respiro profundo y de lo primero que me doy cuenta es de que estoy dentro de la habitación que me designó Alexander, me incorporo y la cabeza me da vueltas, la boca la tengo seca. La puerta se abre enseguida y Prim entra con una charola llena de comida. —¡Por fin despiertas! —exclama llena de alivio. Entra dejando la charola en la mesilla de noche y me envuelve en un tierno y demasiado afectuoso abrazo de oso. —¿Por qué no acudiste a mí? —me dice—. Somos mejores amigas, no estás sola. —¿Qué quieres decir? —enarco una ceja con incredulidad. —Dylan te encontró, al parecer el hijo de puta te siguió hasta la casa de tus padres, vio que saliste hecha mierda, te desmayaste y te trajo al hospital —explica—. Has estado dormida tres días, tienes una pequeña anemia y… ¿Por qué no me contaste lo que le pasa a tú… ?
GRIS Al principio no logro entender por qué Dylan me arrastra hasta la que ahora es mi habitación, doy gracias porque Prim no se encuentre y cierra la puerta, soy tan ingenua que pienso que quizá quiere hablar, pero me equivoco cuando se abalanza sobre mí y me besa. No reacciono, mi cerebro no procesa lo que está sucediendo, más cuando sus manos se deslizan por mis caderas y el simple tacto hace que la piel se me ponga de gallina. Intento separarme, sin embargo, es más fuerte que yo, me lleva a la cama y antes de dejarme caer sobre esta, comienza a quitarse la ropa. —Dylan —la voz se me tiende de un hilo—. Esto no está bien. —¿Por qué? —se desabrocha los pantalones—. Somos esposos, has esperado tanto tiempo por mi ¿no es así? ¿Por qué no follarte? La garganta se me cierra al ver su enorme polla, había olvidado como era desnudo, la verdad es que en el pasado siempre me gustó admirar su desnudez masculina, me hacía sen
GRIS La celda en la que me encuentro es fría y siento que pese a estar cinco horas encerrada, he pasado una eternidad aquí. Me muevo de un lado a otro, preocupada por la falsa acusación de Cindy, Alexander intentó hacer todo para que no me llevaran pero al final no lo logró. Así que ahora estoy lejos de mi hijo, metida en una celda mientras la madre de Dylan me acusa de algo que no hice y que por mucho que sea una mala persona, jamás haría. La noche va llegando y el no saber de mi hijo hace que sienta más deseos de salir corriendo. A veces me cuestiono el por qué se mi estadía en este mundo si iba a estar tan poco tiempo. —Deberías sentarte, me estás poniendo de malas —me dice un policía que me mira con mala cara y que dejaron encargado de vigilarme. Me quedo en mi lugar no porque me lo pida, sino, porque siento como mi pecho duele. No tengo conmigo las pastillas que me recetó el doctor y si no salgo pronto de aquí…