Capítulo 28
Hugo se volvió entonces hacia Julio y le dijo: —Jefe Romero, cuánto tiempo sin verte, te he echado mucho de menos.

—¡Vete a la mierda, no tengo el mismo vicio! —Al decirlo, Julio le fulminó con la mirada.

—Eh... Jefe Romero, no puedes estigmatizarme! —Hugo respondió con una risa, luego mirando a Juan, continuó hablando—, Sr. López, el edificio todavía no está oficialmente abierto para los negocios, ¿por qué no vamos a sentarnos en la empresa?

—Vamos a sentarnos en nuestro coche un rato. —Juan dirigió una mirada al edificio una vez más, se dio la vuelta y caminó hacia el coche.

—Sr. López, ¿no ha estado siempre en la frontera occidental? ¿Por qué de repente ha venido al Estado de Este? —Después de que los tres subieran al coche, Hugo miró a Juan y le preguntó.

—No estás mal, no te he visto en dos años, incluso has perdido mucho peso. —Juan cambió del tema directamente.

—Je, je, je, porque eso es lo que me exige. —Hugo soltó una sonrisa y contestó—, he hecho mucho ejercicio en estos dos
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