GRIS
El tiempo me parece un enorme monstruo que me devora, Nathaniel me dice que estamos a solo un par de minutos de llegar al centro de diversiones, el tráfico no ayudó mucho tampoco a la hora de movernos entre los autos, una parte de mía sabía que era muy pronto dejar a Oliver a cargo de su padre, no tiene experiencia en serlo, y apenas se están conociendo, pero quise darles una oportunidad, porque si falto… si llego a faltar, mi hijo lo va a necesitar y no hay nadie más que lo querrá como nosotros, sus padres.
—Tranquila, todo va a estar bien —me dice Nathaniel y sé que no lo dice con mala intención, pero él no es padre y no sabe lo que se siente estar en mi lugar.
Me quedo callada, pero asiento en silencio por cortesía.
CINDY Cambio y cambio de canal, la misma noticia, las mismas imágenes asquerosas, en enojo me consume a cada momento, en especial cuando de ver a esa arrastrada muerta de hambre se trata, aún no puedo creer que haya tenido el descaro de hacerme ver como la mala del cuento, es por culpa de ella que mi hijo se ha distanciado de mí, si tan solo no hubiera aparecido, nada de esto estaría pasando. La carrera de mi hijo parece que se ha metido en una pausa que solo lleva a un déficit en las finanzas, ha dejado de lado proyectos que tenía para dentro de dos semanas, entrevistas, presentaciones, conciertos, todo lo aplazó por querer pasar tiempo con ese bastardo y con la ramera. Termino por apagar el móvil, me da dolor de jaqueca el ver que el mundo entero ya sabe que mi Dylan tiene un bastardo con esa, y que ahora la hagan una especie de mártir, una mujer maravilla.
HANS Mis guardaespaldas se encargan de hacer a un lado a todas aquellas personas que intentan tener acceso al hospital donde fue ingresado de emergencia Oliver, me siento como la peor mierda del mundo, en especial cuando en un momento en el que mi hijo estuvo en peligro, fuera a Griselda a quien pidiera, no a mí, y más me enardece el que no hubiera sabido cómo actuar ante una situación así, me siento impotente, jamás había estado tan aterrado en mi vida. Es como si hubiera visto pasar todo en cámara lenta y al mismo tiempo demasiado rápido, respiro hondo cuando ingreso, no hace falta que pregunte, una enfermera que peca de amable me dice el piso en donde está mi hijo. Hace rato que le marqué a Milo, quien a más de ser mi representante, abogado, es mi mejor amigo y en momentos como este lo necesito a mi lado, en especial cuando no sé cómo actuar frente a Griselda. No tengo cara para mirarla a los ojos, le fallé a Oliver, y es que olv
GRIS Siento que el mundo se me vuelve a desmoronar, una vez más la carga que cae sobre mis hombros es demasiado pesada, Nathaniel está hablando por teléfono, avisándole a Alexander y a Prim sobre Oliver, mientras yo me abrazo fuerte, si mi hijo muere, yo lo hago con él, porque él es lo único bueno que tengo en la vida, es el aire que respiro, desde que estaba en mi interior hemos sido solos contra el mundo. Sola… siempre he estado sola, desde muy pequeña, cuando conocí a Dylan pensé ingenuamente que había encontrado al amor de mi vida, por primera vez alguien me veía a mí y no a mi hermana Isabell, luego Dylan se fue, me abandonó, y pese a que me convencí muchas veces de que regresaría, jamás lo hizo. Pero después me enteré que estaba embarazada y supe desde el primer momento que volvía a tener a alguien que me amaría, sin condiciones. Di a luz a la única familia que no me daría la espalda, y ahora siento que se me va de las manos.
GRIS Poco a poco abro los ojos, siento que mi cuerpo está siendo aplastado por una enorme roca, respiro profundo y de lo primero que me doy cuenta es de que estoy dentro de la habitación que me designó Alexander, me incorporo y la cabeza me da vueltas, la boca la tengo seca. La puerta se abre enseguida y Prim entra con una charola llena de comida. —¡Por fin despiertas! —exclama llena de alivio. Entra dejando la charola en la mesilla de noche y me envuelve en un tierno y demasiado afectuoso abrazo de oso. —¿Por qué no acudiste a mí? —me dice—. Somos mejores amigas, no estás sola. —¿Qué quieres decir? —enarco una ceja con incredulidad. —Dylan te encontró, al parecer el hijo de puta te siguió hasta la casa de tus padres, vio que saliste hecha mierda, te desmayaste y te trajo al hospital —explica—. Has estado dormida tres días, tienes una pequeña anemia y… ¿Por qué no me contaste lo que le pasa a tú… ?
GRIS Al principio no logro entender por qué Dylan me arrastra hasta la que ahora es mi habitación, doy gracias porque Prim no se encuentre y cierra la puerta, soy tan ingenua que pienso que quizá quiere hablar, pero me equivoco cuando se abalanza sobre mí y me besa. No reacciono, mi cerebro no procesa lo que está sucediendo, más cuando sus manos se deslizan por mis caderas y el simple tacto hace que la piel se me ponga de gallina. Intento separarme, sin embargo, es más fuerte que yo, me lleva a la cama y antes de dejarme caer sobre esta, comienza a quitarse la ropa. —Dylan —la voz se me tiende de un hilo—. Esto no está bien. —¿Por qué? —se desabrocha los pantalones—. Somos esposos, has esperado tanto tiempo por mi ¿no es así? ¿Por qué no follarte? La garganta se me cierra al ver su enorme polla, había olvidado como era desnudo, la verdad es que en el pasado siempre me gustó admirar su desnudez masculina, me hacía sen
GRIS La celda en la que me encuentro es fría y siento que pese a estar cinco horas encerrada, he pasado una eternidad aquí. Me muevo de un lado a otro, preocupada por la falsa acusación de Cindy, Alexander intentó hacer todo para que no me llevaran pero al final no lo logró. Así que ahora estoy lejos de mi hijo, metida en una celda mientras la madre de Dylan me acusa de algo que no hice y que por mucho que sea una mala persona, jamás haría. La noche va llegando y el no saber de mi hijo hace que sienta más deseos de salir corriendo. A veces me cuestiono el por qué se mi estadía en este mundo si iba a estar tan poco tiempo. —Deberías sentarte, me estás poniendo de malas —me dice un policía que me mira con mala cara y que dejaron encargado de vigilarme. Me quedo en mi lugar no porque me lo pida, sino, porque siento como mi pecho duele. No tengo conmigo las pastillas que me recetó el doctor y si no salgo pronto de aquí…
GRIS Los párpados se sienten pesados, una parte de mí me impulsa a querer borrar todo de mi mente y dejarme llevar, pero hay otra cosa, algo que me dice que debo regresar, y es por ello que poco a poco abro los ojos con la incertidumbre de no saber qué hacer o con lo que me voy a encontrar. Lo primero que veo es un techo blanco con una lámpara que se encuentra apagada, de lejos escucho la voz femenina que vocea a un doctor, lo que me lleva a saber que no estoy en la cárcel, sino, en un hospital. Intento incorporarme lentamente hasta que lo logro y enseguida la puerta se abre dejándome ver a una Prim preocupada que el verme, abre los ojos como platos y corre hacía mi. —Joder, que bueno —me envuelve en un cálido abrazo de oso—. Por un momento creí que te perdería. —¿Qué pasó? —logro articular con la voz ronca y siento que me he tragado un puñado de espinas. —Tuviste un paro cardíaco, joder, esta vez si que espantaste ¿
GRIS Me miro en el espejo y sigo sin poder creer lo que está sucediendo, antes de morir, Alexander se encargó de arreglar lo de la acusación impuesta por Cindy, así que ya no estoy en la cárcel, y mientras mi bebé juega con su videojuego nuevo, me cepillo el cabello rubio que si antes no tenía brillo, ahora no tiene vida. La temperatura le había bajado, y ya no sangra por la nariz, los medicamentos hacen menos dolorosa su estadía y me sigo quebrando por dentro cada que lo veo. Que daría por estar yo en esa situación y que mi bebé estuviera sano, pero hace rato que acepté su final, los médicos me volvieron a recordar que le quedan a lo mucho, meses de vida, semanas… Oliver no conocerá la escuela, jamás hará amigos, mucho menos se enamorará, su futuro al igual que el mío, es gris, y cada segundo que pasa le pido perdón por haberle tocado una madre como yo. —¡Gane! —exclama y me limpio las lágrimas olvidando el hecho de que Raze, el gu