Al otro lado de la sala estaba sentada la familia Milanés.Elisa hizo una seña y llamó a su secretaria: —Ve y haz un donativo de 2 millones a nombre del doctor Larios.La secretaria se quedó helada: —¿No serían 2 millones demasiado, señorita?La familia Milanés era rica, ¡pero tampco era para darse caprichos así como así!Elisa sonrió orgullosa: —¿Qué hay de malo en donar dos millones por un hombre al que le he echado el ojo? ¡Le divertirá esto!—¡A Leila no le interesa, pero yo no soy tan estúpida como ella! ¡Es irónico no ser capaz de atrapar el tesoro cuando lo tienes delante!En sus manos sostenía un documento.Se trataba del Grupo Jerano, que en pocos años había pasado de ser una fábrica casi en bancarrota a un grupo que cotizaba en bolsa en Bandon.Y se estimaba que la fortuna de Leila se había multiplicado innumerables veces y ya superaba la exagerada cifra de 10 millones.Pero era interesante que casi todo el proceso del ascenso del Grupo Jerano era un poco irrazonable, como si
—¡El señor Diego dona 10 millones!Esa anunciación, por así decirlo, ¡hizo sobresaltrar a todos los invitados de la sala de recaudación de fondos!César saltó de su sitio como si le ardiera el culo: —Presentador, solicito verificar que no hay personas con el mismo nombre aquí...Azucena estaba tan ansiosa que daba vueltas en su sitio.—Eso, debe ser alguien con el mismo nombre. Diego el inútil, como mucho puede llegar a dar unos cientos, ¡los 10 millones son inalcanzables para él!Si había alguien en la escena que estuviera tranquilo, ese era Diego.Estaba sentado tranquilamente en su asiento, con expresión pacífica.El presentador no se negó a la petición de César, y los resultados se dieron inmediatamente tras una rápida resolución de problemas.—Bueno, damas y caballeros, solo tenemos un señor Diego Larios en el lugar, y no hay ninguna confusión. Ahora anuncio que el señor Larios ha tomado el derecho de compra de la parcela del Orfanato de Karisen, ¡enhorabuena, señor Larios!¡Final
El rubio de rostro hostil era el improductivo hermano pequeño de Leila, Jorge Jerano.—¿No fueron competentes y ahora quieren conseguirlo a lo bruto?Diego parecía indiferente, ajeno al cuchillo que Jorge tenía en la mano.Azucena dijo con maldad: —Diego, no te olvides, ¿qué eres sin Leila? En los tres años de relación, ella te dio todo, ¿quién eres tú para ser tan desagradecido?¡Vaya absurdez!Diego se rio, con burla en los ojos: —Deberías haber dicho que, en los tres años de relación, fui yo quien le dio todo, no ella a mí.—¡Bah, no digas tonterías!Azucena estaba furiosa: —Te has estado dejando mantener por Leila todo el tiempo, ¿qué le has dado? ¿Eh? ¿Qué tienes para darle, sinvergüenza?Diego se burló y preguntó retóricamente: —¿Ah, sí? Recuerdo que yo conseguí los contratos importantes del Grupo Jerano, ¿olvidaron eso? Y fui yo quien sacó a tu hijo cuando estaba en la comisaría. ¿Ustedes los Jeranos están tan obsesionados con el dinero que ya no les importa nada más o qué?Azuc
Diego dijo con indiferencia: —Sí, de todos modos ya no le servía.La enfermera estaba un poco perdida con sus palabras, sin saber lo que el doctor Larios quería decir con eso.Diego no le dio demasiadas explicaciones. Con sus conocimientos médicos, pudo darse cuenta de que Pablo era impotente y tenía eyaculación precoz. Por eso, hacía tiempo que esa cosa ya no servía.En ese momento, la puerta del departamento se abrió de golpe y el subdirector Isidro, con un grupo de personal médico, entró corriendo.Al ver a Pablo en el suelo, cubriéndose fuertemente la entrepierna y desmayado por el dolor, la cara de Isidro se puso furioso al instante.—Diego, ¿sabes cuáles son las consecuencias de faltar a la ética médica agrediendo a un compañero?Un médico se adelantó, examinó las heridas de Pablo y se quedó sin voz: —¡Madre mía! ¡Ya no se puede hacer nada!Isidro no se lo podía creer. —¿Qué? ¿A mi hijo lo ha matado este cabrón?El médico se apresuró a decir: —No es eso, solo se desmayó, pero me
Karen no dijo nada, pero miró a Diego desde su mesa.Al ver que parecía despreocupado, no pudo evitar sentir una ira en el corazón.—Doctor Larios, ¿no hay nada que quiera decir? ¿O admite las acusaciones del subdirector Gallegos de violar las normas del hospital? Si ese es el caso, por favor, abandone el Hospital Santa Lucía inmediatamente. No hay lugar para semejantes bribones en mi personal.Diego frunció el ceño: —Directora, ya que nos ha llamado, debería saber ya todo lo que ha pasado, entonces ¿para qué hacer preguntas a sabiendas?—Tú...Karen estaba furiosa y fulminó a Diego.Isidro aprovechó el momento y dijo entre dientes apretados: —Directora, como puede ver, este Diego no tiene nada de la humildad y cortesía de un médico, es claramente un gamberro. Sugiero que se le eche inmediatamente y que nunca vuelva a ser contratado. Y también que se haga público su mal comportamiento en la comunidad médica, ¡para eliminar por completo a tal tipo sin ética médica de nuestra sagrada pro
La noticia del despido de Pablo se comunicó rápidamente a todo el hospital.Los médicos y las enfermeras se quedaron asombrados, pues no esperaban que el resultado diera un giro tan grande.—Se lo merece, este hijo de puta ha acosado a las enfermeras varias veces y ahora está recibiendo lo que se merece.—Es genial ver a los Gallegos finalmente fuera de aquí, el doctor Larios es verdaderamente increíble.Muchos se alegraron en secreto que Diego estuviera bien, y se sintieron aliviados.Algunas de las personas a las que no les gustaba Diego y querían que se fuera, estaban perplejas.No era lógico que el subdirector Gallegos perdiera contra Diego.Diego no era nada sin Leila apoyándolo.Un par de médicos con mucha imaginación, mirándose, dieron con una chocante historia.¿Diego no se habrá liado con la directora?Si ese era el caso, los chicos serán todos enemigos de Diego.—María, el doctor Larios te salvó, ¿no deberías mostrar tu agradecimiento?—Así es, María, creo que el único que pu
Y en ese momento Diego recibió una llamada de Santiago.—Señor Larios, Leila quiere la parcela del orfanato, ¿se lo damos o no?Diego reflexionó un momento y respondió: —Tú decide. Pero ella y yo tuvimos una relación después de todo, así que si el Grupo Jerano hace una buena oferta, puedes dársela.Santiago suspiró: —Sabía que aún no había dejado del todo a esa mujer. Bien, entonces el Grupo Jerano tiene la suerte.Poco después, Leila recibió la noticia de que el Grupo Tigre había acordado ceder el terreno al Grupo Jerano para su desarrollo.La felicidad llegó tan rápido que se quedó un poco incrédula. —¿El señor Santi cambió de opinión?El empleado de antes dijo: —Señorita Jerano, es digna de ser una presidenta famosa en los negocios de Bandon, parece que tiene algunos trucos bajo la manga. No voy a mentir, el señor Santi atendió una llamada y accedió a dársela.¿Así que el señor Santi cambió de opinión por una llamada?Leila se quedó estupefacta, luego miró a César y le dio las graci
—Vamos, señorita Milanés, vayamos al grano.Diego se sentía un poco abrumado por Elisa.Esta mujer era demasiado encantadora, cualquier expresión suya desprendía un encanto increíble, tanto que no podía soportarlo.Elisa asintió con la cabeza mientras se le retiraba la sonrisa de la cara: —Bueno, a lo nuestro.—Karen, creo que el doctor Larios puede curarte.Karen miró a Diego y dijo despectivamente: —¿Él? Vamos, he visitado a todos los grandes médicos famosos a lo largo de los años, incluso a algunos con renombre en la capital, pero todos dijeron que era un caso difícil. ¿Qué puede hacer él, un médico insignificante?Diego frunció el ceño: —Si no me equivoco, la enfermedad que quieres tratar es la de atresia vaginal, ¿no?Karen se sintió muy avergonzada con este tema y se volvió hacia Elisa: —Elisa, esto es un secreto entre nosotras, ¿por qué se contaste a este imbécil?Elisa respondió enseguida: —Karen, sinceramente, no le revelé nada de ti a Diego.Karen no podía creerlo. —Entonces,