Dos días después Rebeka estaba en Venezuela, en la hacienda La Mágica Cascada propiedad de la familia Mendoza, María Mendoza era comadre de Mercedes y como hermanas, esta le dijo que el campo le caería bien a Rebeka, estaban preparados para la supuesta adicción de Rebeka y una psicóloga había ido a atenderla, pero ella la había rechazado, estaba furiosa con su familia porque no le creían, ella sufría pensando que a estás alturas Diego estaría muerto. Escucho los pasos rápidos llegar a la puerta y un rostro a la altura de la manilla asomarse. —Tía Rebeka… ¿estás dormida? Rebeka vio a la pequeña Mariana, era muy temprano, así que venía aun con la piyama y una frazada. —No…, no estoy dormida, pasa Mariana. La pequeña se acercó a la cama. —Mi abuela me dijo que no debería molestarte, que estabas enferma, ¿puedo ayudarte en algo? Rebeka lloró en silencio, tratando de no asustar a la niña. —Estoy bien, solo me duele aquí —dijo señalando su corazón. —Hay doctores par
A Diego le tocó tomar sus responsabilidades de inmediato, ya que apenas al día siguiente de haber llegado recibió instrucciones de don Massimo de atender a un representante para la compra millonaria en armas, Diego se preparó, era como entrar a un ring dispuesto a golpear a un hombre que no le había hecho nada, así lo vio, no era nada personal, el hombre se sorprendió al verlo, no se hicieron presentaciones, pero Diego era Halcón y aunque tenía permitido rebajar un veinte por ciento el valor acordado, solo rebajó un cinco, su manera tosca era ideal para la intimidación, su porte elegante inspiraba seguridad, don Massimo estaba más que complacido y dio órdenes de realizar un evento con aliados comerciales, una fiesta ofrecida por Halcón quién una vez más había burlado a la policía tanto en Italia como en Estados Unidos. —Se nota que tienes entrenamiento —le comentó Massimo tratando de abrir una brecha a su pasado, felicitándolo por la excelente negociación, ya era de tarde y esta
Murmullos se escucharon porque se expresó de Nihan como una mujerzuela, el padre de ésta sólo se echó a reír. —Si crees que Nihan se conforma con ser una chica cualquiera, haz tu intento Halcón, pero ella es más astuta que el diablo. Nihan jugó con su cabello rojo sin quitar la mirada de él, algo dejó claro el hombre, no tenía escrúpulos en utilizar a su hija como mercancía y quería un nexo con él. —No lo dudo —respondió Diego—, ni el diablo pudo con las mujeres, por eso no me encariño con ninguna. —Eso lo veremos cariño —susurró Nihan y su padre tuvo el buen gusto de alejarse. Diego sabía que debía mostrarse indiferente, detestó sentirse mal por lo que hacía, salvar a Rebeka bien valía la pena que él hiciera lo necesario y era absurdo tener remordimientos, se acercó a la barra y pidió una botella de agua embotellada.—¿Nos tomamos una copa? —le dijo Nihan.—Claro hermosa—, contestó e indicó al bartender que le rellenara la copa, él brindó con su agua.—Pero que abur
Muy temprano en la mañana, Iván despertó a Diego que apenas se acababa de dormir, este brincó en la cama alerta. —Perdón por despertarlo, pero don Massimo lo espera en el estudio, y no está contento. —Nadie puede buscarle un entretenimiento que no sea yo a ese maldito viejo —Diego aplastó más la almohada y volvió a cerrar los ojos. —Diego… —¡Ah!... —Levántate maldita sea o lo hará don Massimo a balazos. Diego se levantó de mala gana. —Me voy a bañar, que espere y si no tiene paciencia que venga y me mate. Veinte minutos después Diego entró bien vestido y afeitado a su estudio y don Massimo estaba sentado en el lugar del jefe detrás del escritorio, apenas Diego entró los dos empleados de Massimo lo tomaron y pusieron sus armas en la cabeza de Diego. —¿Crees que me cuesta matarte y dejarte en una cuneta?, piensas que porque eres el rostro de mi organización puedes manipularme. —Mateme entonces y traiga a su degenerado hijo y que lo siga robando, ¿crees qu
VenezuelaGym Los nueve mundos. Un automóvil negro con vidrios polarizados y de mucho lujo paró frente al humilde gimnasio de pelea de la localidad pobre, varios muchachos se detuvieron pendientes de quien bajaría, lo hizo Ivan, entró al establecimiento y preguntó por Odín. Más tarde en un penthouse con mucho lujo Diego recibió a su antiguo entrenador y mentor, el estrafalario Odín. —Loky, desgraciado, creí que no te volvería a ver —se dieron un abrazo masculino con palmadas en la espalda. —Me alegro de verte viejo loco. —¿Qué es todo esto Loky?, la Valkiria está muy preocupada, me lo dijo cuando hablamos por teléfono hace poco. —Estoy bien, pero nadie debe saber que estoy aquí, vengo a ofrecerte un negocio. Odín hizo un gesto sospechoso, deformando sus facciones ya que lleva un parche de cuero en el ojo faltante y su abundante cabellera canosa. —¡Mhm!... —negocios turbios. —Te quedará mucho dinero… —¿Qué hay que hacer? —preguntó dispuesto. —Tu especia
Victoria estacionó fuera de la Mágica Cascada. —Bruja, no quiero que te vayas así, por favor. —No te preocupes, estoy bien —dijo Victoria y obviamente no estaba bien, lloraba desconsolada—debo ir a Milán, los preparativos de la semana de la moda comienzan, solo vine a Venezuela porque mi madre celebraría su cumpleaños aquí, se tomó las fotos para la prensa fingiendo tener una familia feliz y se marchó a Alemania. Rebeka la abrazó. —Lo siento mucho Victoria, no sé qué decirte. —Por primera vez alguien demostraba que yo le importaba, me decía que él también era muy solitario y conmigo se sentía en casa —se lamentó Victoria por Michael. –Quédate Victoria… —suplicó Rebeka. —No, tú familia no me quiere cerca de ti y tengo trabajo en Milán. —Entonces esperame, me voy contigo. Aunque Victoria no quiso entrar, esperó, Rebeka caminó a la casa y allí sus padres ya estaban desesperados, en cuanto la vieron entrar, Mercedes suspiró de alivio y la abrazó, su padre ya
Rebeka fue por petición de sus sobrinos al río, a la cascada que los lugareños decían que concede deseos de amor, de allí a que la hacienda se llamará La Mágica Cascada, su cuñada Elena se quedó en casa con el bebé y su hermano Pablo y Robert que era como un primo, dueño de la hacienda, se estaba encargando de todos los niños, montandolos sobre sus hombros y lanzándolos al agua, en otra ocasión Rebeka estaría jugando con ellos, o en Milán con su amiga, preocupada por sus compras de la nueva colección de diseñadores, pero le parecía que ahora no se conocía, todo en ella era tristeza, su madre Mercedes se acercó a ella. —Elena no vino porque está en la cuarentena, y Johana por su embarazo, Belinda tenía trabajo pendiente y mandó a los gemelos, veo a todos ocupados, con metas y responsabilidades y luego estás tú, hija yo no te he dicho nada acerca de los sentimientos que desarrollaste por ese muchacho, pero ¿acaso no había algo más en tu vida? —Mamá,¿puedo ser sincera contigo?,
Rebeka día con día mostraba tener mejor ánimo, ya poco a poco parecía más la joven vivaracha, aunque solo fuera en apariencia, cada noche cuando iba a dormir lloraba hasta dormirse, con nadie podía hablar del tema, ni siquiera con su amiga Victoria que estaba peor que ella, así que Rebeka disimulaba su tristeza para que no pusieran objeción en que ella fuera a Milán y acompañar a su amiga, aunque fuera con un equipo de guardaespaldas. Una semana después llegaron de New York Sebasthian y su esposa Brenda. En cuanto Rebeka vio a Brenda no pudo evitar el llanto al abrazarla, verla a ella es como si fuera un nexo a Diego, por tonto que pareciera, ambas lo querían y eso la hacía sentirse comprendida, aunque no dijeran ni una palabra. —Ya Rebe, ya no llores que me harás llorar a mí —le susurró Brenda en su oído. —¿Para mí no hay un abrazo?, me siento el ogro de la historia —le reprochó Sebasthian y Rebeka estiró sus brazos para abrazar a su primo enorme—. ¿Estás bien mi monstruita?