Capítulo 39 Ojalá le vaya bien

Rebeka día con día mostraba tener mejor ánimo, ya poco a poco parecía más la joven vivaracha, aunque solo fuera en apariencia, cada noche cuando iba a dormir lloraba hasta dormirse, con nadie podía hablar del tema, ni siquiera con su amiga Victoria que estaba peor que ella, así que Rebeka disimulaba su tristeza para que no pusieran objeción en que ella fuera a Milán y acompañar a su amiga, aunque fuera con un equipo de guardaespaldas. Una semana después llegaron de New York Sebasthian y su esposa Brenda. En cuanto Rebeka vio a Brenda no pudo evitar el llanto al abrazarla, verla a ella es como si fuera un nexo a Diego, por tonto que pareciera, ambas lo querían y eso la hacía sentirse comprendida, aunque no dijeran ni una palabra.

—Ya Rebe, ya no llores que me harás llorar a mí —le susurró Brenda en su oído.

—¿Para mí no hay un abrazo?, me siento el ogro de la historia —le reprochó Sebasthian y Rebeka estiró sus brazos para abrazar a su primo enorme—. ¿Estás bien mi monstruita?
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