Con la apertura del campo de Támide, para asegurarse de que todo salga perfectamente, incluso Quiriaco tendría que entrar al campo de batalla. Balduino, por supuesto, lo acompañaría. Ahora mismo, nada era más importante que eso, así que todo lo demás tenía que quedar en segundo plano. Entre los dos, no tenían tiempo ni espacio para ocuparse de Fane.

Quiriaco levantó una ceja y dijo:

—Dejémoslo que se luzca unos días. Cuando tengamos tiempo, ese joven tendrá su final.

Los recursos de primer nivel eran limitados, y para conseguirlos, habían estado trabajando sin descanso, incluso vaciando sus propios fondos. Aunque no habían tenido contacto directo con Fane, y no conocían a fondo su personalidad, había cosas que eran evidentes.

Aunque no lo hubieran visto en persona, su comportamiento era lo suficientemente claro para saber qué sucedería si no tomaban cartas en el asunto. Si ese joven tenía la cabeza en su lugar, terminaría compitiendo con ellos por esos recursos de élite.

¿Cómo era po