Capítulo 35 Un hueso duro de roer

Muy temprano en la mañana, Iván despertó a Diego que apenas se acababa de dormir, este brincó en la cama alerta.

—Perdón por despertarlo, pero don Massimo lo espera en el estudio, y no está contento.

—Nadie puede buscarle un entretenimiento que no sea yo a ese maldito viejo —Diego aplastó más la almohada y volvió a cerrar los ojos.

—Diego…

—¡Ah!...

—Levántate maldita sea o lo hará don Massimo a balazos.

Diego se levantó de mala gana.

—Me voy a bañar, que espere y si no tiene paciencia que venga y me mate.

Veinte minutos después Diego entró bien vestido y afeitado a su estudio y don Massimo estaba sentado en el lugar del jefe detrás del escritorio, apenas Diego entró los dos empleados de Massimo lo tomaron y pusieron sus armas en la cabeza de Diego.

—¿Crees que me cuesta matarte y dejarte en una cuneta?, piensas que porque eres el rostro de mi organización puedes manipularme.

—Mateme entonces y traiga a su degenerado hijo y que lo siga robando, ¿crees qu
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