Después de decir estas palabras, Fane incluso tiró intencionalmente de la medalla de alquimista de sexta clase que colgaba en su pecho, haciendo que la medalla se balanceara.

Al ver esto, Zorman casi perdió el equilibrio. Si no fuera por su hermano detrás de él, que rápidamente lo sostuvo, probablemente ya se habría caído al suelo.

En este momento, todas las miradas de los alquimistas se dirigieron hacia Zorman. Zorman sonrió amargamente y, aunque quería retractarse, no se atrevió. Después de todo, había firmado un contrato y estaba sujeto a las reglas, no podía violar el contrato.

Con una mezcla de frustración y resentimiento, sacó un millón de cristales espirituales de su anillo de almacenamiento y se los entregó a Fane. Sorprendentemente, Fane incluso contó la cantidad en el acto para asegurarse de que fuera correcta antes de guardarlo en la nave espiritual de semillas de mostaza.

Zorman estaba de pie a un lado, temblando de rabia, sintiendo que podría desmayarse en cualquier moment